—Tienes carácter muñeca, no te recomiendo hablarme así, puedo hacer que te despidan — Volvió a susurrarme cerca del odio.

— Las reglas son las reglas y no me puede tocar, no puedes hacerlo y lo sabes.

— Y crees que yo me conformo con un simple baile de una puta como tú. — Escupió en mi rostro. — Puedo decir que anulen las reglas por mi.

— Son las malditas reglas pinche estúpido de mierda.

Recibí una bofetada de parte de él, escupí sangre, ya que fue bastante fuerte. Grité con fuerza cuando vi sangre salir de mi boca, me tomó de la muñeca y quitó de la mesa todo lo que estaba allí tirándolo, traté de forcejear para salir de su agarre y fue inútil, tenía más fuerza que yo.

— ¡Suélteme! — Grité — ¡Sebástian, por Dios ayúdame!

Esperaba que las cámaras estuvieran viendo lo que está pasando, esto era justo lo que no quería que pasara.

— Buscas consuelo en él y no sabes que él no te quiere y solo te usa, necesitas a un verdadero hombre que te sepa satisfacer como yo lo haré contigo ahora, él ahora mismo se está follando a otra y tú solo te aferras a él con la idea de que te salve de lo que está por venir.

— ¡Suéltame maldito! — Volví a gritar.

Me colocó en la mesa boca abajo, la sangre que de mi boca escurría estaba manchando todo, la mesa tenía un pequeño charco de sangre y fue justo en ese charco de sangre que apoyó mi rostro con fuerza haciéndome gritar aún más.

— Eres tan malditamente follable querida niña ¿Cómo lograste llegar a manos de él? ¿Te busqué por mucho tiempo y resulta que estabas aquí?

— Maldito enfermo, suéltame desgraciado, hijo de ...

Me abofeteó otra vez.

— No eres una mujer, eres una escoria, una prostituta de mierda que solo quiere una verga dentro de ella para juguetear hasta hacerla venir ¿Crees que no conozco a las mujeres como tú? Me he rodeado de muchas iguales que tú.

— ¡Yo no soy así! — Grité.

— ¿A no? — Reía a carcajadas — ¿Entonces qué haces aquí? Dudo que sea dando un paseo, Samira Rockefeller, tu madre estaría decepcionada de ti.

Mis lágrimas salían con bastante dolor, todo se repetía de nuevo, todas las escenas traumáticas volvían a mi memoria, todas esas veces que grité por ayuda y mi madre se hacía la sorda, todas esas veces que gritaba desesperada porque alguien me creyera. Ahora todo se repetía, me tenía con fuerza presionada a la mesa, mis llantos eran intensos y con bastante dolor. Sentí, cerca de mis muslos, algo caliente y palpitante, justo ahí pensé estas palabras:

"Mi vida está acabada" "Mis pecados serán pagados con esto"

Cerré los ojos y volví a forcejear el agarre para poder soltarme lo que fue inútil, el rompió mis bragas y pensé lo peor.

— Feliz cumpleaños, Samira. — Dijo mientras seguía presionándome a la mesa.

Sebástian Fantiny

Me quedé dormido en casa, cuando vi el reloj salí corriendo, me bañé, cambié y me monté en mi auto para llegar al club lo antes posible, prometí a Samira estar allí antes de que el cliente llegar, aparqué frente al club, ya que salí en unos de mis coches y estaba unos minutos tarde como para esperar a que mi chófer me recogiera.

Al entrar al club, veo a todos arreglando el alrededor, me dirigía al cuarto donde debería estar Samira, pero fui interrumpido por Carlos.

— Señor que bueno verle, tenemos buenas noticias.

Acuerdos [Vol1]  [Trilogía Relaciones Tóxicas]Where stories live. Discover now