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POR LAUREN

Resaca. Resaca era la palabra que mejor me definía esa mañan. Al principio cuando me desperté debido a que tenía un brazo dormido, no sabía dónde estaba, me dolía pasar cada noche que salía de fiesta por eso no me alarmé pero si que lo hice cuando vi por que me se me había dormido un brazo y era porque tenía a la chica que conseguía poner mi mundo del revés en menos de un segundo, era Camila. Ella estaba con su cuerpecito acurrucado sobre mi brazo, llevaba una camiseta unas tallas mas grandes y que debido a la postura que tenía en ese momento Camila, me permitía disfrutar de sus muslos desnudos y su culo en pompa, tapado por unas diminutas bragas a rayas blancas y negras. No sabía muy bien por qué estaba durmiendo con Camila en camiseta y bragas, en una habitación que no era la mía y por que parecía que mi cabeza era víctima de un dolor insoportable pero lo que sí sabía era que ya que me había despertado con la oportunidad de disfrutar aquellas "vistas mañaneras" no iba a rechazar yo aquello. Estuve unos minutos mirándola hasta que el sol que salía de la ventana chocó en su cara y de repente se acurrucó inconscientemente en mi, escondiendo su cara en mis costillas. Para mi era una tortura tenerla tan cerca y no poder tocarla, no quería que se despertase y tener que volver a la normalidad ya que ella ya se había librado de Justin y de mi se olvidaría o quizás quedaríamos muy de vez en cuando para tomar algo. Yo me repetía mil y una veces que no quería nada serio, que no estaba hecha oara tener una relación estable y que lo decir por la calle de la manita no era lo mío pero luego llegó Camila y me rompió los esquemas, ella provocaba en mi algo que nunca nadie había conseguido. Por ella era capaz de enfrentarme a mil tíos como Justin, era capaz de comprar todos los ositos de peluche que hubiese en el mundo y entregárselos de noche, con el castillo de Disneyland y la canción de "Someone like you" de Adele de fondo. Algo que si me lo hubiesen comentado en un oar de semanas atrás, me daría un ataque de pánico o peor, me muerto de la repulsión que me daban esas cursilerías. Pero con Camila era distinto.

Parecía que la niña de mis ojos, finalmente se había despertado.

-Mmmmmm

-¡Buenos días a la que me emborrachó anoche!

-Yo no te obligué a beber. ¿Te duele mucho la cabeza?

Camila se incorporó y con una de sus manos acarició mi cara.

-Tienes mala cara.

-Vaya... Ahora ser fea se le llama "Tener mala cara"

-No seas tonta tienes unos ojos que enamoran.

-¿Y a ti, te enamoraron?

-Laur...

-Vale ya entendí. Perdón. Esto me pasa por fijarme en heteros.

Me sentí incómoda en cuanto a Camila se le cambió el rostro por mi pregunta. Recogí mis cosas y me fui sin decir palabra alguna. Ella tampoco impidió mi salida.

Era Martes, estaba sin ganas de nada pero la empresa me reclamaba. Fui como había salido de la habitación de la morena y eso no le gustó mucho a mi padre.

- Por Dios Lauren!! Mírate parece que no te cambias de ropa en días, ni te peinaste y... ¿Y ESOS NUDILLOS?  ¿En que andas metida?

Hasta entonces, no me había fijado en mis nudillos que estaban con algunos rasguños y un poco morados debido a la paliza que le metí a Justin y de la que no me arrepentía en absoluto.

Si era cierto que no solía arreglarme tanto como algunas que trabajaban conmigo en la empresa pero mi apariencia en aquella mañana se salió  de lo normal. Pero me daba igual, sólo pensaba en la chica que había dejado en la habitación del hotel esa misma mañana.

No me concentraba en mi trabajo, así que decidí dibujar, me relaja. Pasé horas dibujando cosas sin sentido, frases, plantas... hasta Keana, secretaria de mi padre, llamó a la puerta.

-¿Puedo pasar?  

-Si claro.

-Señorita Jauregui tiene visita... Dice que la conoce y que necesita hablar con usted.

-¿Sabe su nombre?

-Si se llam..

Antes que terminase la frase, una joven morena, con unas pequeñas ondas al final de su largo cabello castaño, vestía unos pantalones blancos con un top azul de flores que dejaba al descubierto sus hombros y un poco de su vientre y unas sandalias de tacón azules.

-Camila...

-Señorira Jauregui yo me retiro para que puedan hablar.

-Keana traigame un café con leche y lo que pida la señorita Cabello.

-No gracias no tengo sed.

-De acuerdo. Vuelvo ahora con lo que pidió.

En cuanto la secretaria cerró la puerta, Lauren se sentó encima de la mesa, observando los movimientos de la morena.

-No me mires así...

-¿Así como?

- Sé que me porté mal contigo, que igual te di falsas ilusiones y no quiero hacerte daño.

-No Mila, la culpa es mía. Fui yo la que se creó películas en la cabeza.

-Yo ahora no puedo tener una relación, entiéndeme, acabo de salir de una muy complicada, tengo mis estudios, mi trabajo y una hermana pequeña a la que cuidar. No tengo tiempo para cuidarme a mi misma, menos tiempo voy a tener para otra persona. Llevo dos años sin pensar sólo en mi y no sé si sonará egoísta pero es lo que necesito.

-Déjame que te cuide.

-Laur...

Me dio igual todo, me acerqué y la tomé de la cintura, giré mi cabeza para no chocar las narices y la besé. Besarla era como tocar el cielo. Su piel era suave y cálida, sus labios eran mi perdición, que digo... Sus labios eran mi droga favorita, mi hobby era rozar con mi lengua su labio inferior y mi pasión, la forma en la que me agarraba por las solapas de mi cazadora. Fueron los minutos más intensos de mi vida. Este beso era distinto al anterior porque en este beso, sin decirle yo palabra alguna, le expresé todo lo que sentía por ella. Cuando estábamos con nuestras narices pegadas, su respiración alterada golpeando mi boca y sus ojos mirando como me mordía mis labios, Keana entró con mi café.

-Oh perdón yo solo...

-Mierda! Keana de esto ni una palabra a nadie y menos a mi padre ¿entendido?

-Sisisi

Cuando la secretaria ya se marchaba del despacho, giró repentinamente.

-Ah Señorita Jauregui! ¿Su padre le ha comunicado lo de la fiesta?

-¿Qué fiesta?

-Sus padres quieren que vaya este fin de semana a pasarlo con ellos y sus hermanos con motivo del cumpleaños de Taylor.

- Pfff ¿Comida familiar? ¿Hay algo peor?

-No tener familia con quien comer.- respondió Camila.

- Pues tú te vienes conmigo y tu hermana también. Keana, dígale a mi padre que sí que voy pero que ponga dos platos más que voy acompañada.

Crying in the club (CAMREN ESPAÑOL)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz