"Te extraño, Satán, y yo también quiero conocerte."

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Jason McCann.

Pensar en Vanessa, en sus hermosos ojos, su sonrisa, sus labios, su figura... Es perfecto, como un jodido sueño. Pero se vuelve en una total pesadilla al recordar los "Te amo" que le dice a otro hombre, y no a mí, debería ser a mí. ¿Cómo ella no cae tan fácil como las demás? ¿Acaso tiene un truco?

Aunque, Es Vanessa. Vanessa, es diferente, única, tiene ese algo que... la hace perfecta para mí. Me encanta, joder, me hace sacar mi lado asquerosamente cursi. Si ella no deja a ese tipo, o al menos yo no hago algo, juro por dios maldita sea que caeré en delirio.

¡Jason, Me lastimas! —jadea la chica que tenía debajo de mí con un cuchillo que, tan solo con hacer un pequeñito movimiento, le cortaría la garganta.

—Siento mucho interrumpir lo que sea que... estés haciendo... —dice Max recostado en el marco de la puerta— Pero Vanessa está afuera.

¿Qué? —dije Alto abriendo los ojos de golpe, volteándome. Oups.

La chica empezó a desangrarse. No le tome importancia a eso, así que me levante y me vestí otra vez. Cuando termine de colocarme mi saco, y al fin ya no estaba desnudo con una chica desangrándose debajo de mí, salí del cuarto y caminé hacia la salida del motel, — que estaba cerca del bar donde conocí a Vanessa, aunque no tanto, y dónde trabajaba Max — y pude verla.

Estaba en un vestido negro que se ajustaba muy bien a su figura. Vi como hablaba con Max, — aunque sólo veía como sus labios se movían — y no se si estaba molesta o desesperada, pero el tema de esa conversación la incomodaba notablemente.

Jason McCann. —dice Vanessa volteándose, mirándome con una sonrisa, al verla no pude evitar relamerme los labios. Aunque, creo que se volteó porque se dio cuenta de mi mirada acosadora, maldición.— Será mejor que entremos, no pueden escuchar esto. —susurra en mi oído, sentí su cuerpo rozar con el mío y no sé como logré resistirme.— Y, Solos.

—¡Bien!—dice Max, y Vanessa camina hacia la entrada esperándome, Max se me acerca esta vez más rápido y me susurra— Me llamas si en vez de hablar hacen algo más.

Cállate, Bro.

Cuando me asegure de que Max ya se había ido y no había nadie allí, volteé a ver sí Vanessa continuaba allí, y no lo estaba.

Entre al hotel, suspirando, pero abrí los ojos en grande al ver a una Vanessa al frente de mí.

Y Entonces... —susurra ella jugando con los botones de mi saco, quería que me lo quitara; me está enloqueciendo.— ¿Le dices que lo que harás con el cuchillo que será algo inofensivo y luego las matas?

Gruñí y la choqué contra la pared. La oí reír, esa armoniosa risa, música para mis oídos.

—¿Qué? ¿Miedo a que sepan que... el famoso cantante... también es un asesino? Umm... —susurra en mi oído, dios que se detengaUno muy Sexy. Sé que no le tienes miedo a nada, McCann.

—¿Para que Viniste, Lucifer?—susurro, tragando saliva y ella sonrió— Y No Me digas que fue sólo a provocarme.

Tú no me buscaste más. Mi turno. —susurra sobre mis labios y luego me miro a los ojos fijamente— Te extraño, Satán, y yo también quiero conocerte.

Sus delicadas manos me empujaron contra uno de los sofás de la entrada, algo como, intento de recepción. Justo cuando la vi tomar la perilla de la salida, me levanté rápidamente y la tomé de la cintura volteándola para luego besarla.

Tanto como lo deseamos y necesitábamos.

Necesitaba saciar mis ganas y sed, tenía que.

Lucifer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora