Yoonseok One Shots

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Título: Pillow talk

[ADVERTENCIA: Tiene contenido sexual y homosexual. Si no estás cómodo con ésto, NO LO LEAS]

Resumen: Las sábanas guardaban su irresistible escencia. Sus dedos se alcanzaron, para interlinearse.

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Yoongi lamió sus labios, admirando al bailarín practicar frente al gran espejo.

Jung Hoseok era un ser hermoso. Su sonrisa y sus lindos ojos, que eran lo más tierno que Yoongi había visto en alguna persona. Pero así como todas las personas, Jung Hoseok tenía un lado obscuro.

Un lado obscuro que a veces hasta Yoongi temía. Y lo había visto antes, cuando Hoseok se enfadaba por algo, y su mirada se obscurecia, y las venas de su cuello saltaban en furia. Yoongi conocía muy poco de ese Hoseok.

Ese lado obscuro y corrupto, que estaba lleno de furia, miedo, depresión y… lujuria.

Yoongi lo había visto más de una vez, sin embargo siempre fingía no haberlo visto. Los ojos brillando de lujuria cada vez que veía a Yoongi usar una playera demasiado grande para él, o incluso cuando Yoongi paseaba en ropa interior por el departamento en busca de ropa limpia.

Lo había visto antes, y sería una mentira decir que no lo ha hecho a propósito algunas veces.

Disfrutaba ver la lengua de Hoseok pasear por sus labios, cuando Yoongi hacía un movimiento brusco.

Yoongi sabía que ese Hoseok pertenecía a su lado obscuro. Y Yoongi pensó ésto por mucho tiempo, llegando a la conclusión de que tal vez él también tenía un lado obscuro.

Incluso en éste momento. La manera en que observaba al menor bailar de una manera poco decente. Moviendo sus caderas en un movimiento que Yoongi juraba que lo llevaría hasta el mismo infierno.

Pero no podía detenerse. Sabía que su mirada comenzaba a ser notable en el menor, pero no podía apartar la vista.

Y cuando la canción terminó, y Hoseok fijó la vista en la suya atraves de ese espejo, Yoongi sintio algo dentro de él vibrar.

— ¿Disfrutas la vista, hyung? —. Preguntó Hoseok, con voz ronca y respiración agitada.

Yoongi tragó en seco, y asintió.

Hoseok sonrió.

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Era una suerte que nadie en los cuartos estuviera ese día. Y ahora que Yoongi lo pensaba, ni siquiera le importó en dónde estaban o porqué se habían ido sin ellos dos.

Lo único que le importaba era las manos de Hoseok colándose dentro de su playera blanca. Frías pero al mismo tiempo cálidas al contacto. Se fundían en su piel como si ambos estuvieran destinados a ser uno solo.

La lengua de Yoongi trazando un camino a través del cuello de Hoseok. Desde la quijada hasta el hombro del menor.

Hoseok era un desastre en ése momento. Sus gemidos susurraban el nombre de Yoongi de una manera desesperada, y su cuerpo en busca de contacto se acercaba a las manos de Yoongi.

Las manos de Yoongi bajaron por la espalda del menor, hasta llegar a su trasero. Ese perfecto trasero de bailarín que siempre lo volvía loco. Que siempre lo hacía sentir celos, de todas las personas que miraban a Hoseok en esos pantalones de tela tan apretada, que dejaban muy poco a la imaginación.

Yoongi mordió ligeramente los labios de Hoseok, ganándose un gemido más alto que los demás. Yoongi gruñó.

— Eres un mal chico Hoseok —. Susurró en voz gruesa en el oído del menor, haciéndolo temblar. — Mira lo que has hecho —. Murmuró contra su cuello.