45 | Madison

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La comida ya está servida en la mesa y solo falta Dylan por bajar

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La comida ya está servida en la mesa y solo falta Dylan por bajar. Mamá está temblando y Will tiene la mirada perdida en el plato. Están actuando muy raro desde esta mañana y no me sorprende porque el teléfono no ha parado de sonar.

No me han querido decir nada, pero han estado caminando de un lado a otro después de hablar con quién sea que hayan hablado. Llaman al timbre y todos miramos hacia la puerta de la entrada.

Carmen sale de la cocina y camina hacia el recibidor. Abre la puerta y deja pasar a alguien, pero desde mi sitio no puedo distinguir muy bien quién es. Carmen entra en el comedor... seguida por mi hermano.

Mi corazón se detiene y mis ojos empiezan a llenarse de lágrimas. Me levanto rápidamente de la silla y corro a abrazarle. Me envuelve alrededor de sus brazos y pone sus manos sobre mi espalda.

—¿Qué tal estás?

—Feliz de que estés aquí con nosotros. Te he echado mucho de menos.

Me aparto de Mat y mamá aprovecha para abrazarlo. Mi hermano deja la mochila en el suelo y saluda a Will.

—Tenía muchas ganas de veros y tampoco me iba a perder el cumpleaños de mi hermana.

Me vuelve a atrapar entre sus brazos y caigo en la cuenta de que es cierto. Dentro de cuatro días es mi decimoctavo cumpleaños y se me había olvidado por completo. Mat mira la mesa y se pasa la lengua por los labios. Se frota el estómago y mira a mamá.

—¿Hay un plato para mí?

Ella asiente y Carmen desparece en la cocina. Mat aparta la silla y se sienta a mi lado.

—Will y yo estamos organizando una fiesta por tu cumpleaños —el comentario de mi madre consigue que levante la mirada del plato—. Vamos a invitar a nuestros amigos y a los tuyos.

—No deberíais tomaros tantas molestias. No es necesario.

Will niega con la cabeza y coge su copa de vino. Mi madre me mira y posa su mano sobre mi hombro.

—También tenemos una sorpresa para ti.

Miro a Mat y me sonríe. Él debe saber algo porque mi madre no es de esas personas que saben guardar los secretos. Carmen deja un plato enfrente de Mat. Él le da las gracias y empieza a degustarlo.

Dylan por fin aparece y se sienta a la mesa. Saluda a mi hermano y se centra en el plato que acaba de traer Carmen para él.

—No es necesario que te diga que tú vas a asistir.

Dylan mira a su padre, pero no dice nada, solo se dedica a asentir. Acabamos de comer y nos levantamos todos de la mesa. Carmen y yo nos quedamos en el comedor, los demás desaparecen en el salón.

Recogemos las cosas de la mesa entre las dos y dejamos todo al lado del fregadero. Le ayudo a lavar los platos, secarlos y guardarlos. En cuanto termino, entro en el salón y me siento al lado de Mat. Carmen deja sobre la mesa una bandeja con varios vasos y una jarra llena de limonada.

No temas al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora