sesenta y séis; adiós.

3K 225 794
                                    

"Los odio por excluirme de tantas cosas. Los odio y será mejor que me tengan miedo ¡Odio! Estoy lleno de odio y me encanta. La naturaleza humana de la gente es su muerte..." Eric Harris.

.

.

.

.


.

—Tobirama, que me tapes los ojos es algo exagerado ¿No crees?

La habitación era pequeña, solo se permitía una persona dentro mientras las rejas ennegrecidas cubrían alrededor del sector y eran protegidas por una enorme red de chackra. Ukitake Shinri no podría escapar  o siquiera ser capaz de observar absolutamente nada desde ahí, solo oír sus voces. Incluyendo las otras dos que se le sumaban. Tobirama rechinó sus dientes, inquieto.

—Tobirama-sama para ti, —bramó—no estoy para quejas ¿Qué es lo que tramas? ¿Con quién te afilias?

Sus ojos fueron cubiertos por vendas apenas lo ingresaron a dicho calabozo escondido de prisión. Pues, no podían arriesgarse a que ocupase a Sōgyo no Kotowari una vez más y mucho menos contra Izune o cualquiera. La aldea peligraba con este hombre suelto, y lo sabían con demasiada certeza.

—Ya te lo he dicho, quiero a mi clan de vuelta. —respondió con suma tranquilidad, una sonrisa carismática tintando su rostro mientras meditaba con sus manos como un buda cualquiera.— Y trabajo solo, siempre lo he hecho... ¿O no?

Tobirama presionó sus puños, molesto ante la idea sin creer una pizca de sus palabras y por lo visto... Madara tenía la misma expresión sobre su habladuría. Todo lo que dijese Ukitake Shinri parecía creíble para nadie, incluso para Hashirama. Más, sin quitar el hecho de burla que utilizaba contra los hermanos y el líder del clan Uchiha. No tenía respeto alguno, al parecer ya no.

¿Rendirse tan pronto? No era algo lógico para ninguno de los tres al mando.

—¿Cómo has causado este desastre? ¿Por qué te has rendido? —está vez fue el azabache de cabellos largos y mirada nula quien formuló tal pregunta, analizando cada uno de sus movimientos— ¿Para qué fin Hashirama te ha dejado vivo? ¿Qué es lo que tramas?

Una risa, una bastante amplia y burlona se oyó desde el húmedo calabozo. Mientras de esa manera el castaño de cabellos largos evitaba la mirada acusadora de Madara tras dicha sentencia, por lo visto ya nadie creía en él tampoco. Al menos, ninguno de ellos dos.

Hashirama estaba redimido y se sentía fatal. Todo esto estaba ocurriendo por haberlo dejado vivir. Solo... por ese simple hecho.

—Madara, que gracioso eres y... esas son muchas preguntas ¿No crees? ¿Quieres saber mi signo zodiacal también? —respondió el albino, quitando sus risas frenéticas mientras alzaba sus hombros sin mucha importancia y luego bajaba sus brazos— ¡Oh, vamos! ¿Realmente me crees capaz de luchar solito contra ustedes tres? Ni de coña amigo mío. Tengo dignidad.

—Ukitake, estás poniendo tu vida en riesgo. No es un juego lo que hiciste. —gruñó el primer Hokage, algo cansado de toda la situación y sobre todo; la culpa.— ¿Quiere cooperar?

—¿Ah, no? —soltó, una mano posándose en su pecho con asombro fingido— ¿Y lo que hiciste tú qué? Yo no he manchado mis manos y estoy enjaulado, tú si lo hiciste con Kei pero sigues merodeando por la aldea. Te hiciste Hokage, y a tu hermano luego. No inventes.

—Lo de Kei fue en defensa propia, y tampoco es algo que te incumba ahora. —respondió, algo inquieto ante la actitud soberbia del Ukitake.— Te dejé vivir... pero no para esto.

UCHIHAS | +16Where stories live. Discover now