20. Respiradero

668 68 21
                                    

Tras dar su mensaje, la voz de Bill Grant desapareció

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Tras dar su mensaje, la voz de Bill Grant desapareció. El destartalado altavoz sufrió una serie de interferencias y las luces volvieron a apagarse. Thomas encendió de nuevo su linterna y guio a Yeslie y Ben a lo largo de las mohosas duchas.

Una tedioso y vomitivo olor dominaba el ambiente, una mezcla entre humedad y suciedad, que era de lo más desagradable. Al cruzar la zona de duchas llegaron a una parte del vestuario donde había multitud de bancos, donde se suponía que los presos depositaban sus pertenencias. Al mirar hacia arriba, el grupo observó sobre ellos un tremendo boquete. En el suelo había multitud de escombros y tierra, procedente del desprendimiento del techo. Se encontraban en la zona donde Zack y John Mason habían caído tras quebrarse el suelo bajo sus pies.

- ¿Qué cojones vamos a hacer?- preguntó Ben esforzándose por no ser el más rezagado del grupo.- ¿Se os ocurre alguna forma de salir de aquí?

- Tiene que haber otro ascensor en esta planta. Debemos encontrarlo y rezar para que vuelva la luz.- contestó Thomas cruzando una puerta que llevaba a una especie de sala espera, donde los presos hacían cola para poder entrar a las duchas.

- Espero que esas taquillas aguanten.- dijo Yeslie mirando a sus alrededores.

- No me preocupa que consigan atravesar la puerta de las duchas. Me temo que tienen mil formas de llegar hasta nosotros. Si no nos damos prisa, no tardaran demasiado en capturarnos.- comentó Thomas.

Ben resopló y frotó sus ojos resignado. Aquella situación le superaba y por más que tratara de tranquilizarse, estaba totalmente atemorizado. Nunca había sido una persona valiente y aquella situación no era la ideal para empezar a serlo.

Los tres llegaron hasta una puerta que parecía conducir a una zona de recepción, la cual se dividía en tres pasillos. Sobre cada uno de ellos había colgados carteles que indicaban a que zonas del psiquiátrico conducían, pero estos habían sido cubiertos por  tinta de graffiti negra. Alguien se había encargado de ocultar a donde llevaban aquellos oscuros pasillos.

A sus espaldas, Yeslie comenzó a escuchar un sonido particular, que le recordaba al ruido que hace un globo al desinflarse. Giró sobre si misma mientras sus dos amigos parecían no haber percibido nada. Forzó su vista, tratando de acostumbrarla a la penumbra reinante y consiguió distinguir una especie de respiradero, por el que se colaba una especie de humillo verdoso. Yeslie se giró y gritó en dirección a Thomas y Ben pero ya era demasiado tarde. El pasillo por el que avanzaban estaba inundado de aquel humo verde, que procedía de multitud de respiraderos y sus dos amigos se tambaleaban de lado a lado, entre una agónica tos y falta de oxígeno.

Yeslie se acercó a ellos lo más rápido que pudo, cubriendo su boca con su brazo, pero no puedo evitar inhalar aquel humo por su nariz. Se agarró del brazo de Thomas pero enseguida perdió las fuerzas y se resbaló, cayendo de bruces contra el suelo. Su garganta le ardía y notaba sus latidos, pesados y exhaustos, en sus tímpanos. Su vista se tornaba nublada por segundos y los gritos y palabras de Thomas y Ben sonaban como un murmullo lejano. Rodó por el suelo y se puso de rodillas, tosiendo con una mano sobre su pecho. A unos metros de ella, tumbado sobre el suelo boca arriba y totalmente aturdido se encontraba Ben. Su pecho se contraia constantemente tratando vanamente de expulsar aquel gas, pero era inútil.

Por más que deseaba levantarse y echar a correr, Yeslie no podía ni siquiera pestañear sin que sus párpados se cerraran. Aquel gas les estaba dejando inconscientes. De pronto, una pierna atravesó la pared, haciendo que una gran cantidad de escombros cayeran a unos metros de Yeslie. Después de varios golpes sobre la pared que levantaron una gran nube de polvo, un corpulento hombre entró en aquel pasillo. Por lo que pudo distinguir Yeslie mientras caía rendida en un profundo sueño, apreció que aquel hombre llevaba una especie de saco de cuero cubriendo su cabeza. Una extraña y escalofriante melodía salía de sus labios, mientras caminaba en círculos alrededor de Thomas, Yeslie y Ben.

- Vaya... este gas si que funciona...

La voz de aquel hombre, que Yeslie supuso que era Bill Grant, sonaba como si estuviera hablándole a través de un cristal. Sus palabras iban acompañadas de un molesto eco y hacían que la cabeza de Yeslie sufriera un terrible dolor.

- ...pensabais que podíais entrar aquí y salir como si nada...

Thomas alargó la mano tratando de alcanzar su mochila, donde guardaba una navaja, pero pronto notó un contundente pisotón sobre ella. Una bota de piel aplastaba sus dedos y ligamentos. A cada pequeño movimiento que hacía Bill Grant con su pie, Thomas notaba y escuchaba como sus huesos y ligamentos se partían y despedazaban. Thomas chilló con las últimas fuerzas que le quedaban y cayó desmayado. Bill Grant soltó una larga carcajada y continuó silbando mientras se acercaba a Ben. Le agarró del pelo y levantó su rostro del suelo, para comprobar que este ya estaba completamente dormido. Soltó su cabeza y caminó decidido a por Yeslie, que era la única que todavía se encontraba consciente.

Se giró y comenzó a arrastrarse por el suelo con sus codos, pero enseguida Bill la levantó agarrándola de la chaqueta. La puso en pie y la cogió del cuello, levantándola en vilo y haciendo que sus pies dejaran de tocar el suelo.

- Eres dura de cojones... ese gas era capaz de dormir a un bloque de presos si era necesario y mirate... aguantando como una campeona... lo bueno de estar muerto es que estas cosas, no me afectan.

Bill soltó a Yeslie y esta cayó de espaldas contra el suelo. Se retorció de dolor pero comenzó a entrar en un profundo sueño. Bill la agarró del pie y comenzó a tirar de ella, deslizando su espalda por el suelo.

- ... vosotros agarrar a los otros dos...

Yeslie giró su cabeza y vio como dos de aquellos encorvados seres, con sus rostros cubiertos por aparatosas mascaras de gas, tiraban de sus dos amigos, siguiendo a Bill Grant.

- ... no sabéis la que os viene encima...

Y de pronto, mientras Bill la arrastraba, Yeslie se quedó inconsciente.

Y de pronto, mientras Bill la arrastraba, Yeslie se quedó inconsciente

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.



Está entre nosotros : SCAVENGERWhere stories live. Discover now