76 | Madison

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Erika entró en la cocina con varias latas de cerveza en las manos y las dejó sobre la encimera antes de mirarme.

—¿Queda algo más?

Taché las cervezas de la lista y comprobé que estuviera todo.

—¿Los aperitivos están listos?

—Sí.

—Perfecto. —Salí de la cocina y Erika me siguió hasta el salón—. Entonces solo queda poner el cartel. ¿Me ayudas?

—Claro.

Cogí el cartel del sofá, me subí a la escalera y Erika me pasó el precinto para pegarlo en la pared.

En él escribimos con letras grandes: ¡Enhorabuena por tu nuevo trabajo, Dylan!

Estábamos preparando una fiesta para celebrar que había sido seleccionado por la mejor discográfica de Nueva york para grabar un disco y teníamos que celebrarlo por todo lo alto.

El timbre sonó, interrumpiéndonos.

Erika me ayudó a bajar de la escalera y caminamos hacia la puerta. Tras ella, nos encontramos a Thomas, James, Harper y a la pequeña Charlotte.

—Gracias por venir. —Abracé primero a Thomas y después a James—. Pasad y poneos cómodos.

Pasaron por nuestro lado y entraron al salón, dejándonos a las tres solas en el pasillo.

—Tenía muchas ganas de veros —dijo Harper antes de darnos un abrazo.

—Y nosotras a ti. ¿Cómo está Charlotte? —Me acerqué a mi amiga para coger a la pequeña en brazos.

Era la viva imagen de su madre.

—Menuda fiesta habéis montado. —James movió la cabeza de un lado a otro buscando algo dentro del piso—. ¿Dónde está nuestro hombre?

—Su representante nos está ayudando. Lo está distrayendo para que nosotras podamos organizarlo todo —dije señalando la decoración que quedaba por poner.

—Hace falta un poco de música, ¿no?

Thomas se sacó su teléfono del bolsillo trasero del pantalón y lo conectó al altavoz. Todo el piso se inundó de música rock a todo volumen.

—¿No tenías otro tipo de música? —gritó Erika tapándose los oídos—. Tenemos vecinos, ¿lo sabíais? —Thomas asintió con la cabeza y bajó el volumen.

Quedaba poco por hacer y entre todos terminamos con los últimos preparativos. El timbre no paró de sonar y el piso pronto empezó a llenarse de invitados.

Dylan aún no había llegado, así que aproveché para coger el micrófono y llamar la atención de todos.

—Antes de nada, me gustaría agradeceros que hayáis venido. Si estáis aquí es porque sois personas muy importantes para Dylan y sabemos que a él le gustaría que compartierais este momento con él. Ahora necesito que os escondáis para poder darle una sorpresa.

Los invitados buscaron en el salón un lugar donde esconderse y Erika y yo salimos al pasillo.

—Me acaba de llamar Ellen, están en la puerta. —Erika se guardó el teléfono en el bolsillo del pantalón antes de desaparecer dentro del salón.

Respiré hondo y me tomé unos segundos antes de abrir la puerta. Al hacerlo, me encontré con un Dylan sonriente. Le miré de arriba abajo y observé cómo iba vestido sin disimulo. Llevaba puestos unos vaqueros oscuros y una camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados.

No temas al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora