Teutates

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Después de hablar un rato sobre algunas otras cosas, pude por fin comenzar a conocer mejor a mi hijastro, mejor dicho, mi hijo; porque no me gustaba decirle así, para mi Emmet era mi hijo con todas sus letras, de eso no habría duda de ahora en adelante, y esperaba a que para él fuera de la misma manera. Una vez terminamos de comer, me acompañó a la Compañía, donde todos como siempre estaban ocupados en sus pendientes, la presentación en aquel colegio era importante, y además de eso teníamos otras presentaciones con los demás grupos. Emmet caminaba a lado mío, pero se veía ensimismado con cada sala de ensayo por la que pasaba, veían por los ventanales que no tenían colocadas las cortinas a las personas bailar, la música imperceptible al tener las paredes materiales a prueba de sonido, pues si no existiera esa barrera de sonido, sería un pasillo de ruido y poca concentración. Sonreí al verle tan distraído de todos esos pequeños conflictos que tenía en su cabeza, sabía bien que le hacía falta despejarse, y qué mejor que hacerlo cuando su periodo de exámenes ya había terminado

-Kenneth, qué bueno que regresas, los chicos están listos para el ensayo- dijo James al acercarse, recién se dio cuenta de que venía acompañado -¿Reclutaste a un nuevo bailarín?-

-¿Qué?- dijo Emmet al voltear a nosotros, me limité a reír y despeinar su cabello

-No James, es mi hijo- James me miró sorprendido, pero sonrió casi de inmediato -Emmet, él es James, es instructor aquí. James, él es Emmet, mi hijo, hoy viene de visita-

-¿Qué tal muchacho? Qué gusto conocer al hijo de Kenneth, seguro haz de ser todo un artista, vengan, ya estamos por iniciar el ensayo y necesito que tu papá esté observando- dijo al estrechar la mano con el chico, quien se veía aún un poco confundido

Sus reacciones me dejaban algo pensativo, Emmet seguramente convivía con muchos adultos al ser hijo único, ha visitado hospitales incontables veces y en casa solo platica con su madre, con Dallen o conmigo, era natural que sintiera comodidad cuando estuviese rodeado de gente mayor, pero, asimismo, parecía consternado con la idea de conocer gente nueva. De alguna manera lo entendía, yo también soy hijo único y me tocó muchas veces solo hablar con mis padres, con mis tíos, mis abuelos; tardé un poco más en despegarme de mi núcleo familiar para poder conocer más gente, y aún más, que fuesen de mi edad o parecido. Me preguntaba, si para Emmet, había llegado ya su Persie, su amistad con quien podía contar para absolutamente todo. Esperaba, a que la así fuese.

Entramos a una de las salas de ensayo, habían cerca de quince jóvenes, siete varones y ocho señoritas, todos rondando entre los trece y quince años, edades en las que Emmet encajaba. Mi hijo volteó a verme, diciéndome sin voz, que no sabía a dónde ir o qué era lo que tenía permitido hacer; sonreí y le acompañé a las gradas que existían en aquella sala, dejando mi mochila ahí y él sentándose a lado de esta

-Estaré aquí sentado contigo, así que tranquilo, no pasa nada, tu solo disfruta del ensayo ¿de acuerdo?- asintiendo, miré a James e hice el gesto con mi mano para que comenzaran con el ensayo, a lo que yo me limité con tener una libre y pluma en mano, verificando que las observaciones hayan sido corregidas

-¿Haces esto diario?- preguntó, curioso, viendo mi libreta y luego a los bailarines ensayar

-Solo cuando hay una puesta en escena pronto, por lo general yo me encargo de hacer audiciones a los aspirantes, o armar coreografías para grupos más avanzados en técnica y edad- dije relajado, notando interés en sus ojos -¿Recuerdas lo que estaba viendo ayer en la TV?- asintió en silencio mientras yo pasaba la página en mi libreta y luego le señalaba a los bailarines hacer ciertos movimientos -Eso debía corregirse, hice esta observación, y ahora se ve mucho mejor, fluye con los demás movimientos y no luce forzado ni rebuscado... El encanto de la danza, es que parezca que no hay esfuerzo, que es un momento natural, una manifestación corporal de los sentidos humanos-

Te Deseo Mucha SuerteWhere stories live. Discover now