66 | Madison

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Me paro frente al espejo y aliso la falda del vestido para que todo esté perfecto. Hoy voy a tener mi primera cita con Dylan y estoy muy nerviosa.

Bajo rápidamente las escaleras y cojo las llaves de casa pero mi madre me detiene antes de que pueda abrir la puerta principal.

—¿Dónde vas?

—¿No te lo he dicho? —Le miro nerviosa por si no llegara a creerse mi mentira—. He quedado con Harper y unos amigos.

—¿Qué vais a hacer?

Odio cuando se pone en modo detective conmigo.

—Vamos a tomar algo y a dar una vuelta.

—De acuerdo. Vuelve pronto.

Asiento y salgo rápidamente por la puerta. El coche de Dylan me espera en la entrada. Subo intentando que no me vean desde la ventana y le pido a Dylan que arranque el coche.

—¿Dónde tienes pensado llevarme?

Él me mira confundido y ríe.

—No había pensado en ningún lugar en concreto. Un buen plan sería llevarte a comer algo y a mi piso. —Me mira y alza las cejas insinuándose.

Golpeo su brazo y empiezo a reír.

—Venga dímelo.

—Es una sorpresa.

Enciende la radio y empieza a cantar en voz alta. Le miro de arriba abajo y compruebo cómo se ha arreglado. Lleva puestos unos vaqueros negros, una camisa azul y una chaqueta vaquera que tiene un tono diferente al de la camisa.

Dylan detiene el coche enfrente de un bar. Apaga el motor y cierra la puerta cuando sale.

—¿No sales? —pregunta asomando la cabeza por la ventanilla de mi puerta.

—Creo que me he arreglado demasiado.

Dylan niega con la cabeza y me ayuda a bajar del coche.

—Estás genial pero te falta algo.

Abre el maletero y de él saca un par de sombreros y dos pares de botas. Abro los ojos sorprendida y le abrazo.

—¿Es un bar country? —digo ilusionada al ver donde estamos.

Asiente y se sienta en el maletero para colocarse las botas. Me quito los zapatos y me pongo las mías. Dylan se sitúa de nuevo en el suelo. Coge mi mano y me empuja hacia el interior del bar.

Hay mucha gente dentro del local y es imposible moverse en el interior. Nos hacemos un hueco y nos apoyamos en la barra.

—¿Quieres algo de beber?

—Sí, gracias.

Desde la barra localizo una mesa libre y camino hacia ella. Dejo mi bolso sobre el taburete y me impulso para sentarme.

He perdido de vista a Dylan pero pronto le veo con dos bebidas en la mano y una sonrisa en el rostro. Se sienta en el taburete que hay a mi lado y me acerca un vaso lleno de un líquido transparente.

—¿Qué es?

—Les he pedido algo especial, pruébalo.

Cuando el líquido roza mi lengua identifico el sabor a vodka con un toque de arándanos y menta. Está muy bueno y sin darme cuenta casi me bebo todo de un trago. Dylan coge mi vaso y lo posa en la mesa.

—Con tranquilidad.

Me sonrojo al instante, no porque el alcohol ya esté haciéndome efecto, sino por su comentario.

No temas al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora