Capítulo 22

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Abrí lo ojos lentamente, la luz que se colaba por la ventana me estaba dando directamente en la cara, di varias vueltas en la cama, pero en ninguna de las posiciones que probé me sentía cómodo. Me levanté de la cama y consulté la hora en mi teléfono. Eran las 9:30. Ese día decidí faltar a clases con la excusa de que me sentía mal del estómago, aunque en cierto modo, era verdad.

Pasé la noche en vela tratando de ordenar mis pensamientos y tratando de razonar en lo que había pasado. Zelig me había besado y me había dicho que le gustaba, Yale, en lo que pareció un arrebato de ira, me apartó de Zelig antes de que pudiera decir algo. Me sentía confundido y un poco abrumado.

«Me gustas, Neferet» escuché la voz de Zelig en mi cabeza. Tomé el peluche de fresa y lo abracé fuertemente.

-¿Qué me sucede? -dije para mis adentros.

Intenté cerrar los ojos y volver a dormir, pero «I Write Sins Not Tragedies» comenzó a sonar en mi teléfono, alguien llamaba. No me molesté en contestar, dejé que la canción sonara. Desde donde estaba pude leer claramente en la pantalla «Valentine», no estaba para hablar con él, no estaba para hablar con nadie.

El teléfono dejó de sonar y, casi enseguida, sonó, desde la cocina «El Cascanueces».

-Hoy es el día de «vamos a llamar a Neferet hasta que levante el culo y se resigne a contestar»

Me levanté de mala gana y bajé hasta la cocina, por suerte quien estaba llamando no se resignó y siguió llamando hasta que descolgué el teléfono.

-Buenos días, ¿con quién desea hablar? -dije tratando de sonar lo mas educado que pude.

-¿Neferet? ¡Oh! Pero si es mi querido nieto. -dijo con mucha alegría mi quería abuela.

-¡Abue! -Sonreí ampliamente-. ¿Cómo has estado? ¿Y el abuelo?

-Yo muy bien, y tu abuelo igual, ¿cómo estas tú? Suenas muy mal.

-Estoy bien, gracias por preguntar -mentí.

-Me alegro, me alegro, ¿está tu mamá por ahí? Disculpa si sueno muy grosera, pero es que quiero hablar con ella.

-¿La necesitas ahora? Porque ella está en el trabajo.

-¡Que me parta un rayo! -exclamó-. ¿No tendrás el número de su oficina? Justo me acaba de decir algo muy importante y se cortó la llamada.

-Dejame ver -dejé el teléfono sobre la encimera.

Antje tenía la costumbre de anotar los números de emergencia y los números por los cuales te podías comunicar con ella en una hoja y luego los pegaba con un imán sobre el refrigerador. Revisé la lista y cuando di con el número se lo dicté  a mi abuela.

-Bien, muchas gracias, Nef.

-¿Qué es eso de lo qué te enteraste? Si se puede saber.

Mi abuela soltó una fuerte carcajada y después dijo:

-¡Es algo muy bueno! Pero debes esperar a que tu madre te lo diga. Ahora, yo no te he dicho nada de esto, ¿de acuerdo?

-De acuerdo.

-Prometelo.

-Lo prometo.

-Bueno, te mando un beso, Nef, el abuelo y yo te queremos, cuidate mi niño.

-Igual tú, adiós.

Colgué. Después de la llamada con mi abuela, abrí el refrigerador y saqué un pequeño bote de helado sabor a limón, mi favorito. Tomé una cuchara y fui hasta el sofá.

Como te odio [Yaoi/Gay]Where stories live. Discover now