Capítulo 4

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Vi el techo y di un largo suspiro. ¿Otra vez no se despidió? Como que se esta ganando un fuerte puñetazo.

Mi estomago ruge de hambre, tomo el albornoz y bajo a la cocina a comer algo.

Mientras me preparo una tortilla de espinacas. Veo que en el marco de la puerta esta Laxus.

—¿Tan rápido tienes hambre?

Sonreí.

—Mi flama tiene hambre, ¿lo recuerdas, no?

Sonrío y negó con la cabeza.

—¿Qué le has hecho a Natsu? Lo veo realmente débil. Si algo te pasa a ti o a tu bebé. El se volverá loco. Mas loco de lo que esta.

—Solo nos enamoramos. ¿Vas a querer desayunar?

Unos pasos me hicieron ver detrás de Laxus.

—A mi me parecería perfecto. Ya no eres tan tonta cocinando, eso espero. ¿O me equivoco Lucy?

Detrás suyo, estaba Gray. ¡Gray!

Apague la estufa y me eche a correr hacia el. Empuje a un lado a Laxus, me abalance a Gray abrazándolo. ¿Cuando llego? ¡Joder! ¡Que emoción!

—¿Cuando haz llegado? ¿Porque no me despertaron para darte la bienvenida?

Correspondió a mi abrazo.

—Yo también me alegro de verte, pero ¿como querías que te avisaran si me imagino estaban follando como conejos? Llegue en la madrugada, un poco antes de que Natsu se fuera.

Sonreí de lado.

—Lo hubieras golpeado por mi. ¿Terminaron sus problemas?

Escuche un bufido.

—Si crees que terminar con nuestros problemas era desaparecer un rato y masacrar a toda esa gente. Si, hemos terminado. ¿Como has estado Lucy?

Su cabello azul estaba amarrado a una cola alta. Algunos mechones le colgaban a los lados. Su sonrisa sin color me alegro el corazón.

—¡Juvia!

Avente a Gray haciendo que chocará con Laxus y abrace a Juvia. Necesitaba rostros familiares. Necesitaba a mi familia unida.

—Yo también te extrañe ¿qué momentos de locura me regalaras esta vez?

Solté una carcajada.

—Por el momento mis cambios de humor, ya después los gritos en el cielo que pegare al parir.

Al fin tenía más compañía.

Querida princesa:

Pude darte un pequeño regalo mientras soportan mi ausencia. Las cosas se complican más de lo que esperaba, esto va para largo. Diviértete y cuida a nuestra flama. Ya que ahora el es la representación del fuego que hay entre nosotros.

Siempre tuyo.

Natsu Dragneel.



—¿Siempre lloras cuando lees sus cartas?

Escuche de tras mío. Era Juvia.

—Mis hormonas revolotean como mariposas, puedo llorar hasta con el pitido del microondas.

Soltó una carcajada.

—Me lo imagino. ¿Puedo tocar tu vientre?

Asentí, pero me levante la blusa.

—¡Wow! Se siente dura, Lucy... ¿Sabes qué riesgos conlleva esto? ¿Sabes que esto jamás terminara?

La vi directamente a los ojos. Y asentí.

De repente vi una pequeña Luz. Como un flash.

—¿Qué fue eso?

Juvia vio a los alrededores pero no había nada.

—¿Esos también suelen ser síntomas de embarazadas?

Sonríe. Supongo que mi vista me había engañado.





—Dragneel, no sabia que vas a ser padre.

Mis ultimas palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora