sesenta; hielo.

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''Tal vez no se quedó conmigo porque le daba miedo darse cuenta que yo lo quería como él no sabe quererse...'' Marilyn Monroe.

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Izune Senju.

Abrí la puerta, encontrando oscuridad como de costumbre. Mi corazón latía con mucha fuerza a raíz de las suposiciones que mi antiguo compañero me había hecho saber, pero solo fui capaz de suspirar ante ello y callar. No quería creer nada y estaba a punto de perder la calma por todo, pero tenía que estar tranquila.

Enloquecer no servía de nada.

Yo siempre salía adelante, sin importar qué. Es algo que mis hermanos y Obito me habían inculcado siempre. Por Yoshiro y Uryu, incluso hasta mi propio sensei. No todo tenía que girar en torno a los problemas, que ni siquiera eran tan graves como los que vivían en otras aldeas como Amegakure (aldea de la lluvia). Tenía que ser como Obito y acatar cualquier cosa que se viniese encima. Tenía que descubrir la verdad y ya después pensar en qué hacer con todo.

Siempre se podía sacar algo bueno de ello ¿No?

Cerré la puerta tras de mi, presionando un poco más la fotografía en mi mano derecha mientras relamía mis labios con algo de nervios. Finalmente había decidido quedármela, pues era demasiado bonita para desperdiciarla y Shisui no me lo impidió. Era la única fotografía de mi hermano sonriendo, él no podía restringirme ese derecho.

─¿Obito, estás en casa? ─exclamé con algo de cansancio, encendiendo la luz─ Perdona que llegue tan tarde pero...

Antes que pudiese seguir hablando o disculpándome ante mi tardanza, frené mis palabras junto a mis pasos. Él no estaba en casa. Si bien aún no lograba mejorar mi capacidad sensorial, sabía con mucha certeza cuando no había alguien a mi alrededor.

Aquello me extrañó por completo, pues no pensé que Kakashi se lo quedase por tanto tiempo. Sin embargo, no le di mayor importancia a ese hecho, puesto que probablemente su entrenamiento haya sido duro y se esté despejando de su reciente pérdida junto a él. Ambos tenían que estar juntos en estos momentos.

Y yo no podía negarle algo así a Obito.

No lo niego, me emocionó en parte la posibilidad de que estuviese buscando algún lugar para llevarme a cenar más tarde. Pero lo conocía demasiado bien y sabía casi con certeza que se le había pasado la hora entrenando. Probablemente hasta se le haya olvidado nuestro pequeño trato y la cena.

Pero así era él, y yo le quería de todas formas. Más de lo que debería.

Suspiré , sentándome en el sofá principal a esperar por su llegada e inconscientemente observé la fotografía entre mis manos con cierta nostalgia. Tobirama lucía feliz, demasiado para ser verdad.

¿Realmente me apreciaba tanto al nacer? ¿Por qué ahora no era así? Y lo peor ¿Podría verdaderamente ser mi padre y no mi hermano como siempre lo creí?

─Maldito gruñón. ─me dije con un bufido y un leve gruñido molesto, dejando así el papel en la mesita pequeña.

Ya no sabía en qué creer.

Izune, lo siento. Solo es una suposición pero también está la posibilidad de que tu madre se haya revolcado con algún Uchiha en vez del Hokage. Tú debes estar tranquila, yo te ayudaré a encontrar la verdad pero no desampares ¿Vale?

UCHIHAS | +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora