Capítulo 20.

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Bills.

Han pasado cuatro días desde que casi beso a ___ por accidente, no puedo sacarlo de mi mente, su rostro tan pegado al mío, nuestras respiraciones entrelazadas y sus tiernos labios...

–¿¡Qué me está pasando!? –me pregunté a mí mismo en voz alta en la soledad de mi habitación mientras agarraba mi cabeza con ambas manos.

La situación me desesperaba, esa muchacha me descontrola, no sé porque pero siempre que está cerca de mí me pone nervioso, no puedo evitar observarla cuando entrena o sonrojarme cuando estoy con ella.

Suspiré, recordé cuando nos encontrábamos en la Tierra, Wiss había ido a buscar a ___ y yo esperaba la llegada de ambos pero no soy conocido por tener una gran paciencia así que fui en su busca.

Cuando llegué vi como Wiss mantenía sus labios pegados a los de ella en un largo beso, aquello me dejó sin respiración, sentí algo parecido al dolor en mi pecho y sin razón alguna comencé a enfadarme, noté como mi ki aumentaba y antes de que se dieran cuenta de que allí me encontraba decidí irme.

Aún me enfada recordarlos tan juntos, esto es nuevo para mí... ¿Y si el pez oráculo tenía razón...? Menuda tontería, eso es imposible, a mí lo que esa saiyajin haga o deje de hacer no me interesa en lo más mínimo...

Me volví a tapar intentando conciliar el sueño nuevamente porque por alguna razón ya no era capaz de dormir como antes, tal vez la razón era que mi mente se encontraba ocupada pensando en la muchacha que ahora vivía en mi palacio.

No sé si fue buena idea traerla aunque al fin y al cabo Wiss ya no desaparece como solía hacerlo antes y además, es agradable tener una presencia femenina por el castillo.

Mis ojos comenzaban a cerrarse lentamente, el sueño empezaba a inundarme y a mi mente no paraban de llegar imágenes de como esos dos no paraban de estar juntos a lo largo de los cuatro días desde que volvimos de la Tierra, cocinando juntos, limpiando juntos, entrenando juntos...

Y finalmente su beso, mis ojos volvieron a abrirse, ¿es una broma? Bufé con fastidio, esto es increíble, ni intentando dormir dejo de pensar en ella...

Aparté las mantas de mala gana y me levanté de la cama de la misma forma, posiblemente me arrepentiré de esto toda mi vida pero debía buscar al maldito pez oráculo.

Tras mi rutina de higiene personal diaria salí de mis aposentos ya vestido y de inmediato una dulce melodía inundó mis tímpanos, al parecer ___ estaba tocando el piano, amo que haga eso.

Si mal no recuerdo esa canción se llamaba "Für Elise" de un tal Beethoven o eso fue lo que le oí decirle anoche a Wiss cuando le preguntó que estaba tocando.

El sonido resonaba por las paredes de todo mi hogar, era simplemente maravilloso, a veces dudo que realmente sea una saiyajin porque parece una diosa siendo tan perfecta.

Agité la cabeza de forma brusca alejando esos pensamientos de mi mente mientras comenzaba a alejarme del lugar en busca del pez oráculo.

Fui directo a su habitación, normalmente suele estar ahí metido durante largos períodos de tiempo sin salir por lo que me imaginé que se encontraría allí dentro.

–¿Qué es lo que quiere, mi señor? –preguntó nada más abrí la puerta, seguramente ya había predicho mi llegada, no podía divisar nada del interior de la habitación pues todo por dentro era pura penumbra.

–Necesito tu ayuda –respondí y de inmediato el oráculo apareció frente a mí iluminando muy tenuemente el interior de sus aposentos.

–Pensé que había dicho que mis predicciones no sirven para nada y que solo digo tonterías mi señor –dijo ofendido, al parecer aún estaba afectado por mi última conversación con él.

–Lo siento, lo siento –le respondí mientras notaba la vena de mi frente hincharse, no estaba de humor para eso.

–Bien... ¿En qué puedo ayudarle señor Bills? –preguntó intentando calmarme y olvidándose convenientemente del tema.

–Yo... Agh... ¡No puedo dejar de pensar en esa maldita saiyajin las veinticuatro horas del día! ¡No sé que es lo que me está pasando! ¡Necesito ayuda! –respondí con al principio algo de dificultad pero soltando el final sin tapujos con un leve sonrojo en mis mejillas.

El pez oráculo me observó de arriba a abajo un tanto sorprendido durante unos segundos para finalmente sonreir dulcemente, siempre ha sido alguien muy raro.

–¡Eso es increíble mi señor! –dijo alegremente. –Significa que no me he equivocado en mi predicción y usted está enamorado de esa muchacha, no me extrañaría pues es bastante fuerte y bella.

¿Qué? ¿Enamorado? ¿Otra vez con lo mismo? Empiezo a creer que este maldito oráculo solo intenta hacerme enfadar... Aunque... ¿Y si tiene razón?

Suspiré, no quería volver a otra batalla mental sobre si el pez tenía o no la razón por lo que decidí seguirle la corriente.

–Y en caso de que fuera así, ¿qué es lo que debo de hacer? –pregunté cruzándome de brazos haciéndome el desinteresado.

–Opino que debería hablarlo con ella y confesarle sus sentimientos, aunque si no se ve capacitado para ello también podría besarla, si no me equivoco esa es la forma en la que los humanos lo hacen –explicó con una sonrisa.

–Bien, bien, gracias por el consejo, ya te lo recompensaré más tarde, ahora ya puedes volver a tus labores –respondí con desinterés, que se notaba a leguas que era fingido, mientras comenzaba a alejarme del lugar antes de que pudiera responder siquiera.

Comencé a caminar en la dirección en la que se encontraba ___ aún tocando el piano con tanta maestría y brillantez pero debido a que me encontraba casi en la otra punta del palacio tardaría varios minutos en llegar a ella.

Tenía en mente una idea un tanto loca que quería poner en marcha y tal vez diese resultado para poder comprender así que es los que me está sucediendo.

Soy conocedor de los sentimientos de Wiss hacia ____ y tal vez pudo haber conseguido un beso de sus hermosos labios ganando una batalla pero yo no pienso perder la guerra.

Ya no sé ni lo que estoy diciendo, esa maldita mona me tiene loco y no entiendo porque si tan solo es una guerrera más de su raza.

Estaba cerca de la puerta del salón cuando la sonata a piano cesó, al parecer mi asistente le había pedido a ___ que fuera a la bodega por unas cuantas cosas, esta es mi oportunidad.

Lo siento ___ pero tu hoy no te vas a escapar de mí como llevas haciéndolo estos últimos cuatro días desde nuestro casi beso, es hora de afrontar la realidad.

Una canción a piano. [Bills x Tn vs Wiss x Tn]Where stories live. Discover now