12.

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El móvil sonaba sin parar y él simplemente sonreía.

– ¿No piensas contestar? –inquirió.

– Sí. –asentí buscando el objeto con mi mirada.

Sungye.

Se giró dándome la espalda y cambiando la canción mientras yo llevaba el móvil a mí oído.

– Hola.

No me avisaste que ya habías llegado a casa, ¿Todo bien?

– Sí, Sungye. 

¿Qué es ese ruido? –sonreí al mirar la respuesta a su pregunta.

– Es mi amigo, ya sabes el que no se encontraba bien.

¿Fue a tu casa?

– Oh, sí, es que estaba realmente mal.

Jungkook me miró de soslayo y sonrió. – Mira lo mal que estoy. –elevó la tasa de café y bebió.

– Bueno, eh...

Gracias por hoy, lo pasé realmente bien. –me dijo.

– No es nada, yo también me divertí. –suspiré y mordí mi labio, realmente quería que la llamada terminara.

Mmh, buenas noches, estaremos hablando.

– Buenas noches. –colgué y dejé mi móvil cerca.

– ¿Ex?

– Sip.

– ¿Saliste hoy con ella? –rió burlón.

– Sí, pero no es nada serio, sabes sólo somos amigos.

– Ajá. –negó y me miró fijo. – A Jimin aún le gusta su ex. –canturreó.

– No es así. –negué y me acerqué a él. –Sigues ebrio.

– Quizás un poco. –me dijo haciendo una seña con su dedo pulgar e indice. 

– Debes secar tu cabello. –negué y tomé la toalla desde su cuello.

Él seguía sentado por lo que fue más fácil poner la toalla sobre su cabello y comenzar a mover las manos para secarle.

Sacudí rápidamente pero cuidando no hacerle daño, no despegó su mirada de la mía en todo el tiempo en que hice eso.

– ¿Qué? –pregunté dejando la toalla a un lado y mirándolo.

– Nada. –sonrió y rascó su cuello, ahora evitando mi mirada.

Me agradó que por fin fuera él quien dejara de mirar al otro primero.

– Algo pensabas. –insistí. – ¿Qué es?

– Es sólo que...  –volvió a mirarme. –Tus ojos son realmente lindos.

– ¿Qué dices? –pregunté sintiendo una oleada de calor recorrer mi cuerpo.

– Ya sabes. –sonrió. – Tienes una mirada que expresa puresa.

– ¿Sí? –pregunté perdiéndome por completo en sus ojos.

– Ajá. –relamí mis labios algo nervioso y observé como su mirada se desviaba a ellos. – Y también se vuelven ridículamente lindos cuando sonríes, esa sonrisa con los ojos es realmente hermosa.

– ¿Por qué me dices eso? –pregunté nervioso y no pude evitar sonreír.

– Es la verdad. –bebió un sorbo de café. – Mírate.

Amentiam [Jikook]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon