trece ; reencuentro

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"Los grandes dicen que todo lo hacen por el bien de uno, y mientras tanto no saben sino quitarle a uno los gustos que tiene. Dice mi mamá que lo hacen para que uno sea feliz cuando grande; pero otras veces dice que los grandes nunca pueden ser felices y que la felicidad no dura sino mientras uno es chico. ¿Cómo se entiende, entonces...? ..." El niño que enloqueció de amor, Eduardo Barrios.
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El hospital se encontraba casi vacío, solo los pasos de la Senju eran audibles. Aunque más que pasos, la chica se encontraba prácticamente corriendo por el hospital, desesperada.

Finalmente había llegado al piso en donde se encontraba Óbito, ahí se notaba un poco más de gente. Y personal del mismo hospital.

La Jounin al notar la presencia de Kakashi intentó bajar la velocidad de su corrida para hablarle, pero justamente esa tarde los auxiliares de aseo de Konoha habían encerado el piso blanco. Haciéndolo relucir.

Entonces, ahora la peliplata no podía parar ni bajar su velocidad. Y entró en pánico al notar como el Jounin estaba cada vez más cerca.

—¿Izune?

Fue lo único que pudo decir el Hatake al verla, antes de que ésta chocara contra él y ambos rodaran por el pasillo del hospital, botando uno que otro implemento.

Varios ninjas médicos paraban solo para burlarse y luego seguían su camino. La Senju se sintió avergonzada.

—Demonios Izu, ¿por qué eres tan maniática? —gruñó el peliplata, tocándose la cabeza con una de sus manos mientras se quejaba en el suelo.

Izune en cambio, se acariciaba la nariz desesperadamente. La cual había chocado contra la rodilla del jounin. Le dolía bastante a decir verdad.

—Esto pasa cuando llegas de tu misión y lo primero que te dicen es que a Óbito le sacaron un ojo, Hatake. —explicó la Senju, aún con la mano en su nariz y un leve quejido en su voz.

El peligris se puso de pie, sacudiéndose las ropas y luego estiró su mano hacia Izune, la chica sin dudarlo la tomó, poniéndose de pie.

—A ver, deja ver esa nariz. —ordenó el peliplata al ver como la Senju no quitaba su mano de allí en ningún momento.

Kakashi al quitar su mano, notó que la chica tenía sangre corriendo de sus fosas nasales y quiso reír. Pero se aguantó.

—¿Qué es tan gracioso? Hatake esto es serio. —lo reprochó la peliplata, frunciendo el seño.

—Si querías estar en el hospital con Óbito para coger solo tenías que decirlo. —dijo y entonces, no se aguantó más la risa.

Izune lo golpeó en el hombro, aún con el seño fruncido. Kakashi Hatake a veces era peor que un grano en el trasero, según la Senju o al menos solo con ella. Y es que sí, al peliplata le agradaba la idea de molestar a la mejor amiga de su confidente.

—Ya ya, lo siento. —dijo el jounin, alzando sus manos— vamos a que te den algo antes de que se te inflame y parezcas Rodolfo el reno.

Y el peliplata quiso reír nuevamente al ver su expresión, pero Izune lo fulminó con la mirada antes. Por lo que, mejor no lo hizo. No se arriesgaría con una Senju más de la cuenta.

UCHIHAS | +16Where stories live. Discover now