Capítulo 47 - FOTO FAMILIAR

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—¿A qué viene eso?

Sara se encogió de hombros señalando que no podía hablar con la boca llena.

—La excusa de la boca llena —comentó su mamá con una media sonrisa—, como si no conociera la forma en que William Smith lo hace. Eres muy mala actriz, hija.

A la excusa de la comida siguió la excusa del café, iba a necesitar tomar litros aquel día, se hizo una nota mental, necesitaba una sobredosis de cafeína para sobrevivir a esa maldita sesión de fotos.

Su mamá se había quedado callada luego de mencionar a su papá, era como si quisiera hacer un comentario sobre él, pero al tiempo tuviera un nudo en la garganta. La entendía a la perfección.

—Ya sé que papá se va —dijo en voz baja—, por eso adelantaron la sesión de fotos.

Erika asintió, ella también optó por servirse una taza de café.

—Aún no puedo creerlo —murmuró—. Yo… odio que lo haga y creo que él me odia después de la última conversación que tuvimos, pero… no puede simplemente irse.

Sara asintió poniendo una mano sobre la de su mamá, quería hacer un gesto que demostrara que la entendía y la apoyaba, que ella también se sentía decepcionada de que él huyera. Los ojos de su mamá se llenaron de lágrimas mirando sus manos juntas.

—Él es el mejor amigo que he tenido jamás —dijo al tiempo que sus lágrimas se desbordaron—. Hemos pasado los mejores y peores momentos de nuestras vidas juntos. Yo… lo amo, lo amo mucho.

—Mamá… —susurró.

Ella negó.

—No de esa forma. Nunca de esa forma.

Sara se levantó para poder acercar su silla, cuando se sentó volvió a tomar la mano de su mamá entre las suyas. Estaba helada, así que usó las suyas para brindarle calor.

—Mamá —susurró después—. Hace cuanto… sabes… que él…

Erika levantó la mirada, aún estaba llorando, pero aun así sonrió con dulzura cuando acercó su mano para acariciar su mejilla.

—Tú nos salvaste, hija —susurró—. Nos salvaste a los dos.

—¿Cómo? —preguntó con un hilo de voz.

Ella negó.

—De tantas formas —repuso intentando limpiar su rostro con el torso de la mano que tenía libre, luego aclaró su voz—. Pregúntame eso nuevamente un día en el que no tenga reunión y me vea como una bruja con el maquillaje arruinado.

Sara sacudió la cabeza intentando no sonreír.

—Te ves preciosa, mamá.

—Deja de mentir, Mario nos va a masacrar cuando nos vea.

Al terminar de comer, Sara se levantó recogiendo su vajilla para llevarla a la cocina, pero sólo se quedó allí pensativa.

—Podríamos hacer que cancelen la sesión de fotos —murmuró—. Podríamos hacer que la aplacen.

Su mamá estaba de pie frente al gran espejo intentando retocar su maquillaje y borrar el rastro de las lágrimas.

—No podría hacerlo, se lo debo.

Sara suspiró.

—Yo también se los debo a todos, de todas formas, todo esto es por mi culpa.

—No —su mamá giró para mirarla con seriedad—. No quiero que vuelvas a decir eso.

AtrapadaWhere stories live. Discover now