61 | Madison

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Estamos delante del club más exclusivo de la ciudad. No me preguntéis cómo Harper ha conseguido las entradas porque yo tampoco lo sé. El local está un poco lejos de nuestras casas y de todo en general, por eso hemos tenido que venir en metro. Desde que salimos de mi casa, Harper trae la mentalidad de pasarse toda la noche en el club bebiendo y bailando.

Subimos las escaleras de la estación de metro al exterior. Hace un poco de frío y me arrepiento de haberme traído una chaqueta tan fina encima del vestido.

—Guardaos los billetes de vuelta. Si llegáramos a separarnos, por favor, llegar puntuales si no el metro se irá sin vosotras.

—De acuerdo.

Harper abre su bolso y nos da los billetes. Saca de su cartera tres carnets y nos entrega uno a cada una.

—¡Están geniales! —Erika se lo acerca al ojo—. No parece falso.

Harper le chista y le pide que hable más bajo. Miro el mío y empiezo a reír. ¿No tenía alguna foto mejor que darle? Salgo horrible y no parezco yo. Si te fijas bien se nota que estos carnets son falsos y nos podemos meter en un lío si nos pillan.

Levanto la mirada del carnet y me doy cuenta de que mis amigas ya están en la cola para entrar. Me uno a ellas y esperamos hasta que nos toque. Cuando llega nuestro turno le enseñamos el carnet al portero junto con las entradas. Nos mira a las tres y quita la cuerda de terciopelo para dejarnos pasar.

Harper y Erika empujan a la gente y se pierden en el interior del club. Si no las conociera sería muy difícil encontrarlas ahora mismo. Agarro bien mi bolso de mano y las busco en la barra. Las dos se están pidiendo dos chupitos de tequila.

El camarero deja los vasos en la barra y los llena hasta arriba. Harper pone un poco de sal en el dorso de su mano y la lame, muerde una rodaja de limón y finalmente bebe de un trago su chupito de tequila.

Miro la larga cola que sale desde el baño y desisto. Encerrarme ahí hasta que acabe la noche ya no es una opción fiable.

—Ya estás aquí. Toma. —Harper me pasa un vaso con Vodka y me anima a bebérmelo.

—No. De momento no quiero nada. —Lo aparto.

—Mira que eres aguafiestas.

Me mira con mala cara pero sigue con lo suyo. Erika me arrastra hasta la pista de baile y la pierdo entre tanta gente. Miro para todos lados en busca de Erika. Aparte de la pista de baile, el local arriba tiene una zona exclusiva.

Me quedo helada cuando mi mirada coincide con la de Dylan. Pensaba que esta noche podría estar tranquila pero me equivocaba. Sigo cada uno de sus pasos mientras baja las escaleras y se dirige hacia mí.

—¿Qué haces tú aquí?

—He venido con mis amigas, ¿y tú?

—¿Cómo has entrado?

—¿Cómo has entrado tú? —Río.

—Espérame aquí.

Sube arriba y se reúne con sus amigos. Camino de nuevo hacia la barra y miro a Harper que juguetea con el vaso mientras liga con el camarero.

—Dámelo. —Ella me mira y sonríe.

Desliza el vaso sobre la barra. Lo agarro fuertemente y lo poso sobre mis labios. Tras beber un trago largo abro la boca asqueada. Está demasiado amargo para mi gusto. Me acabo el vaso y siento como el calor recorre mi cuerpo. Tras tomar dos vasos más ya no soy consciente de lo que pasa a mí alrededor.

—¿No me habéis esperado? —gruñe Erika.

Me roba el vaso que tengo en las manos y se lo acaba ella. Refunfuño y se lo intento quitar pero me caigo del taburete al suelo. Las dos empiezan a reír y yo me uno a ellas. Harper me pasa un chupito y me lo bebo sentada en el suelo. Cuando me levanto siento como una fría capa de sudor inunda mi cuerpo.

No temas al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora