5.

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Miraba con cansancio el pasillo de salida mientras esperaba a que se terminara la vuelta que daba la atracción.

El día de hoy había sido especialmente aburrido, tanto que creí que en algún minuto me desmayaría. Prefería leer el libro de las leyes nacionales para entretenerme.

Qué asco.

Cuando creí que mi día no podría ir peor miré hacia afuera de la atracción, justo por donde pasaba la gente que estaba disfrutando de sus días libres, apareció un chico de aquí, lo noté porque llevaba una de las camisetas de los dependientes. Tuve un pequeño rayo de esperanza de que fuera Jungkook.

Y efectivamente, era él.

Desvié mi mirada rápidamente cuando él me observó y sentí una pequeña emoción recorrer mi cuerpo.

¿Por qué mierda actuaba como una adolescente enamorada?

Seguí mirando los carritos hasta que estuvieron a punto de detenerse y con mi vista lateral pude observar cómo Jungkook se paraba a mi lado.

Lo miré de soslayo y él extendió los cupones. Ambos sonreímos sin dejar de mirarnos.

– Adivino. –dije. –Tengo que entregarlos todos ¿Cierto?

– Sólo estos tres. –me respondió con una media sonrisa.

– Hoseok no viene hoy. –le dije devolviendo uno de los tickets.

– Oh, en ese caso serán sólo dos.

– Está bien, gracias. – dije esbozando una sonrisa que pretendía ser encantadora.

– No es nada. –respondió con una sonrisa que superaba a la mía con creces. Realmente lindo y encantador.

Me quedé así, pegado por un buen rato. Obviamente sí hacía mi trabajo, pero esa sonrisa ridícula que estaba en mi cara no me la sacaba nadie.

Incluso entregué el boleto a JongIn y no recuerdo muy bien qué fue lo que me dijo, quizás algo irrelevante, quizás una de los tantos chismes sobre la gente que trabajaba aquí.

Me sentía extrañamente feliz, y me costaba entender por qué. Realmente me estaba volviendo loco.

La forma en que Jungkook llamaba mi atención me hacía ponerme raro. Tan raro que no me di cuenta cómo pasó hora y media.

– ¡Joder, que me da miedo! –una chica reclamaba a su amiga frente a mí.

No sabía cómo decirles que si no subían ahora tenía que hacer pasar a otras personas.

– ¡Entra ya, nos van a sacar por tu culpa! –la más entusiasmada empujó a su amiga sobre uno de los carritos.

– Serás responsable de mi muerte. –dijo con los ojos entrecerrados y yo sonreí.

Eran las últimas así que empecé a ajustar los seguros de ellas primero.

– Disfruten el viaje señoritas. – sonreí. – Espero que no mueras.

Seguí bajando los seguros de todo el tren hasta llegar al primero, justo cerca de la caseta.

– ¡JongIn! –le llamé.

– Dime.

– Iré a mi break. –anuncié tomando mi boleto luego de que él asintió sin prestarme mucha atención.

Quizás esté ahí. –Pensé. – O quizás no.

Siendo sincero la situación comenzaba a molestarme. Me molestaba pensar en él y no tenía idea cómo hacer para sacarlo de mi cabeza.

Amentiam [Jikook]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora