2. Adiós

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Entramos a casa de Laura y ahí están sus padres, tan collejos como siempre. Son mayores para unos padres convencionales, ya que tanto Laura como yo, tenemos 24 años. Pero ellos andarán por los 60 años. Son una pareja envidiable Carmen y José, se hacen bromas, se besan, se miran como si estuviesen realmente enamorados. Y me extraña ya que llevan casados más de 40 años. Mis padres a estas alturas y solo con 27 años de casados nada más pelean.

-Mi vida pero que ha pasado- Dice Carmen 

- Nada Carmen soy una cornuda. Bueno más bien era- simplifico con cara de tristeza

-Lo siento. Ahora tienes que ser fuerte. Tu siempre lo has sido además eres joven mi niña. Si solo tienes 24 años. Eres guapa y lista. - Me dice mientras me abraza

- Mi vida es una mierda- Y me pongo a llorar. Sé que las normas de antes me la he dicho pero alguien se hace la idea de lo malo que es que te hagan los cuernos que lo hayas visto y que tu relación se haya ido a la mierda de un momento a otro?

Soy baja, morena, ojos marrones, y yo no me veo guapa. Además de baja estoy gordita, no sería totalmente gordita pero si tengo muchas curvas. Aunque los demás digan que no, tengo unos buenos jamones como me decía mi abuela. Pero claro que me van a decir.

Mientras me sigue abrazando Carmen, Laura va directa a soltar todas las maletas al cuarto de alado de ella, donde siempre me quedaba a dormir cuando me quedaba en su casa.

Tras varias horas en casa de Carmen voy directa a la oficina, sé que no debería ir pero ya he hecho lo que tenía que hacer. Y ahora mi obligación es ir al trabajo. Laura hace un rato se ha marchado para allá y yo no soy una irresponsable siempre he dicho que las cosas personales no deben afectar al trabajo.

Cuando llego a la oficina todos me miran. Obviamente ya se han debido de enterar de todo lo que ha pasado porque si ha estado aquí Carlos y me han visto amí la cara que tenía esta mañana... 

Me voy a mi mesa dejo mi bolso, y mi chaqueta y me dirijo al despacho de Juan. Entro y me mira con cara de preocupación.

-Cris como estas? Ha estado aquí Carlos preguntando por ti pero luego se ha marchado. 

- Si lo siento porque haya venido, no debería venir aquí o bueno si así podrá ver a Katia. Vamos a ponernos a trabajar que ya he faltado muchas horas y tenemos muchas cosas que hacer sobre la empresa CSJ- Juan me mira extrañado 

-¿Katia? Y no te preocupes por el trabajo, sabes que antes estás tú. Además estoy harto de coger el teléfono ¿quieres que vayamos a por un café y merendamos y me cuentas? Me dice poniendo una sonrisa, he dicho que es el mejor jefe del mundo. Desde que lo conozco me he llevado bien con él y la verdad de vez en cuando nos escaqueamos del trabajo para cotillear. Si, si. Cotillear es una maruja de cuidado. Es muy gracioso. Y con él me rio mucho.

- Vale, pero prefiero que sea el café aquí no me apetece salir por si me encuentro a ella. Si me la encuentro, todo lo que pueda ser es que tengas que dar de baja a una empleada.- Le digo seria y enfadada

- Bueno voy a por el café ahora vuelvo. Dice Juan mientras desaparece por la puerta.

No sé que voy a hacer ahora mismo. Como voy a estar trabajando aquí mientras esa está en el mismo edificio que yo!!. Aunque esté en la 2 planta y yo esté en la 3, Lo que no entiendo es que hacía Carlos en la sala de conferencias y más bien ¿qué hacia aquí? no se supone que trabaja. Tras estas preguntas escucho abrirse la puerta y entra Juan.

-Bueno que te ha hecho para que estés así y te quieras ir de casa. Me dice Juan.

- Esta mañana al ir a desayunar y recoger las cartas abajo escucho un ruido en la sala de conferencias. Estaba la puerta entornada cuando sabes perfectamente que la sala siempre está con llave. Y que hoy no había nada programado allí. Por lo que voy a cerrar la puerta y me encuentro a Carlos con Katia dándose un beso y vamos que se lo estaba tirando!!. La cara de Juan es un poema. Además siempre que algo le sorprende abre muchos los ojos y me recuerda a Jim Carrey en la máscara. Pongo una mueca, ya que no me apetece reír al contar esto, ha sido muy duro.

Mi peor pesadillaWhere stories live. Discover now