Capítulo 14

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Pasó mi semana de recuperación, trataba de descansar y dormir siempre que llegaba el sueño, y no perderlo.

Me hicieron comer un sin fin de cosas muy sanas. Se los agradecí muchísimo. Mientras que Hanna, dormía mucho, solía despertarse en la madrugada. Lo cual me hacía desgastarme más. Gracias a las chicas, pues ellas aveces me dejaban dormir, mientras ellas le daban de comer y arrullarla. ¡Qué lata daba esta bebé!

Levy trataba de dar con el lugar que Natsu nos había revelado. Estaba muy lejos de aquí. Al menos nos llevaría un día volando para llegar. Pero ese día valdría la pena. Aún no teníamos la ubicación exacta.

Esperaríamos una semana más para ver cómo iba evolucionando mi cuerpo. No serviría de nada ir en mal estado. Necesitaba estar por lo menos al 80% bien.

Toda la semana me la pase moviéndome para poder agarrar el ritmo otra vez. Hanna la pasaba dormida la mayoría del tiempo.

Juvia me ayudo bastante, ya podía saltar y no sentir una pizca de dolor. Aveces me resultaba incómodo pero con el paso de las horas me acostumbraba. Esto es pan comido.

Solo que cada vez que me golpeaba los senos. Sentía que me partía en dos.

Mi única debilidad eran mis senos. ¡Ah, pero quería hija!

Reí ante mi pensamiento.

Laxus había mandado a la isla el jet a por nosotras. Hice lo impensable. Dejar a Hanna en protección de Chelia una chica joven que adoraba a mi hija. Le pedí que la cuidara con su vida. A pesar de conocerla por poquito tiempo, sabía que todo el personal de Laxus daría la vida por cualquiera del "Clan".

Deje varios biberones para el tiempo que estaría fuera. El saca leche me habia dejado dolorida a mas no poder, tenia que usar sostenes especiales. ¡Puta madre! No son sexys.

Me dolió en el alma dejar a mi hija. Esto no tenía que estar pasando apenas la tenía en mis brazos y ya tenía que separarme de ella. Era una reverenda mierda.

Pero tenía que salvar a su estupido padre junto con su tío.

Suspiré. Mientras dejábamos atrás la isla.

Planeábamos lo que haríamos.

Cuando tocamos tierra. Yo tenía las piernas entumidas.

No me jodan. No volveré a tener hijos. Me dejan pichurrenta.

Nos quedamos en un pequeño motel del la ciudad. Horrible por cierto. Pero serviría de mucho no levantar sospechas.

El Localizador pudo dar con el lugar exacto. Nos llevaba a un puerto. Sonreí.

Pronto estaría junto a Natsu.    

Junto con las chicas fuimos a dar un vistazo. Todo se veía relativamente normal.

Nos fuimos y estudiamos la ciudad. Más que ciudad. Parecía un pueblo. Pero en fin.

–Lucy, no te parece extraño tanta tranquilidad. Es extraño.– asentí mientras me llevaba a la boca un pedazo de sandia. Tengo hambre, no me molesten.

Me acerqué a las cartas y sonreí ante sus palabras empalagosas que Natsu había plasmado.

Al día siguiente sería la verdadera fiesta.

–Chicas, necesito que tengan mucho cuidado. Gajeel encontró varios movimientos extraños en embarcaciones aún no sabemos a quién le pertenecen, por ello, atentas.

Ellas asintieron.

Recorrimos por última vez el pueblo y revisamos todos aquellos lugares abandonados que se encontraban en el lugar. Nada.

Mis ultimas palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora