Capítulo 44.

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Bills.

–¿Qué vamos a hacer? –preguntó mi asistente en un susurro más para sí mismo que para los demás.

–Que remedio... Habrá que ir por ella –respondí intentando sonar como si ella no me importase en lo más mínimo a pesar de no ser verdad.

–Me temo que no va a ser tan fácil... –dijo de repente la peliazul saliendo de debajo de la máquina del tiempo con manchas de aceite en su cara y ropa. –La máquina está en bastante mal estado, tal vez recibió algún golpe en la batalla... Tardaré una semana en repararla...

–¿¡Qué!? ¿¡Estás de broma!? –preguntó el príncipe saiyajin completamente alterado. –Hemos abandonado a ___ ahí fuera, ¡tenemos que ir a por ella y tiene que ser ahora!

–¡Ya lo sé, no hace falta que me grites, hago lo que puedo y si digo que tardaré una semana deberías agradecérmelo, un fallo como el de la máquina tarda en arreglarse un mes como mínimo! –vociferó en respuesta Bulma haciendo hervir mi sangre.

–Vegeta tiene razón, ___ no puede esperar una semana, tienes una hora para arreglar esa estúpida máquina o sino destruiré este estúpido planeta, es tu decisión –respondí tajantemente para luego alejarme del lugar lentamente junto a Wiss que sin pensarlo dos veces me siguió el paso.

Caminamos en silencio por varios minutos hasta que nos paramos en medio de un pequeño campo aún propiedad de la Corporación Cápsula.

Ninguno de los dos decía ni una sola palabra, tan sólo estábamos ahí, uno al lado del otro, haciéndonos mutua compañía mientras nuestras mentes procesaban lo que acababa de pasar.

–No tiene de qué preocuparse mi señor, estoy seguro de que la señorita ___ está bien, ella es muy fuerte –dijo de repente mi asistente sin mirarme llamando por completo mi atención

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–No tiene de qué preocuparse mi señor, estoy seguro de que la señorita ___ está bien, ella es muy fuerte –dijo de repente mi asistente sin mirarme llamando por completo mi atención.

–No te equivoques conmigo Wiss, me da igual lo que le pase a esa saiyajin –respondí de brazos cruzados intentando sonar lo más serio posible.

–No tiene porque ocultarlo más, mi señor, el pez oráculo me lo ha contado todo... –respondió está vez el peliblanco.

Mis ojos, que hasta ahora se encontraban cerrados, se abrieron de par en par llenos de sorpresa y se dirigieron al de azulada tez.

–¿Qué te ha contado exactamente? –pregunté con una mezcla de nerviosismo y enfado, ese maldito pez no es de fiar.

–Sus sentimientos hacia la señorita ___ –respondió notablemente molesto aún sin mirarme.

–Y por tu tono de voz es de suponer que no soy el único al que la saiyajin vuelve loco, ¿me equivoco? –le pregunté con diversión en mi voz.

–¿Y qué si fuera así? –dijo a modo de respuesta mirándome por primera vez en toda la conversación.

–No pienso cedértela Wiss –aquellas palabras salieron de mi boca sin siquiera darme cuenta mientras me cruzaba de brazos nuevamente.

–Me temo que yo tampoco lo haré mi señor –añadió él con una sonrisa de medio lado en el rostro.

–Entonces esto es la guerra –añadí esta vez yo mirándolo directamente a los ojos con una sonrisa igual a la suya.

–Si debe ser así, que así sea, iré a ver como va el arreglo de la máquina, con permiso, mi señor –dijo y comenzó a alejarse de mi lado.

Tras eso un pequeño suspiro escapó de mis labios mientras me acostaba en el verde pasto con los brazos tras la cabeza observando el azulado cielo.

No podía dejar de pensar en la saiyajin de hermosa sonrisa, a pesar de saber lo fuerte que era no podía evitar preocuparme por su bienestar, algo me decía que a pesar de su potencial para la lucha algo iba muy pero que muy mal.

Nunca me ha gustado ponerme en el peor de los casos y menos con ella pero... ¿Y si le ocurrió algo? Es decir, algo peor que el secuestro, ¿y si le hicieron algo indebido? ¿O si tal vez la mataron?

Maldita sea... No debo pensar así, como dijo Wiss ella estará bien, es fuerte, seguro que ha sabido como arreglárselas ella sola... Al fin y al cabo es una saiyajin...

Y sin saber muy bien cómo, a pesar de toda la preocupación que sentía en ese preciso instante, caí rendido en los brazos de Morfeo sumiéndome así en un largo sueño.

Mi sueño se disipó al cabo de una hora al ser despertado por mi asistente el cual llegó para avisarme de que la máquina del tiempo ya estaba lista para nuestro viaje.

En el camino hasta la máquina temporal me enteré por la conversación entre el ángel y los saiyajins que se habían ido a la habitación del tiempo a entrenar para aprovechar la hora en la que Bulma estaría reparando el aparato.

Al llegar junto a la peliazul nos dimos cuenta de una cosa en la que no habíamos caído hasta ese momento, la nave era muy pequeña como para que todos pudiésemos entrar.

Sin darle muchas vueltas le dije a Wiss que la agrandara con sus poderes y eso hizo.

Nos subimos y partimos hacia la línea temporal de aquel joven híbrido saiyajin quien pilotaba la máquina.

El viaje fue corto y nadie decía nada, por lo que en el ambiente podía sentirse una mezcla de tensión y silencio muy incómoda que hacía la trayectoria más larga de lo que en realidad era.

Al llegar fui el tercero en bajar junto a Wiss pues los dos primeros fueron Goku y Vegeta quienes, al parecer, estaban ansiosos por la pelea.

El paisaje era desolador y, a pesar de ser un dios de la destrucción, me sorprendió, esto es darle muchas vueltas, es más fácil destruir el planeta por completo de una vez.

–No tardarán mucho en llegar –dijo de repente el hijo de Vegeta llamando mi atención y la de todos los presentes.

Y efectivamente, tal y como predijo las figuras de tres personas comenzaron a hacerse visibles entre el humo que cubría el cielo proveniente de los incendios cercanos.

–Vaya, pero que sorpresa, si es es el mismísimo dios de la destrucción y su asistente –dijo una voz familiar en un tono burlón, si no me equivoco es ese Kaio-shin pretencioso del universo diez. –¿Qué es lo que le trae por aquí su excelentísima majestad?

–Quiero que me devuelvas a la saiyajin que habéis raptado de mi universo –respondí con un tono de voz serio.

–Oh... ¿Te refieres a esta? –preguntó una voz igual a la de Goku pero un tanto más sombría mientras apartaba todo el humo que se encontraba ocultándolos.

En el medio del Kaio-shin de tez verdosa que, si mal no recuerdo, se llamaba Zamasu y el Goku vestido de negro que se hace llamar Black se encontraba una muchacha igualita a ___ con ropas a juego a las de Black con una gargantilla en el cuello sobre el cuello vuelto de su ropa, una especie de brazalete en el brazo derecho y una pulsera ajustada en la muñeca izquierda bastante extrañas.

En el medio del Kaio-shin de tez verdosa que, si mal no recuerdo, se llamaba Zamasu y el Goku vestido de negro que se hace llamar Black se encontraba una muchacha igualita a ___ con ropas a juego a las de Black con una gargantilla en el cuello sob...

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Sus hermosos ojos habían cambiado a un intenso amarillo tan cortante como el hielo que sin quererlo me heló la sangre, ¿esa es ___?

Una canción a piano. [Bills x Tn vs Wiss x Tn]Onde histórias criam vida. Descubra agora