Impulsos llenos de Razón

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Los días habían transcurrido sin mucha prisa, de hecho en ocasiones sentía que el mismo lunes era tan entretenido como el viernes tal vez eso pasaba porque no me sentía con muchos ánimos.

Mis amigos me decían que, estar deprimido porque Dallen se haya ido, así sin más esa noche, no tenía sentido alguno, pero para mi fue como si estuviera jugando conmigo, y eso no me gustaba en lo más mínimo.


Una semana entera, y mis ojos, aunque yo no quisiera, seguían buscando incesantemente la figura tan bien torneada de Dallen Wolff, un chico de último año que, a juzgar por sus pantalones ajustados pero de corte recto, tenis blancos una camiseta negra y la chaqueta del selectivo de natación, parecía buscar a alguien, pero estaba muy seguro que, ese alguien no era yo.


Dediqué mi día entero a tratar de distraerme con otra cosa, Persie me ayudaba pero al mismo tiempo me hacía recordar el inmenso interés que había cosechado por Dallen, tenía que lidiar con eso, quería hablarle otra vez, pero tampoco quería ponérselo sencillo. Espera ¿cómo se lo pongo fácil si ni siquiera me ha vuelto a querer hablar?, eso me hizo sonrojar inmensamente cuando guardaba mis cosas en mi casillero y mientras trataba de relajarme escuché barullo al final del pasillo. Voltee la mirada en dirección al sonido y observé al selectivo de baloncesto discutiendo con los de volleyball, al parecer había conflictos por el espacio de entrenamiento, no era algo que me interesara verdaderamente, pero tenía que estar alerta en caso de que salieran corriendo y fuera arrollado por mastodontes musculosos.


Desvié la mirada hacia el otro lado del pasillo y, ah... Mierda, Dallen, con su porte tan sensual y provocativo que me hacía babear mentalmente. Se iba acercando al área de conflicto y mi rubor, el que hace rato salió, volvió a ser intenso, yo desvié los ojos a otra parte y cuando estuve poco caminar en dirección contraria a él, sentí un agarre, uno suave, contra mi brazo derecho


-¿Me recuerdas?- preguntó Dallen al verme a los ojos, yo no pude con el contacto visual y agaché la mirada; claro que lo recordaba lo observaba a diario y quería probar sus labios, imposible olvidarlo


-Si, si te recuerdo, eres el chico de la noche que fuimos a la fogata- dije mientras buscaba con mis ojos Persie o a alguno de los chicos, necesitaba salir de ahí sin verme ansioso -Pensé que no te me ibas a acercar de nuevo- dije, diciendo la verdad sin querer hacerlo realmente


-Estuve buscando durante una semana información sobre ti, como eres nuevo casi no saben de ti, pero logré descubrir cuál es tu casillero y en qué salón vas- dijo en un tono, el cual a mis escuchar, no era para nada acosador.

¡Pues claro! Más acosador sonaría yo si le dijera que lo veo desde la hora entrada hasta que lo pierdo de vista al final del día, eso definitivamente es ser un completo acosador


-Bueno... Me encontraste, hehehe- dije, llevando mi mano izquierda a mi cara, me daba pena, siempre que me daba pena me cubría la cara, deseaba una almohada justo ahora para cubrirme por completo la cara


-Tengo entendido que estaremos con dos horas libres porque los profesores tienen una junta... ¿te gustaría ir a comer algo?- preguntó con esa sencillez y facilidad para sonar tan cautivador que lo único a lo que atiné fue a decir que sí con la cabeza.


Rezaría a cualquier deidad porque Persie estuviera ahí, ella me daba más seguridad, no como ahora, que estando con mi soñado e inalcanzable Dallen me invitáse a comer algo, que no sé qué sea, pero mientras sea con él estaría feliz.

Te Deseo Mucha SuerteWhere stories live. Discover now