Capítulo 31

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Llegó el sábado y, como yo esperaba, las horas pasaron volando. Junto con mi padre y el abuelo Tom, reemplazamos el viejo sofá y colocámos el nuevo en el estudio. Davos instaló, con un poco de ayuda, el televisor que estaba destinado a mi habitación, pero aquí entre nos, yo no veo mucho la televisión y lo consideré un mal gasto de dinero. Zelig me envió un mensaje como a eso de las seis menos cuarto diciendo que ya venía en camino, Antje puso en el fuego unos granos de maíz y al cabo de un rato quedaron convertidos en palomitas.

-Me hubieras avisado antes y hubiera hecho unos batidos de frutas. -protestó mientras vertía las palomitas en un cuenco de vidrio.

-Aún tienes tiempo. -le dije.

-¡Pero no tengo frutas! -alzó los brazos-. Ni una sola.

-Antje, mujer, hay duraznos en el refrigerador, puedes hacerles un gratinado de durazno. -dijo desde la sala mi padre, se encontraba leyendo un comic junto con mis abuelos.

-¡Mientes! -se alteró-. No hay ni un solo... Oh, olvida lo que dije, olvidalo todo.

Reí. Lo único bueno de que Antje estuviera embarazada, era el hecho de que formaba un escandolo por todo para luego retractarse y después llorar como Magdalena mientras comía sin cesar.

Cuando el reloj marcó las 7:15, el timbre sonó anunciando que teníamos visitas, o mejor dicho, yo tenía visitas. Salí corriendo hasta el recibidor, me aseguré de llevar pantalones, puesto como había dicho antes, dentro de casa no uso pantalones y me la paso en calzoncillos, debía estar presentable, aunque eso quisiese decir abrigo, pantalón de algodón y medias en lugar de tenis, en sí, parecía alguien que estuviese a punto de dormir. Abrí la puerta esbozando mi mejor sonrisa de «Bienvenidos». Ahí estaba Zelig, usando jeans, una playera negra, abrigo, bufanda y zapatillas deportivas, me pareció extraño que no llevara guantes o, por lo menos, un gorro, afuera hacía mucho frío. Él sonrió al verme y mostró su mano derecha, la cual estaba sujetando 3 empaques de CD.

-Pesadilla Antes de Navidad, El Cadáver de la Novia y Coraline y la Puerta Secreta, será una larga noche.

-Pasa, Antje hizo palomitas y granizados de durazno. -entró-. Es al fondo, a la derecha, debajo de la escalera.

Asintió con la cabeza. Cuando pasamos enfrente de la sala, Tom y Rose me lanzaron miradas llenas de picardía y Rut y Davos se asombraron, sentía mi fin más cerca de lo que imaginaba.

-Olé, olé. -musitó Rut-. ¿Quién es este encantador joven? -se puso de pie y tomó a Zelig por el brazo.

-Debes ser un buen amigo de Neferet, porque nadie soportaría su necedad más de cinco minutos. -dijo Davos clavando la vista en un periódico que tenía a la mano-. Es necio y terco, al igual que se padre, claro está.

-La necedad y la terquedad lo heredó de tu lado, Davos. -dijo Tom-. De mi lado tiene lo apuesto.

-Lo dudo. Neferet es su padre, pero con los ojos de su abuelo y la sonrisa de su madre. -inquirió Rose.

Hubo un silencio, Tom y Rose se lanzaron miradas discretas con respecto a Zelig, Davos no se apartó de su periódico y Rut hizo que Zelig se sentara en una butaca.

-¿Cuál es tu nombre, querido? -dijo Rut tomando asiento al lado de Davos.

-Zelig Zimmermann. -respondió Zelig.

-Oh, Zimmermann. Nunca había oído ese apellido por estos lares.

-Rut, él vino a ver películas con Neferet, solo interrumpes con tu charla sin sentido. -le reprochó Davos, seguía con la mirada clavada en el periódico.

-Es cierto, deja que vayan a ver sus películas en paz.

Rut se cruzó de brazos para luego bufar ante semenjate insulto hacia su persona por parte de su propio esposo y de su amiga, Rose. Zelig se disculpó por el inconveniente causado y luego nos dirigimos, con películas, palomitas y bebidas en mano, hasta el estudio del hueco de la escalera -lo acabo de rebautizar- donde nos esperaba un televisor listo para ver películas.

Esa tarde me había asegurado de avisarle a mi familia que no nos molestaran, por lo que tenía asegurada nuestra privacidad para esa velada.

-¿Qué quieres ver primero? ¿Pesadilla Antes de Navidad? -preguntó Zelig.

-Prefiero ver primero El Cadáver de la Novia y dejar Pesadilla Antes de Navidad para el final, es mi favorita.

-Bien, entonces Coraline y la Puerta Secreta va primero -insertó el CD en la ranura del lector de DVD.

-Si me ibas a ignorar por completo, ¿para qué preguntaste? -alcé una ceja.

-Porque me gusta ver tu cara de enfado. -me besó-. Vamos a sentarnos.

Rodeé los ojos y apagué las luces. Zelig se sentó en el sofá para luego golpearlo invitadome a sentar. Suspiré, dejé los granizados de durazno sobre la mesa, aparté las piernas de Zelig y luego me senté a su lado, él me rodeó con su brazo e hizo que apoyara la cabeza sobre su pecho, no me negué en lo absoluto, eso era lo que quería hacer desde un principio. La película comenzó, el audio, para mi desgracia, estaba en inglés y con subtítulos en alemán, cosa que me molestó un poco, pues cuando veo algo con subtítulos y entiendo el idioma en el que hablan, no puedo evitar leer los diálogos por lo que termino perdiéndome en el rodaje.

-Debo confesar algo. -susurró-. Es la primera vez que veo esto. -tomó un puñado de palomitas y se las llevó a la boca.

Zelig permaneció alerta en toda la película, como estaba recostado en su pecho, podía escuchar sus latidos acelerarse cuando una escena de suspenso pasaba, se sobresaltó un par de veces y soltó varios "Wao" con cosas simples, como en la escena en la que Coraline es encerrada tras el espejo y conoce a los niños que han muerto ahí. Zelig se acabó las palomitas él solo, yo, por no querer ensuciarme las manos, tomé el granizado de durazno que Antje preparó. La película finalizó, Zelig se puso de pie, extrajo el CD e insertó otro, El Cadáver de la Novia.

-Esta me encanta. -comentó alegremente-. Me gusta mucho el solo de piano de Victor. -volvió a sentarse.

Esta vez, apoyé la cabeza en su regazo para que pudiera beber el granizado. Comencé a tener sueño a mitad de película, Zelig estaba jugando con mi cabello lo que provocó en mí un efecto hipnotizador. Bostecé.

-¿Ya tienes sueño? -se removió un poco- ¿Quieres dormir?

-No. Aún no vemos mi favorita. -rió.

No sé en qué momento terminó la película, ni cuando Zelig se levantó a poner la próxima, no recordaba nada después de que se celebrara la boda de Victor y Victoria, solo sé que de un momento a otro varias voces comenzaron a entonar «This is Halloween» seguido de varias luces de colores y de un fuego color verde, de ahí en adelante es confuso.

Para cuando desperté, ya era de día, me encontraba en el estudio del hueco de la escalera, en el sofá. Sentía que algo me agarraba por la cintura y al voltear mi cara pude ver a Zelig dormir profundamente, ¿hasta qué hora se quedó despierto?

Me volteé hasta quedar enfrente de él, era como ver a un ángel dormir, su cabello parecía de seda y con la tenue luz que entraba en la estancia, hacía que pareciesen plumas. Le acaricié la mejilla, no se inmutó, le di un suave beso en los labios, comenzó a removerse y a abrir lentamente los ojos.

-Buenos días -dije. Zelig se frotó los ojos y luego esbozó una sonrisa.

-No viste Pesadilla Antes de Navidad, te quedaste dormido a media boda y ni viste el final de El Cadáver de la Novia. Para la próxima, no veamos películas, mejor juguemos videojuegos. -bostezó.

-Si tienes Golden Sun, es un trato.

Rió.

Como te odio [Yaoi/Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora