Confesiones. Parte II

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—Seres mágicos, sí—concluyó Daniel—

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—Seres mágicos, sí—concluyó Daniel—. Pero también son prisioneros, bufones. Sirven para entretener al soberano y a su corte. Además es otra estrategia para mantener el control. Esa es la verdadera razón de mi presencia aquí esta noche. Argos se aseguró de que fuese testigo de la magnitud y los alcances de su poderío, y me hizo saber cuáles serían las consecuencias si llegaba a desafiarlo. Hasta ahora mis hermanos son simples bufones, esclavos, pero su situación podría agravarse. Si no accedo a sus peticiones creo que llegaría a asesinarlos.

—¡Oh, Daniel esto es terrible!—Todas las piezas habían terminado de encajar. Argos era mucho peor de lo que creía, más astuto, más tiránico—. ¡No podemos permitir que ese maldito se salga con la suya! Cuando dije que pensarías en una forma de satisfacer sus deseos, no hablaba en serio. Solo quería ganar tiempo para planear nuestro escape—expliqué.

—Lo sé...Llegué a darme cuenta de tus intenciones, pero me llevó un poco de tiempo—admitió, torciendo el gesto—. No obstante, ahora que conoces los pormenores de mi situación, las reglas cambian. Debes confiar en mí, te prometo que encontraré la forma de que salgamos bien librados de todo esto sin que ningún inocente salga perjudicado.

—¿Crees que la vidente no representa ningún peligro? —indagué. Esa era otra de mis inquietudes.

—Sea lo que sea lo que haya visto, estoy convencido de que no hablará. Ella es otra de las prisioneras de Argos, así como también lo es su esposa, Vera.

—Esa mujer es extraña.

—Más que eso. En parte, es también un ser mítico —reveló dejándome anonada—. Cuando la toqué, tuve una sensación de bienestar. Fue como si todas mis dolencias o estados de ánimo negativos se disiparan. Entonces me di cuenta de que también porta sangre mágica. Posiblemente de las fairies. En mi hogar, estas criaturas usan las plantas para realizar sanaciones. Aunque el don de Vera se ha amplificado debido a su sangre humana, lo que le da la capacidad para sanar directamente, a través de sus manos.

‹‹Criaturas mágicas viviendo entre nosotros. Poderes sobrenaturales. Vera una de ellos›› Comenzaba a abrumarme.

—Alise, ¿te encuentras bien? Te noto pálida—inquirió el ángel en tono preocupado. Sentí su dorso tocar mi frente y luego mi mejilla y por un momento volví en mí—. No tienes fiebre—declaró, aliviado.

—Estoy bien. Es solo que todo esto me hace pensar que las historias que mi madre me contaba de pequeña eran verdad.

—Toda la magia es real—profirió, cuando el carruaje estacionó frente al palacio como en un cuento fantástico—. Recuerda lo que prometiste Alise—susurró, absorbiéndome con aquellos ojos fervorosos, como antorchas azules —. También mantendré mi promesa. Te salvé la vida aquella vez y ahora no dejaré que nada malo te pase por mi causa.

Sonrió.

—También te han pasado cosas malas por mi culpa—indiqué y su sonrisa se disolvió tan rápido como sal en el agua.

—¡Tú no has tenido la culpa de nada! ¿Es que aún no te has dado cuenta de lo especial que eres?

No llegué a responder, siquiera a procesar el significado de aquellas palabras. Darius ya estaba esperándonos y fue quien abrió las puertas del vehículo, interrumpiendo la charla. ¡Por primera vez deseé volver a estar encerrada!

Poco después llegué al cuarto y en el camino hacia el lecho capté mi reflejo en el espejo. Me sorprendí al notar que allí, donde hacía unos momentos la mano de Daniel había estado posada, no había nada más que piel lisa, tersa y suave. ¡Las cicatrices habían desaparecido por completo!

Místicas Criaturas. El RefugioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora