Una canción a piano. [Bills x Tn vs Wiss x Tn]

Capítulo 39.

Tu nombre.

–¿Ya estamos todos? –preguntó el de ojos azules mientras nos miraba a todos y cada uno de los presentes.

En el lugar éramos tan solo yo, Vegeta, Kakarotto, la chupa limones profesional, Wiss y el señor Bills además de él quien comenzó a explicar lo que sucedía en su línea temporal.

Piccolo y el enano amigo de Kakarotto se habían ido hacía rato pues sólo vinieron alertados por el ki que emanaba aquella nube negra que cubrió la luz del día por unos instantes antes de la aparición de aquel sujeto.

–Black Goku piensa que los humanos son un error y deben ser eliminados –dijo para hacer una pausa y luego proseguir.

Pude notar como Wiss y el señor Bills cuchicheaban cosas por lo bajo entre ellos para luego quedar ambos en silencio y seguir escuchando lo que Trunks tenía que decir.

Al parecer este sujeto era alguien muy parecido a Kakarotto con un poder descomunal que había exterminado casi por completo a la humanidad de la línea temporal del de azules cabellos quedando tan solo un grupo de humanos luchando por la paz llamados "la resistencia", que surrealista todo.

Después de la charla el muchacho se fue a descansar un poco, Vegeta desapareció para ir a entrenar al cuarto de gravedad, Kakarotto y el señor Bills se encontraban comiendo pues el hambre atacó sus estómago mientras Wiss se encontraba observando algo a través de su cetro.

Me senté junto él sin nada que hacer y después de varios minutos los ojos comenzaron a pasarme demasiado por lo que los cerré por un instante mientras apoyaba mi cabeza en el hombro del peliblanco quedando dormida al instante.

❖ 

Desperté unas horas después, no sé cuánto había dormido pero el cielo ahora estaba un poco más oscuro que antes, miré por unos instantes un tanto adormilada a Wiss quien me sonrió dulcemente.

Rápidamente me incorporé y aparté la mirada, que vergüenza, me había quedado dormida encima suya por vete a saber tu cuanto tiempo...

Pude notar como la sangre se acumulara en mi rostro creando un fuerte sonrojo que invadía mis mejillas, lo que me faltaba, pensé.

Una suave risa por parte del peliblanco se coló por mis oídos, no pude evitar mirarlo un tanto confusa para percatarme de que sus ojos habían notado mi enorme sonrojo.

–Señorita ___, no tiene porque avergonzarse, es algo normal –dijo divertido. –Aunque he de confesar que se veía tan tierna que no quería despertarla.

–¿C... Cuánto he dormido? –pregunté aún sonrojada.

–Una hora y veintitrés minutos señorita –respondió sonriente.