Extra I : Il n'y a pas de marche arrière.

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Un pequeño ronroneo a mi lado hace que abra uno de mis ojos, el ruido estridente que proviene de el aparato hace que todo mi sueño se desvanezca.

Bostezo, tirando dulcemente de mi brazo para no despertar a la pequeña mujer cubierta de un pijama de pandas a mi lado.

Cuando mi mano por fin alcanza el molesto aparato haciendo que el ruido se detenga.

La observó. Su cabello cubre la mitad de su rostro, mientras que gran parte de su cuerpo está al extremo de la cama.

Beso su frente, y me pongo de pie. Hoy es el día de nuestra luna de miel y quiero comenzar esto del buen píe.

Salgo del cuarto cerrando con delicadeza la puerta, algo que tengo en claro es que mi pequeña no durmió bien anoche, pasamos grande parte de el día de ayer hablando, jugueteando y comiendo dulces en la habitación.

Sonrío. Recordando cuantas palabras mi niña dijo.

Juego nerviosamente con las argollas de mi esposa. Ella me observa, su pregunta me toma por sorpresa.

—¿realmente no sabes dónde vamos a ir?.—cuestiona ladeando su cabeza de un lado.—y no me mientas.

Pasó mi lengua por mis dientes, luego rasco nerviosamente mi nuca. Para luego esbozar una sonrisa incómoda.

—si lo sé.—murmuró muy bajito.

La mano de Adriana, sostuvo la mía unos segundos, haciendo que yo la observará. Una sonrisa brillante y decidida brotaba de su boca.

—¿donde es?.—preguntó, luego de parpadear varias veces como suele hacerlo, para obtener lo que desea mi.

Cerré fuertemente mis ojos, alejando mi mano de la suya.

—no me hagas esto..—susurre aún con mis ojos cerrados, mi respiración se atoró cuando sentí sus manos deslizarse por mi rostro con ternura.

—dime..—susurró acercándose más, sentándose sobre mis piernas.—no seas malo conmigo dime.

Suspiré fuerte abriendo mis ojos, un jadeo escapó de ella.

—no puedo... dañaría la sorpresa..—murmuré. Para luego aferra mis manos con fuerza sobre sus caderas.—ahora bájate, porque no creo ser capaz de tener tanto autocontrol en este momento.

Sus ojos se abrieron y un rojizo se instaló desde su cuello haciendo explosión en su perfecto rostro. Reí para luego alzarla y dejarla sentada sobre la cama.

Me puse de pie y ella rápidamente se alertó.

—¿para donde vas?.—preguntó sosteniendo mi mano.

Sonreí, pasando mis manos por mi cabello.—iré arreglar un pequeño asunto con este.—mordí mi labio.—es mejor que no lo sepas, solo iré al baño.

Sacudo mi cabeza adentrándome hacia la cocina. Deseo complacer a mi pequeña. Nunca antes he hecho el desayuno para nadie que no sea mi ego y el idiota de Nano.

Así que realmente deseo sorprenderla, sobretodo que aún me parece tan irreal que estemos juntos, en la misma casa y que hayamos dormido juntos, en la misma cama.

Debo confesar que en toda la noche no pude dormir, mi corona se movía demasiado y cuando lo hacía pegaba su voluptuoso trasera a la parte más sensible de mi. Debo admitir que pase parte de la noche en el baño tratando de controlar a enorme "perlinito" ya que el estaba desesperado por ser calmado.

Dejo que el tostador queme el pan y luego unto un poco de mantequilla y sirope de manzada.

Sacó jugo de naranja he instaló todo sobre la mesa de mármol. Observo el reloj aún tengo tiempo de ir a comprar sus flores favoritas, pero sinceramente no deseo que se despierte y no me encuentre a su lado.

Me enamoré de una chica Pentecostal © [1]  BORRADOR COMPLETO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora