Sombras

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No tengo una conciencia exacta de cuánto tiempo pasó >>O mejor dicho no quiero decirlo porque me escucharé extraño<< después de haberme enterado que su esposa estaba enferma, sólo he tratado de continuar con mi vida, las citas que solíamos tener eran pocas, o por un periodo de tiempo mínimo, como sólo comer, o simplemente caminar y luego dejarle ir a casa, no había mucho tiempo para nosotros

Durante todo ese tiempo transcurrido, llegó a mi la idea de parar, de frenar y hacer que todo ésto terminara, porque no veía mi vida estando bajo la sombra de una relación incorrecta, porque sé que su hijo no lo merece, no necesita más problemas en su vida siendo tan joven; así que... La mejor opción siempre era desaparecer y dejar que su vida continuara, y yo continuar también la mía.

Pero soy débil.

Ese día había despertado cansado, mi cabeza dolía horrores y necesitaba urgentemente alguna pastilla para calmar le fuerte migraña que sabía pronto tendría. Me senté lentamente en la cama, todo me daba vueltas, mis propios pensamientos y extrañas suposiciones me habían hecho sentir tanto estrés que ahora mismo no sé siquiera qué debo hacer; si tomar algo para mi cabeza o volver a dormir >>Ve por una pastilla y luego regresa a la cama<< pensé, levantándome con lentitud, abriendo los ojos para no caerme ni tropezar, andando hasta el baño donde tenía en mi gabinete todas mis pastillas, mirándome en el espejo antes de tragar las pastillas

Me veía peor que la mierda, y juraba que si alguien me veía iba a compararme con los zombies de las películas que suelen ver, cosa que no era un cumplido, pues estaba pésimo -¿Cómo carajo permitiste que ésto pasara?- pregunté en voz alta, lavándome la cara, cepillando mis dientes, tratando de peinarme un poco, tenía pensado ir a la biblioteca de la ciudad, buscar algún libro que llamara mi atención y sumergirme en ese mundo desconocido hasta que me diera hambre o cerraran el lugar

Salí del departamento usando unos vaqueros deslavados y viejos; el hoyo en la rodilla delataba lo usados que estaban, llevaba unos tenis blancos cualesquiera, mis calcetines no eran par y la camiseta que llevaba puesta estaba faja de algunas partes porque no la arreglé antes de salir. Encima cargaba una chaqueta verde, de esas que se usan cuando llueve, usé una gorra negra y encendí un cigarrillo cuando salí del complejo departamental, andando con los audífonos entre mis dedos, desenredando el cable, poniéndomelos para seguir mi camino con un poco de música

Pasé a un café, compré un café con leche pero sin azúcar, además de un emparedado de queso crema, jamón y verduras, caminando y comiendo con calma, era un buen día dentro de lo normal, aunque estaba frío >>Pero no se siente tanto con ésta chaqueta<< pensé, terminando el emparedado, tirando la basura en un cesto cercano, andando con el café hasta la biblioteca de la ciudad, terminando éste en al entrada, limpiar mis manos y entrar

Fui a los estantes de historia, donde podría aprender algo, pero nada llamó mi atención. Di un corto recorrido hasta los Best Seller y encontré títulos que llamaron mi atención, pero no completamente, así que seguí caminando, hasta llegar a la zona de libros de lectura ligera, encontrando uno que se llamaba ''La Vida en Desgracia de Carter Tracie'', el nombre del personaje llamó mi atención, por un momento creí que Carter era una mujer, pero al leer el reverso del libro, noté que era un hombre >>Hmm, algo inesperado, vamos a leer ésto<<

Caminé hasta una de las mesas que estaban entre los estantes de libros y me senté, poniendo mi teléfono en silencio y bajar el volumen de la música, poniendo algo sin voces para no distraerme, comenzando a leer... El libro eran pequeños relatos, como un diario; ponía fecha, hora, lugar y en ocasiones ponía un nombre a quien le dedicaba el relato. Carter Tracie era un hombre joven que cuenta en una libreta que él mismo describe con pasta de madera y hojas de papel duro y maltratado, cómo le ha tratado la vida, cómo ha logrado salir adelante a pesar de las adversidades; de sus filias y fobias, las cosas que intenta ignorar como un amor no correspondido, un pasado destructivo, pasatiempos tóxicos y el autodesprecio que tiene a sí mismo. Éste chico comienza por partes actuales de su vida que lo hacen tener un viaje por los recuerdos de su vida, como ver al chico que le gusta y recordar su primera relación, donde todo era dolor y desamor, riñas y conflictos uno tras otro...

Leer esa parte me hizo dejar el separador en la hoja y respirar profundo, colocando el libro sobre la mesa y cerrar los ojos.

Dallen y yo no solemos discutir, no lo hemos hecho hasta ahora >>Ignorando la ocasión en que yo tomé terapia<<, y sentía que, el vacío que éste personaje tenía cuando el chico que le gustaba le ocasionaba cuando lo ignoraba, era similar a la sombra donde yo estoy ahora, esa a la que Dallen se acerca cuando el brillante sol lo abruma demasiado, pero que cuando se recompone vuelve a ir hacia él

Pensarlo, en algún momento, provocó que lágrimas salieran de mis ojos. Rayos, creo que mi analogía era la más perfecta de todas como para hacerme sentir así. Respiré profundo y en mi teléfono anoté el número de la página donde me quedé; no tengo credencial para sacar libros, así que algún otro día volvería para terminarlo. Me levanté para ir a dejar el libro sobre el carrito donde la bibliotecaria nos pedía dejar los libros usados y comencé a caminar en dirección a la salida, aún bastante confundido por mi reacción, pero también consciente de ella...

Llegué a la puerta y al estar en el exterior encendí un cigarrillo, fumando lento, mirando el paisaje poco atractivo frente a mi; una ciudad en constante movimiento pidiendo un descanso, gritando a morir porque la noche llegue y las calles se vacíen, se llenen de oscuridad y soledad, algo en mi interior pretendía romperse, pero una mujer caminando evitó que eso pasara

Llevaba de la mano a Dallen, no, su nombre es Emmet, pero es Dallen de seis años. Ambos sonreían y el pequeño llevaba la mano de su madre con amor y cariño, como si fuera de porcelana. Mis ojos buscaban a Dallen ¿Por qué no estaba con ellos?

¿Por qué no tomaba la otra mano de Emmet y los acompañaba a donde sea que se dirigieran?

Respiré con dificultad y bajé la mirada, volviendo a subirla y, notar que no eran ellos, no era siquiera una madre y su hijo, parecían ser sólo dos niños jugando, andando por la calle, mientras que yo estoy aquí, de pie frente a le biblioteca, imaginando la vida del hombre que amo, pero sin mi a su lado

Sacudí mi cabeza y emprendí camino de regreso a casa, aumentando de nueva cuenta el volumen de la música. Durante el trayecto, recordé las escenas del libro, donde el protagonista sufre por un amor que cree imposible, que lo ve increíblemente lejano a la realidad pero que aún así no puede evitar relacionarse con esa persona, con ese ser humano que mueve su mundo con sólo decir su nombre o mirarle a los ojos. Un dolor insoportable en mi pecho comenzó a atacarme, una sensación de rechazo me abordaba en sobremanera y no sabía claramente qué hacer al respecto, sólo sabía que moría por llorar como nunca ¿pero por qué quería llorar?

Llegué a casa, agitado, cerrando la puerta, quitándome la chaqueta y tenis, andando por la casa hasta el baño y quitarme el resto de la ropa, metiéndome a la regadera y abrir la llave del agua fría a pesar del helado clima que había, quizá eso me ayudaba a calmar ésta ansiedad. En el chorro de agua fría, después de haberme limpiado por completo, las lágrimas acompañadas de un llanto desgarrador, hicieron acto de aparición y me desplomé en el piso de loseta blanca, llorando como si no tuviera algo más que hacer en mi vida. Me sentía terriblemente mal, y me repetía constantemente que no conocía la razón, pero es más que evidente, que sí sé por qué me sentía así

Vivir en la parte sin color de la vida de la persona que amo es doloroso, es agotador, y llega un momento en que ya no quieres hacer ni saber más al respecto. Dallen es una persona con una familia, con otras ocupaciones, con otros pendientes; yo sólo aparezco en su vida cuando está harto de ser un hombre responsable, cuando quiere sexo, cuando discute con su esposa, cuando ya no soporta a su hijo, pero ¿Por qué tiene que ser a mi a quien recurra? ¿Por qué permito que llegue a mi siempre que está mal? ¿Por qué le sigo amando?

-Porque no sabes estar sin él- susurré, cerrando la llave de la regadera, secando mi cuerpo, cambiándome rápido y secar mi cabello, andando a la sala de estar, sentándome -No debes vivir así- susurraba, mirando a la nada...

Te Deseo Mucha SuerteWhere stories live. Discover now