«Quarante-un»

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«Quarante et un » –Daccord, Parlons.

Mi corazón, me martilla el pecho  desde hace 3 días,  en cuanto tenia la oportunidad de cerrar  mis ojos o tratar de cerrarlos, me venía a la mente todo lo que tratamos de vivir y lo que paso en la Integración cristiana.

Tomo un libro cualquiera de la biblioteca, se a vuelto mi escondite cuando no sé como controlar mis emociones, trato de mantener mis ojos abiertos, para impedir que su recuerdo se filtre en mi cerebro y haga de mi un vil ruin.

Mis dedos se detiene sobre un libro que no había visto antes, suelo entrar aquí muy seguido y cada uno de los millones de libros, los conozco como si fuese la palma de mi mano.

Tome el libro y sople sobre el para quitar un poco de polvo que había sobre la cuvertura, La tregua de un autor desconocido para mi,me da la bienvenida ojeo un poco las paginas y me detengo en un paragrafo que me cautiva y llama mi atención.

"Sin embargo, no puedo tenerle rencor, no puedo manosearlo con mi odio. Sé que me dio la oportunidad y que no supe aprovecharla. Quizá algún día pueda asir ese argumento único, decisivo, pero para ese entonces yo ya estaré atrozmente ajado y este presente más ajado aún."
La Tregua, Mario Benedetti

Me sobresalte cuando mi celular que estaba sobre la mesa de vidrio vibro, haciendo que el libro que sostenía en la mano cayera a el piso, gruñí por lo bajo y me acerque rápidamente a el teléfono, respondí sin mirar el nombre.

Dios le bendiga a la persona que esta del otro lado.—dijo mientras tomaba el libro y lo ponía en su lugar, luego camine hasta el mullido mueble y recostó mi ancha espalda sobre el.

Un suspiro brotó del otro lado.—Me voy tres años y no reconoces mi caliente y sexy voz?.—ruedo mis ojos cuando distingo el tipo acento caleño de mi único mejor amigo.—¿como van todos por allá?.—escuchó ruido del otro lado, lo oigo refunfuñar segundos después el bruhaha* disminuye dejándome solo con su gruesa y ronca voz.

Aquí todos estamos bien gracias a Dios. Las Gemelas están grandes y pues ya sabes Jaassiel sigue siendo el mismo.—tomo la manta que esta sobre el brazo del  mueble y me cubro los pies con ella.

Mis pequeñas Sobrinas calientes y guapas como su ardiente tío.—lo escucho reír mientras lo reprendo por su tan típica manera de hablar sobre nuestras sobrinas.

Ya fuera de bromas.—dice mientras que lo oigo gritar algunas cosas en español.—¿como vas del corazón? ¿Aun sigues enamorado de Adriana?.

Me remuevo incomodo sobre el asiento, las únicas personas con las cuales puedo ser vulnerable es con nano y con ella. suspiró tomo un poco de valor y le respondo.—Mi corazón bombea sangre las veinticuatro horas del día siete días a la semana.—me río de mi pequeña broma, mientras el me dice que sea sincero con el.

Ella volvió.—termino por decir, ya que sus constantes amenazas me llevan casi a el borde de la locura.

¡Me imagino que hubo beso y mordida de labios y de todo!.—ríe. Me lo imagino jalándose  con la mano por su rebelde cabello frisado.

Debo admitirte que ganas no me faltaban.—río bajito mientras el me imita.—pero se fue exactamente dos días después de ti, no me llamó y menos busco a mantener contacto conmigo.—suspiró.— y tampoco me dijo que regresaría, solo la vi en la iglesia y sabes que me dijo?

¿Que dijo?.—dice mientras que escucho su voz cambiar de tono a uno mas neutro.

Que me extraño.—muevo mis brazos de un lado para el otro, termino poniéndome de pie, mientras soy sumergido nuevamente en esos viles sentimientos.—creé que puede volver después de tres largos y extensos años a decirme que me extraño y que creé que todo volverá como antes?!  Ella cree acaso que estamos en una vil historia escrita por alguien? Esto es la vida real Nano,Nuestra vida, Nuestros sentimientos...

Me enamoré de una chica Pentecostal © [1]  BORRADOR COMPLETO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora