«Vingt-trois»

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«Vingt-trois»—.Ceci, ne pas de l'extase.

Busque una silla un poco retirada,mire de lejos como Ky clava sus ojos en mi y sabían que tendría un regaño por parte de ella.

Patricia realmente habia depasado la limite. 

Sus labios no tenian porque tocar los mios, fue extraño disgusto y frustración fue lo que sentí.
Sacudí mi cabeza y jalandola de la mano tome asiento, un joven de teste morena se subio a la plataforma y hablo.

Dios les bendiga jóvenes, hermanos, visitas y amigos. — una sonrisa se dibujo en su rostro. — estamos muy contentos de tenerlos a todos ustedes aquí con nosotros, an tomado la mejor decisión de sus vidas, me alegra ver caras nuevas, algunas arrugadas y feas pero somos felices de verlos igual. — Todos soltamos unas pequeñas risas, y eso nos permite soltar un poco la tensión.

Me llamó Elio pero me pueden decir Eli es mas fácil, soy de Italia y tengo 28 años, se que no parezco ya que la gracia de Dios me permite ser mas joven. —pasa su mano por su cara. Soltamos unas pequeñas risas. — bueno, el caso es que no he  venido a hablar de lo maravilloso y guapo que soy, si no de un tema menos vanidoso y es tema es ¿que quieres Tu entregarla a Dios? .

«hace unos días hablaba con una joven que conocí muy simpática. La conocí en un retiro espiritual que hicimos con la Ipuc en el monte de Sion en Valledupar Colombia.  Hacia unos poquitos años que ella se había entregado a el señor. — hice un recorrido visual y mi mirada se tomo con  esos ojos que me hacen hasta negar mi nombre. — ella mucho antes de conocer a Dios, vivió una situación un poco fuerte .. Alguien que ella admiraba la destruyo, era apenas en aquel tiempo una pequeña de 9 años no conocía la vida y lo único que desean era ser libre, venia de una familia rica, pero algo le faltaba a ellos. Y era el amor de Dios, sus padres trabajaban de día y de noche sin dedicarla la mínima atención a su pequeña hija que crecía con la ausencia contaste de sus padres. —el joven dio unos pasos y se bajo de la plataforma. — un 19 de febrero del 2006 la chica estaba afuera jugando con unos juguetes nuevos que su padre para compensar su falta de dedicación, le compro. Ella jugaba sola, no tenia con quien compartir ya que era una niña  con un apellido muy alto, pero es día algo cambio. —Tomo un pañuelo y seco algunas lagrimas que brotaron de sus ojos.— esa tarde pasaba unos niños de 10 o mínimo 9 años igualitos a ella, en edad. Estaban jugando con un carrito de latas y lleno de arena, la joven a el ver la alegría que esos niños tenían, les propuso un trato, les pidió que cambiaran. Ella tenían muchos juguetes, no solo muñecas sino también carros y demás cosas, los niños aceptaron y cambiaron cada uno sus juguetes, la niña dibujo una sonrisa triste en su rostro porque no tendría con quien jugar nuevamente, sus padres estaban tan ocupados manteniendo el imperio y las empresas a flote que se olvidaban a menudo que tenían una hija. El niño a el ver la tristeza en la que se reflejaba en el rostro de la niña, le dijo: «si,quieres podemos jugar juntos.» la niña muy contenta y alegre asintió. Jugaron por unos buenos minutos, horas.. El niño después de un tiempo le dijo a la niña que si quería podía ir con ellos a la iglesia y podrían jugar con muchos niños mas. Pero que debía pedirle permiso a sus padres y que el mañana vendría por ella.

Suelta un suspiro. — ¿quieren saber que paso a el día siguiente con la niña? 

Todos asentimos, creo que yo estoy mucho mas intrigado que todos, una voz entrecortada pide que sigan.. Fruncí mi ceño cuándo, me doy cuenta que es Patricia, quien por una extraña razón tiene un poco los ojos rojos.

Bueno. — el joven Elio siguió hablando y toda mi atención la puse en el, quiero saber que paso con aquella niña.

La niña entro corriendo a su casa y le pidió permiso a sus padres, ellos estaban tan ocupados en lo suyo que le dieron el permiso, a el día siguiente el niñito llego, venia a cumplir lo que le había prometido. La llevo a la iglesia jugaron con los niños y la ahora se paso, llego a la casa a las 9:00 de la noche, su padre no la espero con felicidad, descargo su enojo en ella y le prohibió volver a verse con aquellos evangélicos, lavadores de cerebro.

Me enamoré de una chica Pentecostal © [1]  BORRADOR COMPLETO. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora