Prólogo.

2.9K 201 22
                                    



Su oscuridad comenzaba a disminuir gracias a que yo era su nueva salvación. Ya me había dado cuenta de ello. No era tan estupida. Me gustaba la simple idea de ser tan fuerte o tal vez tan vale madre para realizar cosas que jamás en la vida creí hacerlas. Ahora no solo mis manos, si no todo mi cuerpo está manchada con sangre de otros seres.

Seres tan despreciables como yo. Pero dentro de toda esa fealdad había un poquito de claridad.

Una nueva personita crecía en mi interior. ¿Cómo pasó?

Fue lo mismo que con mi primer embarazo. Inesperado.

Solo que a el, lo defendería con aquel coraje que no tuve con el primero. A el nadie osaría de tocarlo.

—¡Lucy, tengo algo para ti!

Grito Gajeel mientras caminaba hacia mi. Una carta. ¿Podría ser el?

—Gracias, ¿en serio, no sabes nada de el?

Encogió sus hombros.

—Laxus es una tumba, nada le puedes sacar, mejor deja de comerte las uñas y espera. Es lo único que te puedo decir. Solo puedo confesarte que yo también quiero ir a matar a tu hombrecito.

Sonreí. Me lleve una mano al vientre. Ya no seria mi único hombrecito. O tal vez  fuera mujer, da igual.

—¿Como te has sentido?

Bufe.

—Aquellos mareos y vomito matutinos me tienen cansada. En las noches no duermo. Creo que le gusta tenerme despierta todo el santo día.

Gajeel se acercó a mi y poso una mano en mi plano vientre.

—Cuando tu papá regrese, nunca lo dejes dormir. Se lo merece. Incluso hazle berrinches. Te aseguro que ni el mas sadico podrá con alguien como tu. Bien se dice que si los papás son un caos. Los hijos son al triple.

Reí. Me dio la carta y se marcho. La tome entre mis manos apreciándola con amor y con dolor.

¿El muy hijo de perra cree de verdad que se va a librar de mi?

Me fui a mi nuevo cuarto. Me encontraba en la casa o tal vez mansión de Laxus. Vaya manera de vivir de estos asesinos. Era bastante cómoda mi habitación. Una cama enorme. Un ventanal con balcón dándome una vista impresionante a la playa. Un escritorio. Un baño enorme para mi sola. Bueno para los dos. Un baúl con armas.

Entre y me fui directamente a mi cama.

Mi preciosa Lucy:

¿Cómo has estado cariño? Supongo que bien, te he visto tan hermosa que me dan ganas de no separarme de ti. Ayer en la noche estuve junto a ti, creo que ahora tienes a alguien mas en ti, tu sueño es mas pesado. Tu vientre a pesar de ser plano, siento que mi bebé esta enorme.

¿Qué me has hecho como para que ahora este tan fascinado con la idea de tener un hijo?

Has domado a la bestia. Eres mi única dueña.

Antes no pensaba tanto al realizar las cosas pues antes no tenía a alguien importante a quien proteger. Y ahora están ustedes dos.

¿Cómo he podido merecer esto después de toda la desgracia que he traído al mundo?

¿Realmente hay perdón para mis pecados?

Tal vez ese ser que esta dentro tuyo sea mi bendición o mi maldición. Depende de que cara de la moneda lo veamos. No ha pasado ni un mes y ya siento que han pasado siglos sin tocarte.

Conforme pase el tiempo tendré más contacto contigo. Ya lo veraz.

Cuida a nuestro pequeño. No desobedezcas a Laxus. El me lo dirá y yo vendré a por ti. Y no seré tan delicado.

Te amo mi gran domadora.

Nota: Ve a tu alrededor.

Natsu Dragneel.

Alce la mirada y me encontré con una gran cuna a lado de mi cama. ¿Cómo no me di cuenta de ella? Tal vez la acaban de poner.

Algunas lagrimas saltaron de mi. ¡Putas hormonas! ¡Estupido Dragneel!

¿Domadora? ¡Ja! Ya vera que pasara en cuanto lo encuentre y lo tome por los huevos.

¡Maldito hijo de perra! ¡Yo también te amo y te extraño!

Mis ultimas palabras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora