Capitulo 29

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Lucy.
Mi mente, mi fortaleza, mi todo se derrumba. Cae en picada en cuestión de segundos, no puede ser.

Esto no puede estar sucediendo.

Niego sin que una sola palabra salga de mi. Camino lentamente hacia el cuerpo de Meredy su sangre todavía se ve fresca, no tiene ni una hora muerta.

Me dejo caer de rodillas y la abrazo.

Sé que ella quiso protegerla, lo sé, siempre lo vi en sus ojos, amaba a mi niña con todo el corazón, por eso se la di. Por eso confíe absolutamente en ella. No puede ser, eran tan joven.

Tenía toda una vida por delante.

Me dejo caer un poco, mis lágrimas salen como cascadas en mis ojos, no puedo detenerme. Comienzo a sollozar. Después comienzan lamentos muy audibles.

—Mi hija... Mi hija— solo eso sale de mi boca. La realidad me golpea con fuerza y eso hace que grite con fuerza. Que me deshaga frente al cuerpo de Meredy.

Lo único que puedo escuchar son mis gritos, las malditas punzadas en mi cabeza y la idea de matar a todos.

Suena como un taladro cerca de mi oído. Estoy harta. No quiero perder a nadie más. Incluyendo a Natsu, aunque sea un bastardo que nos haya abandonado.

—Gracias por estar con ella, yo sé que la protegiste, gracias. Y perdóname, lo siento tanto. Tanto, tanto.— un sollozo sale de nuevo y beso su cara.

Adiós Meredy

END

Miro como Lucy se deshace encima de la chica. Respiró fuerte.

Hanna, ¿dónde está mi Hanna? ¡Maldición! ¡Hanna!

Escucho perfectamente cómo Lucy repite el nombre de nuestra hija. La tomo en brazos y dejo que suelte el cuerpo, su ropa y cara están manchadas de sangre.

Hago que se voltee y sus ojos me ven asustados.

Sus brazos caen a sus costados y yo me encargo de abrazarla con mucha fuerza.

Susurrándole que todo irá bien. Ni siquiera yo me lo creo. Nada va bien. No mientras Hanna está implicada.

Siento que sube sus manos a mi abdomen y agarra mi playera, haciéndola bola, su frente pega a mi pecho y grita. Grita con sed de venganza. Grita con dolor.

—¡Hanna! — grita con tal fuerza que su voz se escucha gutural. Su llanto hace que me estremezca tanto que mis ojos se llenan de lágrimas. Y lloro, por esta vez me permito llorar.

—La encontrare, la encontrare ¡maldita sea! La encontrare. — le digo con fuerza y ella sigue sollozando.

Me suelto de ella y camino hacia la camioneta. No sin antes pasar por todo un puto armamento. Nadie lastima a alguno de los míos, y menos si se trata de mi hija.

Se metieron con un jodido demonio. Y el infierno es lo que les voy a hacer vivir.


Nota: holaaaaaa, ya regrese, bien pues me decidí a terminarla hoy... Están preparados?????
Porque yo no :v lo estaré leyendo mientras escribo como una loca ❤️

Mis ultimas palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora