Capítulo 12

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Me encerré en mi habitación y no salí hasta llegada la noche, no supe si Zelig se había ido o si Antje había llegado, no bajé a cenar ya que no tenía apetito, simplemente cerré los ojos y me dormí.

Desperté con la luz del sol pegándome en la cara y el silbido del viento al pasar por mi ventana, me extrañé, la noche anterior había cerrado la ventana y había corrido las cortinas, sin embargo, la ventana estaba abierta de par en par y la cortina ondeaba con el viento. Me levanté y cerré la ventana, lo primero que pensé fue que Antje había abierto la ventana para que entrara la brisa, pero cambié de idea cuando me percaté de que las bolas de cristal ya no estaban sobre el escritorio y mis cosas estaban regadas por el suelo, alguien entró en la noche mientras dormía. Paseé por la habitación y me puse a revisar si se habían llegado algo más, y así fue, se llevaron dos camisas, tres de mis esferas de cristal,  y como si no fuera poco, el anillo de plata de mi abuelo, el cual estaba colgando en mi cuello la noche anterior, pues nunca me quité el collar y aún tenía la marca del anillo contra mi pecho.

Me desesperé, no quería alarmar a Antje por cosas tan simples, pero el anillo tenía mucho valor sentimental, por no decir monetario también. Me calmé un poco y decidí que no le diría a Antje, si lo hacia tal vez ella llamaría a la policía y todo se volvería un lío. Busqué una toalla y me fui a bañar, cuando terminé, me vestí y me alisté para ir a la escuela. 

Llegué con quince minutos de sobra, los usé para buscar a Yale y contarle lo sucedido, pero él simplemente no fue a la escuela ese día, no se lo conté a Valentine porque él estaba ocupado y apenas me habló en todo el día. Cuando acabaron las clases me dirigí a casa a preparar todo para el ensayo, sin embargo, y aunque me alegra decirlo, Zelig no se apareció para ensayar.

Acomodando las cosas en su lugar me di cuentas que se habían llevado más de lo que creí, ¿qué debía hacer? Era lo suficientemente asustadizo como para recurrir a alguien, sentía que estorbaría o que me castigarían. Para ese entonces era muy imbécil, seguía siendo un niño, tuve que olvidar por completo el asunto.

***

Llegó el fin de semana y Antje se quedó conmigo ayudándome con las tareas, logré terminar la investigación sobre Isis Nefert e hice, yo solo, el trabajo de biología, también practiqué las piezas que interpretaríamos en el recital. Cuando terminé subí a mi habitación y me senté en el escritorio a escribirle una carta a mi padre.

Robi Grey:

Al principio no sabía que se trataba de ti, te juro que estuve a punto de echar a la basura tu paquete. Dile a la abuela que me gustó el gorro y que la recordaré cada vez que lo use, y para el cascarrabias de mi abuelo, adivina quién participará en un recital, pues este galán de aquí.

Alemania es muy bonita, espero que puedan venir algún día.

Los extraño mucho y me hacen falta, los amo.

Postdata: ¡Saludos a Max! Rasquenle la panza de mi parte.

-Neferet

Doblé la carta y la metí en un sobre junto con una foto que había tomado el día que llegué a Alemania, sellé el sobre y escribí con letra muy legible la dirección a la que debía ser entregado, le puse dos estampillas y fui hasta la cocina.

-Antje.

-¿Si, Neferet?

-¿Puedes enviar esto por mí?, aún no sé donde queda la oficina de correos.

-Ah, claro -le tendí la carta y ella la tomó, leyó la dirección y arrugó el entrecejo- ¿Robi Grey? Pero si es la dirección de tu padre.

Como te odio [Yaoi/Gay]Where stories live. Discover now