Capítulo 61: Reencuentro

396 46 140
                                    

Advertencia: Sexo (casi) explícito

Ante esas palabras tan recalcitrantes y decididas, que casi sonaron como una promesa hacia mi angustiada persona, me limité a quedarme sentada en el piso del baño sin ningún tipo de reacción. En ese momento poco importaba si Kirk, ese chico al que apenas conocía, me veía llorar como una novia abandonada en el altar. Poco y nada me preocupaba si James y Lars venían al baño y nos veían así, con nuestras cabezas muy juntas y su mano en mi hombro, como si intentara sin éxito reconfortarme de mi estado de agria melancolía. Directamente no era para mí preocupante. En ese momento una sola cosa imperaba en mi cerebro mareado y confundido, como reza esa canción de Led Zeppelin que tanto le gustaba a mi loco tío Tony: La culpa, el remordimiento, y los recuerdos. Las memorias, que me herían como un hierro candente y lograban que más lágrimas asomaran a mis ojos, como un flujo sin fin de agua en una cascada infinita.

Las reminiscencias de una amistad que ya no es, de algo increíble que pasó y ahora había desaparecido entre nubes de humo grisáceo e hirientes palabras rotas, esas remembranzas aumentaban mi ya enorme remordimiento y me hacían repasar todos esos maravillosos momentos que había vivido con Cliff: Cuando nos conocimos en el lejano bar Titanium y él me prodigó una serie de imperecederas reflexiones y litros de alcohol para sanar mi corazón sangrante por Saul; la primera vez que lo vi tocar en ese mismo lugar, entre masas de alcohólicos fantasmas que no vieron ni sospecharon el increíble espectáculo que se había desarrollado frente a ellos. Las interminables noches que pasamos en el viejo y querido estado alucinógeno, rodeados de botellas de cerveza y de libros de Lovecraft y mirando sin temor a los ojos de la bestia que se anidaba en el corazón del Sunset Strip. Su llegada a Metallica, el momento en que conocí a James y Lars y esas semanas de total descontrol que aún hoy siguen siendo una incógnita y un nuboso borrón en lo profundo de mi alma. Nuestro fallido viaje a Los Ángeles y el momento en que finalmente nos separamos con pesar. Nuestras conversaciones por teléfono y, para terminar esta larga sucesión de errores e incidentes que habían terminado de la mejor manera, este tremendo malentendido que acababa de poner fin a más de un año de amistad. Algo tan simple como un cigarrillo de marihuana había terminado con nuestra hermandad. Algo casi insignificante, había acabado la relación de Cliff y yo.

Ante esa revelación insoslayable, no pude evitar que largas lágrimas descendieran de mis ojos y que llamaran la atención de Kirk. Recién en ese momento miré al muchacho, que hace ya bastante tiempo estaba sentado a mi lado intentando calmarme. Sus ojos pardos traslucían preocupación y sus gruesos labios estaban apretados, formando una línea fina. Estaba vestido con su camisa de dormir y con un par pantalones de franela, y de vez en cuando secaba las lágrimas que resbalaban por mis mejillas con uno de sus dedos pulgares.

Me atreví a hablar, luego de un incómodo silencio que duró una cantidad indefinida de tiempo. Las palabras brotaron, frágiles y temblorosas, de mis labios. Tres palabras, seis sílabas. Una cantidad muy pequeña de expresiones orales, que sin embargo dejaban ver mi inseguridad y la enorme culpa que en mi interior sentía.

-¿Por qué haces esto?

No voy a mentir: No deseaba que nadie me socorriera. Especialmente después de haber hecho lo que hice, de haberme tirado encima de Cliff como un animal en celo y de que profanas y lascivas palabras salieran de mi boca de manera impulsiva. Podría haberle echado la culpa a la droga que el mismo Cliff me había entregado, desligándome así de toda responsabilidad. Pero no era capaz de hacer eso. Yo era naturalmente una persona culposa, que tomaba todas las responsabilidades como suyas y era incapaz de pensar la sola idea de "No es mi culpa". Ahora era exactamente lo mismo. No podía responsabilizar a la hierba o a mi estado alucinógeno. Yo me le había insinuado a Cliff. Yo había intentado romper nuestra amistad. Y ahora lo que había sucedido era mi culpa, y tendría que atenerme a las consecuencias. Como, por ejemplo, que él hubiera decidido anular nuestra amistad. Me lo tenía merecido.

War in the Jungle (GUNS N'ROSES) #HairRock #GNRAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora