20.

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JK

Había salido de la escuela en una tarde con un clima que era digno de envidiar. Sólo pensaba en que al día siguiente podría ir a la práctica finalmente y por sobretodo, podría ver a Jimin.

Mis pensamientos iban repletos de su nombre desde hacía unos meses y es que extrañamente ese chico me había tomado por sorpresa. Y estaba completamente enamorado de él, no existía una vuelta atrás.

Llegué a mi casa y saludé a mi abuela, que por cierto se había tomado la molestia de hacerme galletas. Mi padre no estaba en casa, como era común, así que simplemente subí a mi habitación a perder el tiempo como era usual.

Mientras miraba por la ventana hacia afuera sentí que mi abuela apreció en la puerta de mi habitación.

– ¿Qué pasa? –pregunté dudoso.

– Hace mucho no viene ese chico Jimin, ¿No lo traerás de nuevo?

– Puedo invitarlo este fin de semana si quieres.

– Sí, eso estaría bien, puedes invitar a Taehyung también o a cualquiera de tus amigos. Esta casa está muy silenciosa últimamente, has crecido mucho.

– ¿Pasa algo? –pregunté con la cabeza ladeada.

– Es solo que estuve abajo mirando algunas fotos de cuando eres un bebé y has crecido tanto. Vas a graduarte de la escuela.

– Bueno, seguiré aquí contigo por mucho tiempo más. –respondí.

– Acompáñame a la cena. –me pidió y bajó a la primera planta.

Cuando ella se fue pensé en decir lo único que no le había dicho a mi abuela sobre mí. Lo único que nadie de mi familia sabía. Eso por lo cual había comenzado a vestirme de negro, me había perforado las orejas y había intentado escuchar rock y metal; claramente lo último no funcionó, pero al menos el hiphop era el comodín a esa parte.

Mojé mi cara en el baño y me miré al espejo.

"Abuela, soy gay"

"Soy homosexual"

"No me gustan las chicas"

"Abuela, me gustan los chicos, me gusta Jimin"

¿Cómo pretendía decirle eso que había ocultado por casi veinte años? ¿Ella iba a entenderme? ¿Iba a decirme que era un desviado? Claro que iba a entender, era mi abuela, la mujer más fuerte y justa que conocí en mi vida, la mujer creyente que me llevaba a la iglesia los fines de semana, que al menos usaba parte de su creencia y perdonaba esos "pecados" porque nadie era perfecto y todos podían cometer errores.

¿Eso era yo? ¿Un error? ¿Mi condición sexual era un pecado?

Bajé a la primera planta con el corazón latiéndome a mil. Casi sentía que transpiraba. Apreté mis puños para que los leves temblores en mis manos no se notaran.

La observé sirviendo mi plato de comida, siempre tan tranquila.

– Oh, ya has bajado. Tu plato está servido, cariño. –me sonrió antes de que yo me sentara.

– Gracias. –solté y mi voz tembló.

– ¿Estás bien? –preguntó preocupada.

– Abuela tengo que decirte algo importante. –me sentía como si fuera a morir en ese momento. Sentía que iba a contarle cómo había cometido un crimen.

Ella no parecía inmutarse ante mis palabras, de hecho la vi más tranquila que nunca.

– Dime. –respondió duramente, sin mirarme.

Amentiam [Jikook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora