Después de pensarlo, me lleno de valor para preguntarle a la persona que está sentado tras de mi. Respiro hondo para llenarme de valor y volteo, por ¡Dios! ¡Trágame tierra! que chico más guapo, por unos cortos segundos él me queda viendo y yo quedo hipnotizada con su mirada, ¡Joder! que ojos mas bellos, pude ver como sus labios se movieron probablemente diciendo algo que porsupuesto no logré escuchar por estar tan absorta en sus ojos, al fin reacciono y logro articular palabra.
—Eh, emm eh, este hola dis-disculpa no escuché ¿qué decías? —él me mira y sonríe casi burlándose de mi, odio ser tan así.

—Hola, —ríe sarcástico — decía que, ¿qué deseabas? A no ser que te parecí demasiado irresistible y te dispusiste a observarme durante toda la clase—arrogante, ya decía yo, tan lindo y tan idiota.

—Sí, —trato de parecer seria —es que necesito un lápiz he olvidado los mios, ya que salí tarde y se me han quedado en casa.

— ¿Estás segura?, yo pienso que solo es una excusa para hablar conmigo —me guiña un ojo, coqueteando, rayos se le forman unoa hoyuelos hermosos cuando sonríe. Metzy ¡no pienses en eso, él es un aparente idiota!

—Sí muy segura, pero si no puedes prestarme un lápiz,  okay.

—Ya niña no te enojes, pero te lo presto con una condición ¿vale? —volteo los ojos y asiento esperando a saber cuál será tal condición —bueno que aceptes comer conmigo hoy o que te invite a caminar, lo que prefieras —me quedo atónita ante su propuesta y acepto solo por inercia, ni siquiera me detuve a pensar mi respuesta. Algo serio me está pasando hoy.

Al finalizar la hora de clase, me dispongo a guardar mis útiles y salir. Tengo un hambre, que si se me ponen una vaca enfrente me la comería, bueno no tan así, pero tengo mucha hambre, ese es el punto.

Voy buscando entre la multitud a Lotti pero no la veo por ningún lado, de repente alguien me tapa los ojos con sus manos, y puedo sentir su respiración muy cerca de mi oído
—Adivina quién soy, ojitos —por un momento pensé que podría ser Lotti pero, esta voz es de hombre.
Ahora que recuerdo es la voz del chico arrogante, y de hoyuelos hermosos que estaba atrás de mí.

—¿Eres Pancracio? —digo fingiendo no saber aún su identidad, bueno en realidad no sé su nombre —ah, ya sé, eres Anacleto verdad —no pude sostener mi risa, y estallé en carcajadas.

—Que nombres más raros ojitos —me dice, algo confundido pero con  un poco de gracia —recuerdas que me debes algo — ¡carajos! olvidé darle su lapicero, comienzo a rebuscar en mi mochila a ver donde lo metí, pero el estalla en carcajadas

—Disculpa, ¿qué te da tanta gracia? —digo algo molesta, a la vez que lo veo incisiva.

—Ojitos —pongo los ojos en blanco. ¡¿que estúpido apodo es este?! Al ver mis ojos él resopla por lo bajo y prosigue —yo me refería a ir a comer o caminar, lo que tú prefieras —lo miro algo confundida, lo había olvidado.

—Ni siquiera sé tu nombre  y no entiendo porque me llamas "ojitos" —espeto con algo de molestia.

—Tienes razón, ¿dónde están mis modales? —dice con algo de burla — Hola, me llamo Gideon, y tú ojitos ¿cómo te llamas? —me hace reír con su picardía al decir ésto, aunque no puedo negar que me saca de quicio la forma en que me dice ese apodo.

—Me llamo Metzaly, pero mis amigos me dicen Metzy —él esbosa una sonrisa —o sea que tú, me puedes decir Metzaly—le doy  una sonrisa de boca cerrada.

—Lindo nombre, pero prefiero llamarte ojitos. Y dime qué quieres hacer.

—No me llames así y además ¿Hablabas en serio? Digo, cómo es que por prestarme un lápiz quieres una cita, eres increíble.

—Lo dije muy en serio, y ahora no protestes pues ya has aceptado mi propuesta.

—¡Yo creí que era una broma! —y sigo creyendo que lo es. No entiendo a qué quiere llegar, pues él parece ser una persona poco sociable, al menos eso noté dentro del aula de clases. Aunque debe tener a muchas babeando por él o eso supongo, lo digo por su actitud y porte. Es la moda ¿no? Un chico guapo, con aires de frío. Muchos personajes literarios son así, y la mayoría logran atraparnos y querer entrar al libro, pero con la diferencia que esta es la vida real, y lo real no siempre tiene un final feliz, y de eso hay algunos libros que nos sirven de ejemplo...

—Ey, ¿Aún sigues aquí? —se mofa —¿Ya has decidido dónde ir? Porque si tú no decides, lo haré  por ti — sus palabras me traen de vuelta, sacándome de mis repentinos pensamientos. Sin darme cuenta Gideon toma mi mano y me conduce a no sé donde.

—¿Qué haces? Sueltame, ¿Acaso estás loco? —vocifero con susto.

—Cálmate, no te haré nada malo. No  estoy tan loco.

Su agarre es firme y fuerte. Pero no tanto como para decir que lastima mi muñeca. Algo dentro de mí hace que me deje llevar por él, es algo inexplicable, aunque no puedo evitar sentirme nerviosa, no es por miedo, sino que es diferente, su solo tacto me pone nerviosa de una manera extraña.

Luego de caminar por algún tiempo, y que aún no se ni a donde me lleva, ya que sigo perpleja y dejándome llevar por él. Extrañamente  tengo esa sensación de que es como si ya lo conociera de mucho antes pero estoy completamente segura que jamás he cruzado palabra con él, porque si lo hubiera hecho lo recordaría. Soy algo olvidadiza, pero a él, "a él sí lo recordaría".

—Llegamos —pronuncia al fin Gideon.
Hemos llegado a una zona apartada de la universidad a la cual no conocía. Sus ojos se posan en mí y logro detallar delicadamente cada parte de su rostro.
—¿Te gusta ojitos? — me pregunta, pero sigo absorta en su mirada, es tan intensa, y que  ilogicamente es como si reconociera esa mirada, y deseara vivir en ella. Son de color grisáceo pero con algo de etéreo, algo genuinamente atrapante.

—Si... sí me encanta —vaya, me asombro de mi misma, al fin logro articular palabra. Nos sentamos en la grama que hay en el lugar y noto que su mano sigue en la mía, ¡por Dios! ¿qué le pasa a este chico? apenas me conoce, y hasta ahora me doy cuenta de que su mano está helada, ¿estará nervioso o seré yo? Mejor retiro mi mano.

—Coges confianza rápido ¿eh? —le digo tratando de expresar molestia. Él me ve con esa mirada maliciosa que logra ponerme aún más nerviosa si es que eso puede ser posible.

—De hecho no, sabes hay algo en ti que me hace ser así...

—No entiendo, ¿A qué te refieres? —expreso extrañada.

—Sí, no sé, tus ojos, tu sonrisa, tu intrepidez y osadía, no lo sé, simplemente tú.

Pasamos algún tiempo hablando de tonterías y trivialidades, cosa que me permitió conocerlo un poco, no justamente de su vida, sino de su manera de ser, aunque pude saber que no estudia psicología, sino que está ahí solo por unas clases que le corresponde recibir, ya que, realmente está estudiando Literatura inglesa, me sorprendió bastante, pues no tiene aire de que le gusten ese tipo de cosa, pero bueno, la vida siempre nos sorprende.

Al fin recuerdo que estoy en la universidad, y que tengo clases a las cuales asistir.

—Oye, disculpa que te lo diga pero debo, bueno más bien debemos ir a clases —digo poniéndome en pie.

Él asiente y de esa manera nos dispusimos a levantarnos para ir a clases.

Tengo que aceptar que esto es lo más raro que me ha pasado en la vida, soy bastante suspicaz, pero con él me siento bien, y aunque parezca estúpido no desconfío de él... de que sea de esos embaucadores que andan sueltos por ahí. El punto es que eso fue raro e intrigante para mí,  tanto él y mi inexplicable y estúpida actitud.

Lazos del destino ©  [TERMINADA]  On viuen les histories. Descobreix ara