Capítulo 68: Revelations

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En algún momento, inmersa en las tinieblas del sueño, me debo haber sentido demasiado segura. Mis sueños fueron dulces (algo que me hubiera parecido extraño en otra época) y ningún acontecimiento fortuito interrumpió mi apacible descanso. Mi sentido de estar a salvo en un lugar que no representara ningún peligro aparente, tan disminuido y bastardeado tras años de incertidumbre en el peligroso y ya lejano poblado de Blue River, volvió a reflotar esa misma noche, envolviéndome con la bella sensación de la certeza y del hecho de que no tendría que estar alerta para descubrir al primer peligro que asomara tras la puerta.

No puedo encontrarle una explicación coherente a ese repentino lapso de tranquilidad que me sacudió por esa noche. Quizá fuera por el hecho de que me hallaba entre los cálidos brazos de Saul, que me envolvían y me impedían siquiera pensar en algo malo. O el hecho de que ciertas cosas ocultas, ciertos misterios que me quitaban el sueño desde mí llegada a la ciudad de las luces, se habían aclarado esa misma noche. Por más que no fueran los misterios en su totalidad, como me habría gustado, el hecho de hallarles explicación a algunos recónditos secretos que me rodeaban no dejaba de ser satisfactorio. Ahora sabía que Izzy no tenía el poder de la telequinesis y que Amanda no había desaparecido en la bruma de la mañana. Y encontrarles al fin un esclarecimiento a esos hechos me llenaba de paz y me impedía sentir miedo. La seguridad es una cualidad tan beneficiosa como siniestra: Te sientes bien, a salvo, aunque quizá estés muy lejos de estarlo. Posiblemente ese fuera mi mayor defecto en aquel momento de aparente calma y sosiego.

Sin embargo, había ciertas cosas que aún no habían quedado claras. Algunas de ellas involucraban a Hope, lo cual (en mi interior lo sabía) solo podía causarme problemas. Desde mi llegada hace casi dos años, la muchacha rubia había ocupado un papel casi central en mi vida y desarrollo en Los Ángeles. No solo protegiéndome de los policías en aquel remoto episodio en el puente, sino también llevándome de un lugar a otro, proveyéndome de comida y hogar, presentándome en sociedad, ayudándome a conocer a personajes increíbles y no tanto, apoyándome, deteniéndome, contradiciéndome, empujándome a hacer cosas que antes jamás hubiera creído posibles. No podía negar la influencia de la chica de ojos azules en mi actual existencia, que a pesar de tener una escasa diferencia de edad conmigo era obvio que ella había visto muchas más calles, avenidas y horizontes que yo. Hasta el día de hoy no podía explicarme del todo como una adolescente de 15 años (como lo fue Hope en su momento, al recién llegar yo a Los Ángeles, siendo en ese momento una niña asustada y repleta de esperanzas) hubiera podido lograr lo que ella logró, convertirse en la dueña y señora del Sunset Strip y construir toda una red de fama y marginalidad en la cual ella era la figura sobresaliente. La historia verídica era más similar a una de esas novelas juveniles de Hollywood que a algo que había estado sucediendo justo frente a mis narices todo este tiempo, y no podía entender la clave detrás del asunto. Era algo agarrado de los pelos: Una jovencita, poco más que una niña, con cabello corto y rubio, un carácter sagaz y una lengua rápida que se desataba en ironías, convirtiéndose en cabeza de toda una ciudad y (por qué no) de toda una cultura saliente que ahora estaba a punto de estallar y saltar al estrellato. No parecía una historia muy realista, y sin embargo había sucedido. Hope era más que todos en la Avenida de los Bares: Era la ley y la trampa, las luces sobre la cabeza de la nueva posible estrella del rock y la mano que lo empujaba al abismo, los excesos y su cura imposible, el neón y el terciopelo, los gritos, las sirenas de policía y la música que aturdía. En todo eso estaba Hope, como la silueta omnipotente que algunos llaman Dios y otros energía. La rubia lo era todo. Y sin embargo, hace menos de un día había estado a punto de pasar a ser nada más que humo y recuerdos. Su reino de cegadoras luces brillantes, drogas y poderosas figuras ambiguas había estado a punto de caer, tambaleándose en las manos del oficial Warren y de su plan de exterminio. Quién diría que sería Freedom, esa figura tan turbia de ojos inquietantemente felinos, la que la sacaría de la ruina y facilitaría que todo volviera a la normalidad...

War in the Jungle (GUNS N'ROSES) #HairRock #GNRAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora