Capítulo 25

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-Hola, bello. -me estremecí.

Se había llegado la hora del almuerzo pero recién salí de la clase de Educación Física y estaba un tanto sudado, decidí tomar un ducha y cuando me encontraba atando las agujetas de los zapatos, Zelig apareció a mi lado, por suerte ya estaba vestido.

-Pensé que hoy podríamos salir y ver una película. -dijo.

-No, lo lamento -dije con deje de tristeza.

-¿Por qué? -se cruzó de brazos e hizo un puchero-. Creí que querías estar más tiempo conmigo.

-No es lo que crees. Mis padres me han estado guardando un secreto y espero poder sacárselos hoy, además -terminé de atar la agujeta- mis abuelos vendrán de visita, hace mucho no los veo.

-Ah, bueno. De todos modos te llamaré mas tarde.

Sonreí. Zelig apartó la mirada y comenzó a ver de lado a lado como si buscara a alguien, cuando no encontró a quien buscaba, se volvió hacia mí y me plantó un corto beso en los labios para luego irse corriendo. «Te quiero» alcancé a escuchar antes de que se fuera.

Tomé mi mochila y fui hasta la cafetería. Nunca compraba nada ahí, por lo que busqué una mesa vacía y me senté a esperar a Yale y a Valentine -cuando salí de los vestidores, ellos apenas se estaban bañando, tardarían un rato-. Saqué mi almuerzo y me dispuse a comer. Habían muchas personas en la cafetería ese día, más de lo normal, nadie estaba afuera echado en el pasto comiendo o caminando por los alrededores, no los culpo, el invierno cada vez estaba más cerca y el frío que hacía afuera era bestial.

Yale y Valentine llegaron, se sentaron y comenzaron a comer en silencio, cosa que agradecí por un momento, pero después se volvió un silencio incómodo.

-Hay tanta tensión en el aire que creo que se puede hacer un pastel con ella -bromeé.

-¿Quieres pastel de tensión? -dijo Yale. Se encogió de hombros-. Bien. Valentine, pasame tu corazón para endulzar la tensión.

Valentine y yo nos reímos fuertemente, Yale hizo como si no entendiera qué sucedía y comenzó a cortar, con un cuchillo de plástico, el aire.

-A ver, a ver, el pastel de tensión me quedó excelente y sería una pena que se dañara, ¡déjense de bromas y prueben mi pastel!

Valentine se rió tan fuerte que se cayó de la silla, yo comencé a golpear la mesa, nuestro escándalo atrajo la atención de varias personas, Yale se volvió hacia ellos, describió un circulo con el índice y dijo, con una voz muy inocente:

-Están mal de la cabeza, me siento mal por ellos, por eso los acompaño.

* * *

Las clases acabaron y yo me encontraba camino a casa, para mi sorpresa, mi padre me había esperado afuera de la escuela todo el tiempo. Paramos en una pastelería, compró unos cupcakes y luego retomamos nuestro camino.

-Si tu madre pregunta, yo no compré nada. -me lanzó una sonrisa cómplice.

-Ella no me deja comer postres desde hace meses -le di un mordisco al cupcake, era de chocolate con mora-, dice que me pongo hiperactivo.

-No hables con la boca llena.

-Lo siento -tragué hondo.

Llegamos a casa, estaba a menos de un metro de la puerta y podía escuchar un alboroto venir de la sala de estar, eran dos voces masculinas y muy profundas gritándose la una a la otra, pero en diferentes idiomas.

-¡Te digo, pedazo de traste... Inservible! ¡No hay mejor músico que Tchaikovsky! -vociferó la primera voz, era muy profunda, muy varonil.

-¡Nadie como Mozart! ¡A Tchaikovsky que le den por...! -soltó una palabrota la segunda voz, no era tan profunda como la primera.

Como te odio [Yaoi/Gay]Where stories live. Discover now