Juvia se metió mientras yo miraba el firmamento. Ayer lo había visto. Se veía tan guapo.
—¿qué te parece tu padre flamita?
Mi cuerpo se erizo. Alguien estaba conmigo.
—Yo creo que será un desastre. ¿Qué tal si lo dejamos con la duda por el resto de su vida?
Saque rápido la daga que tenía en mi pierna. Pero antes de eso, sentí como el filo de otra daga estaba en mi vientre.
¡No! ¡No!
—Shh, si no gritas no lo matare Luce.
Asentí muerta de miedo. ¿Qué hago? Mi mente quedo en blanco. ¿Tan rápido me van a matar?
—Mi nombre es Flare, conozco a Natsu, y me debe muchas. Pero si viene aquí, me harías un gran favor. ¿Vamos a dentro linda?
—Solo no te atrevas a tocar a mi hijo.
Una bofetada me hizo voltear la cabeza.
—Tu no pones las reglas preciosa. ¡Vayamos a dentro a buscar a ese imbecil!
Me abrazo con la daga apuntando mi vientre. Camine hacia dentro de la casa, Laxus estaba sentado leyendo algunos papeles.
—Laxus... Busca a Natsu.
Levantó su mirada y palideció.
Natsu.
El teléfono sonó.
Me quede helado, había dicho que me marcarán por cualquier cosa referente a Lucy.
—¡Lucy esta herida!
Ni siquiera distinguí quien hablo.
Corrí, Sancrow me vio y enseguida entendió.
—Natsu, me acaban de llamar, Flare escapó.
Mi mundo se fue abajo. ¿Flare?
Corrí, tome la primera motocicleta que vi y arranque, aun no tomaba el vuelo, estaba escondido en un lugar oculto.
Llegue a la casa y estaba todo encendido.
—¡Dime a que viniste!
Escuche el grito de Lucy.
—¡Hija de perra!
—¡Dime a que mierda viniste!
Un grito ahogado se escucho.
—Lucy, cálmate. Juvia llevabala a enfermería. Inyéctale un calmante.
—Ni se te ocurra tocarme.
Cuando entre vi a Lucy cubierta de sangre.
—¡Lucy!
Ella volteo a verme y palideció. Después se desvaneció.
Vi al frente y estaba Flare, amarrada en una silla. Cubierta de sangre y la daga que le había dado a Lucy estaba clavada en su costilla.
¿Qué diablos paso?
