Capítulo 4.

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Bills.

Mis ojos comenzaron a abrirse lentamente y mi visión comenzaba a dejar de ser borrosa y enfocar las alarmas bombas que se encontraban esparcidas por la habitación en la que se encontraba mi cama, había dormido de maravilla sin ningún ruido que me molestara, creo que decirle a Wiss que se llevara de aquí a esos molestos saiyajins fue la mejor idea que he tenido en bastante tiempo.

Me senté en la cama y frotando mi ojo izquierdo un bostezo salió de mi boca, observé todo a mí alrededor en silencio por unos segundos, al parecer me encontraba solo, cosa que encontraba extraña ya que mi asistente no suele separarse de mí.

–Wiss... ¡Wiss! –comencé a llamarlo levantando cada vez más mi voz porque quizás se encontraba ocupado en alguna parte del castillo, sin embargo no hubo respuesta y eso confirmaba mis dudas, estaba solo. –¿Dónde se habrá metido? –hablé mascullando mis propias palabras un tanto molesto.

De mala gana me levanté de la cama soltando un gran bufido, realmente deseaba seguir durmiendo durante algunos meses más pero el hambre que tenía me quemaba por dentro y sentía que si no comía algo moriría por inanición.

Salí de mí habitación y caminé con tranquilidad por todo el castillo en dirección a la cocina arrastrando mis pies con pesadez, mientras que de mis labios salían, en susurros que sólo yo podía oír, maldiciones a todo lo que me rodeaba en ese instante.

Tras unos minutos llegué a la cocina y abrí la nevera, hojeé su interior buscando algo de mi interés pero desgraciadamente no había nada preparado, lo que si había eran ingredientes para cocinar pero tristemente yo no sé hacer eso.

Con el mínimo entusiasmo cogí una de las cervezas que Vegeta había traído una vez y, sentándome en una silla, la abrí dando un sorbo largo sintiendo como el frío líquido bajaba por mí garganta.

Los minutos pasaban y el contenido de mi bebida era cada vez menor, al igual que mi paciencia esperando el regreso de Wiss.

Suspiré por primera vez desde mi despertar y dándole un segundo trago a mi bebida pude contemplar frente a mí la aparición de mi asistente y ángel el cual me observaba con gran sorpresa.

–Oh... Señor Bills, no me había percatado de su despertar... –comenzó a hablar pero se detuvo por un segundo al ver la lata de bebida alcohólica que se encontraba en mi mano cambiando su expresión serena por una de sorpresa. –¿Está usted bebiendo, mi señor?

Lo miré de arriba abajo en completo silencio dándole un tercer y último trago a mi lata de cerveza, acabándola, para luego estrujarla en mi mano y hacerla desaparecer utilizando un poco de mi poder como dios de la destrucción.

–¿Dónde estabas? –pregunté evadiendo su obvia pregunta mientras me levantaba y acercaba a él.

–Fui al palacio del señor Zeno con la ayuda del señor Shin, para que el señor Daishinkan arreglara el cetro que usted rompió por accidente, mi señor –me explicó con un rostro serio nuevamente.

Nos quedamos ambos en silencio durante unos segundos mirándonos fijamente a los ojos el uno a el otro, su expresión era como la de siempre, serena y tranquila pero en sus ojos podía notarse una gran alegría que ocultaba con seriedad.

–¿Hace mucho que despertó señor Bills? ¿Desea que le prepare un baño y luego le haga algo de comer? –preguntó pasando por mi lado derecho hacia la puerta de la entraba a esa habitación.

–No, realmente no, desperté hace poco más de veinte minutos, y sí, prepárame un baño y algo de comer –respondí despreocupadamente apoyándome en una pared de espaldas con los brazos cruzados y los ojos cerrados.

–Iré a preparar el baño primero –dijo y tras acabar de hablar salió de la estancia.

Después de quince minutos esperando el baño por fin estaba preparado, me deshice de la túnica blanca que utilizaba como pijama y introducí mi cuerpo en el interior de esas cálidas aguas termales, era realmente muy relajante.

Wiss me había dejado solo ya que debía preparar algo de comer, con sólo imaginarlo mi estómago gruñía ferozmente de hambre y mi boca comenzaba a salivar.

Intenté relajarme y no pensar en ello, disfrutar del relajante ambiente y calidas aguas, suspiré e intenté recordar lo que había soñado pero tan sólo imágenes muy borrosas llegaron a mi mente, nada importante, supuse.

Al cabo de unos veinte minutos decidí salir de la bañera, me sequé, me vestí y me dirigí a la cocina donde se encontraba Wiss acabando de cocinar, se le veía muy concentrado en su trabajo, tanto que no había sentido mi presencia, así que carraspeé mi garganta llamando así su atención.

–Oh, mi señor, no me percaté de que se encontraba aquí, por favor espere en el comedor ya que la comida estará lista en tres minutos –dijo tras mirarme unos segundos.

Sin mucho más que decir decidí obedecerle e ir al comedor, esperaba esos tres minutos con extrema impacienta hasta que me di cuenta de que su cetro se encontraba apoyado en un pilar del comedor y que de este salía un olor muy agradable.

Me levanté de la silla en la que me había sentado a esperar y me acerqué lentamente al bastón de mi asistente, mis creencias no eran equivocas pues el dulce aroma si salía del interior del báculo.

Lo tomé entre mis manos y de repente una pequeña caja de cartón salió del interior de este, la tomé antes de que tocara el suelo con increíbles reflejos y rapidez, cosa que me sorprendió hasta a mí mismo.

–Mi señor la comida ya... –apareció mi ángel por la puerta del comedor con una cara sonriente que rápidamente cambió a una expresión muy seria.

Con una velocidad abrumadora arrebató de mis manos la pequeña caja de cartón y su báculo mágico, no tardé mucho en percatarme de que estaba enfadado aunque no entendía la razón.

Metió la caja en el interior de su cetro de nuevo y hizo desaparecer este último con gran seriedad en sus facciones.

–¿Qué era eso Wiss? –hablé acercándome a él intentando intimidarlo para que así hablara.

–No es nada importante mi señor, es un regalo, por favor siéntese en la mesa, la comida está lista –respondió rápidamente saliendo de la habitación mientras que en la mesa aparecían muchos platos llenos de comida.

En parte quería ir tras él pues sabía perfectamente que me estaba mintiendo y ocultando algo desde su llegada, ya que estaba actuando de forma extraña, lo conozco lo suficiente como para saber cuando no me dice la verdad, aunque por otra parte me moría de hambre...

Finalmente decidí comer algo, más tarde me disculparía con Wiss ya que en el fondo conseguí comprender el motivo de su enfado, no fue muy respetuoso hurgar en sus objetos personales aunque ahora la duda me carcomía, ¿qué habrá en el interior de esa caja?

Una canción a piano. [Bills x Tn vs Wiss x Tn]Where stories live. Discover now