«Trente-sept»

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«Trente-sept»—Trois ans plus tard.

Aunque han pasado tres años desde su partida, tengo la impresion que es como su fuera sido ayer.—tomo a Aliee de la mano, mientras la hago crusar la calle, sus ojos azules como los de su padre me soprenden, desde hace tres años que la pequeña nacio, pensamos que Wynn no despertaria para esas epoca, pero Dios fue bueno con Aliee ya que su padre estuvo con ella cuando cumplio su primer año.

Las cosas en estos ultimos años han cambiado tanto que hasta yo mismo me soprendo, aver visto a Nano irse por segunda vez y saber que no regresaria fue peor que la primera vez, ni hablar de David, que desde que adriana se fue, no me dirigie la palabra, saque que lo unico que quiero es saber sobre ella. Aun mis sentimientos son tan vivos como hace
Algunos años, podria sonar ironicó pero la sigo amando, como si fuera ayer.

Mi vida desde que ella se fue ha cambiado, realmente me converti completamente a el evangelio, aunque algunos de los que concideraba mis amigos se burlaron de mi, por mi decision de transformar mi vida y llevar conmigo mi biblia bajo mi brazo, no me importo, no queria hacerlo por los demas, ni por nano ni menos por ella, Si no por mi.

¿Tio? Para donde vamos ahora.. Hace frio.—hablo mi pequeña de ojitos azules mientras hacia un puchero.

Observe a mi arredeor,el lugar donde estaba, era el mismo lugar donde hace tres años recibi esa llamada, esuchando su voz por ultima vez, ya su numero era inexistente, su aroma ya no estaba a mi alrededor y sobre todo.. Estaba seguro que su corazon habia dejado de latir por mi desde mucho tiempo.

¿Alló?.—respondo con mi voz ronca, me habia quedado dormido sobre mis libros, gracias a que el trabajo era muy largo y me reusaba a hacerlo en equipo.

Adiel soy yo.—susurro su voz dulce haciendome dar un respiego, llevaba unos dias sin saber de ella, carrespe un poco para recuperar mi ya tan conocido tono de voz.

¿Donde estas?.—la preocupacion era notable en mi voz, era claro que temia por ella, que temia que por mi culpa las cosas terminaran mal.—¿porque no me haz escrito? Ah? Sabes lo preocupado que he estado por ti, es apenas si soy  capaz de conciliar el sueño..

Lo siento..—susurro con su voz chillona, mientras sentia como mi corazon se deretia por esas siete palabras.

Esta bien.—suspire. Pasando mi mano por mi cabello.—solo dime donde estas. Ire por ti, sabes que iria donde sea por ti.—murmure mientras tomaba mi chaqueta del perchero, puse el phone sobre mi oreja mientras lo sostenia con mi hombro y acomodaba mi chaqueta.

Lo siento.—su voz suena entrecortada, se escuchan varios murmullos y voces desconocida, dejo de hacer lo que estoy haciendo y presto mas atencion a lo que se escucha a su lado.

¿Por que vuelves a decir que lo sientes?.—rio para despejar los nervios que se calan como frio en mis huesos.—solo dime donde estas.—suspiro mientras tomo las llaves de el auto y salgo de la casa, corró apesar de la extensa nieve, hasta mi coche abro la puerta y entro, conecto el phone a el bluethoo mientras salgo disparados por las calles de Montreal.

Yo realmente queria decirte esto.—escucho un suspiro brotar de sus labios y mis nervios aumentan, muevo como loco el volante mientras intento comprender lo que esta pasado.

Por favor.—digo mientras golpeo el volante, las rutas estan heladas y mis maniobras son cada vez mas peligrosas.—solo dime donde estas.. No me hagas esto.—grito fuera de mi.

Aeropuerto.—susurra con miedo en su voz. Mi pulso se acelero y supe que era totalmente el fin.

¿Se acabo?.—susurre frenando con demaciada fuerza el auto en medio de la calle.

Me enamoré de una chica Pentecostal © [1]  BORRADOR COMPLETO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora