Creer.

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Después de aquel día, Dallen volvió luego de unas dos o tres semanas. No había podido ir a recibirle en el aeropuerto, no porque no quisiera, sino porque pensaba que su familia era la que debía ir por él. Luego de que llegara de nuevo a la ciudad, pudimos convivir un poco, pues él tenía mucho trabajo, y yo tenía bastantes presentaciones próximas a realizarse

Los sábados por la noche íbamos a algún bar, cenábamos en mi casa y cuando la hora se nos iba de las manos teníamos un poco de sexo, nada más allá de eso, no podía, Dallen no es enteramente mío aún, y debía ser paciente

Un fin de semana, Dallen me llamó preguntando si quería salir por algo de beber o tal vez al cine, me negué, estaba agotado y prefería quedarme en casa. Volviendo a la cama, porque ahí había estado desde que terminé de ducharme luego de ensayar, me quedé pensando en todo lo que ha estado pasando, básicamente habíamos vuelto al principio, cuando teníamos citas y en verdad no me molestaba, de hecho me parecía tierno >>Hasta un poco infantil<< pensé, sonriendo, soltando un largo suspiro

En ese momento, bueno, quizá diez minutos después, tocaron a la puerta cuando justo estaba por quedarme dormido. Desganado, me levanté y caminé a la puerta, abriéndola al rodar la mirada -Maaande- dije antes de alzar la mirada otra vez

-Qué hermoso eres estando cansado- le miré y me quedé quieto unos segundos, empezando a reírme antes de acercarme y besar sus labios suavemente -Traje comida y videojuegos ¿me dejas pasar?-

Sonriendo, tomé su mano libre y lo hice entrar, cerrando la puerta, caminando a la sala de estar, conectando todo para ponernos a jugar, caminando al sofá para sentarme y ver que ya había puesto la comida en la mesa de centro -¿Qué juegos has traído hoy?-

-Dos de peleas, uno de carreras, otro de disparos y uno de una sola persona, pero no he podido continuarlo, pensaba ver si tu podía seguir- dijo con un tenedor en mano, empezando a picar la comida, esperando a que se actualizara la consola -¿Cuál quieres jugar primero?-

-El que no has podido continuar, los de peleas podemos jugarlos al final- dije al caminar a la cocina, tomando dos latas de refresco y caminar de vuelta ala sala, abriéndolas, pasándole una -¿De qué trata el juego?- pregunté curioso, tomando otro tenedor para picar con él

Pasar una tarde así, tan relajada, tan tranquila, sin prisa... Me hacía recordar cuánto había extrañado tenerle en mi vida, cuánta falta me hacía, y lo feliz que soy estando con él, pensando en él, amándolo a él. Dallen tenía un super poder, podía hacerme feliz con sólo ver su nombre en la pantalla de mi teléfono; lograba que mi ritmo cardíaco aumentara cuando sus labios tocaban los míos, y que mi piel se volviera caliente como un horno cada que me tocaba

Dallen era mi droga, era lo que me hacía volar, imaginar, alucinar y pensar de más. Era un peligro, porque me hacía bajar la guardia, me hacía confiar demasiado, aún cuando ya me había lastimado, supo encontrar la manera de seguir conmigo y ahora, más que nunca, esperaba a que jamás se alejara de mi. Sentir su calma, su paz, el calor que su cuerpo emanaba y me embriagaba, la manera en que me vía y la forma en cómo susurraba a mi oído... Dioses, si alguien me hubiera dicho que iba a ser imposible superarlo nunca le habría creído

En algún momento de mi instrospección, miré a Dallen, jugando el juego, con el tenedor en la boca, dejándolo después en la servilleta para tomar del refresco y después con el tenedor picar más comida, volviendo a meterlo a su boca, y sacarlo, masticando. Sonreí; podría estar viéndole hacer eso todo el día y no me aburriría >>En serio que le amo<< pensé antes de desviar la mirada un poco, volviendo a él, quien me observaba

-¿Todo bien?-

Reí, divertido, contento, me acerqué y le di un beso suave en los labios, tomando en mis manos el control -Muy bien- susurré antes de voltear a la pantalla y seguir jugando, recargándome en su cuerpo con calma, disfrutaba demasiado de todo ésto, tanto que deseaba nunca se detuviera

-Kenneth...- susurró, abrazándome, colocando pausa en el juego para que le volteara a ver -Mi esposa está enfermando...- mi semblante relajado cambió a uno de preocupación

-¿Es muy grave?- asintió, tomando el control para apagar el juego y también la pantalla -Lo siento- susurré, mirándole atento

Negó con la cabeza, recargando su mentón en mi hombro, cerrando los ojos -Tiene tiempo mal... No sabía que iba a ser cada vez peor- mencionó, respirando pesadamente, -Emmet no sabe mucho de que su madre está enferma, él cree que sólo tiene un resfriado fuerte que aún no ha logrado superar, pero, no sé si podrá sanar pronto Kenneth- susurró, mirándome a los ojos, mordiendo uno de sus labios con calma, con lentitud, como si sólo me contara una historia más

-Tienes que pasar más tiempo en casa Dallen- susurré, logrando ver en su semblante un gesto de sorpresa -Sé bien, que no quieres alejarte de mi, que estás aquí porque quieres, pero, es tu familia de lo que estamos hablando; dejar a Emmet con tu esposa, sabiendo que ella no está bien, no es una buena idea- llevando una mano a su cabello, sonreí -Te dije que te esperaría ¿recuerdas? Haré lo que tenga a mi disposición, pero tu también tienes que hacer tu parte, y ser un buen padre para ese pequeño-

Dallen me miraba como si le dijera la cosa más triste del mundo, como si le pidiera más tiempo para reflexionar sobre nosotros, cuando lo único que le estaba solicitando, era que tomara cartas en el asunto, y que se mantuviese presente en la vida de su hijo, porque Emmet necesitaba una figura paterna que le enseñe a vivir las adversidades, que le inculque los buenos hábitos. Soltó un largo suspiro, miró a otro lado de la casa y después me miró de vuelta, sonriendo, acercándose a darme un beso suave en los labios

-Sin ti yo no sé qué sería de mi- sonreí lentamente, quedándome cerca de él

Después de esa noche, Dallen estuvo ocupado en casa, no era algo que me sorprendiera; había sido precisamente yo quien le había aconsejado ser más presente en la vida de su hijo, ayudarle a pasar por el momento que estaba viviendo. No me sentía solo, tampoco triste, sólo me sentía un poco preocupado, pero cada llamada, cada mensaje diciéndome que todo estaba bien, que no había nada de qué preocuparse, y que esperaba nos viéramos pronto otra vez, traía a mi cuerpo y mi alma mucha calma y paz

En ocasiones salíamos a comer, a cenar, a comer helado por el parque. Muchas veces me preguntó qué pensaba si un día llevaba a Emmet con nosotros, muchas veces preferí que mejor salieran ellos sin mi, que le diera tiempo de calidad sólo a él. Mucho tiempo sentí que debía desaparecer de su vida, un tiempo nada más, hasta que las cosas tomaran un curso más pacífico, más tranquilo. Pero luego me llamaba, se aparecía frente a la puerta de mi departamento, o me iba a buscar al trabajo, y me besaba, y me abrazaba, y me decía cuánta falta le hacía tenerme a su lado cada noche

Pensaba en que, si me dejaba llevar más, y no me preocupaba tanto por lo que podría pasar más adelante, sería más feliz. Pero no podía evitarlo; era el futuro de Dallen de lo que estamos hablando, y yo prefería seguir esperando, tener paciencia, mantener la calma, al menos hasta que fuese mi verdadero momento. Dallen seguía casado, y tenía un hijo muy hermoso al que criar y educar como era debido, yo sólo soy ese amor prohibido en su vida, que no puede aparecerse de la nada, cortando cabezas y lazos familiares

No podía simplemente hacer de cuentas como si Dallen y yo aún tuviésemos quince y dieciocho... Pero a veces me daban ganas de parar el mundo cuando lo tengo sentado a mi lado, acariciando mi cabello mientras la brisa del aire que nos acoge en algún parque chocaba contra nuestros cuerpos. Me apetecía sentir para siempre sus labios cada que me besaba como si la vida se nos fuera, como si no nos volviéramos a ver, como el último y nada más. Pero todos sabemos, que terminada la tormenta, el sol asciende, e ilumina todo lo que vemos.

O al menos eso es lo que queremos creer... ¿Cierto?

Te Deseo Mucha SuerteWhere stories live. Discover now