Capítulo 42 - SUEÑOS Y PESADILLAS

En başından başla
                                    

—Claro, yo también —bromeó ella—. ¿Acaso no has visto el video?

—Por supuesto, ese es el video que uso para entrenar.

Sara rio nuevamente, había hecho una buena elección llamando a David, era un gran chico.

Cuando se subieron a su auto, Sara se sintió un poco nerviosa por la botella escondida bajo la silla donde estaba David, pero él no la vería allí. No podía deshacerse de esa botella aún, no cuando seguía teniendo esos sueños horribles, necesitaba lagunas mentales nuevamente o de otra forma tendría que usar pastillas para dormir. Cuando salieron del edificio, David estaba jugando con su iPod, él lo conectó al sistema de audio para “analizar” sus gustos musicales.

—Tengo todas las mezclas de Pierre Moretz, y además es mi amigo —dijo ella con orgullo.

—Tienes colección de bandas sonoras, has ganado mi respeto.

—En la Academia aprendí a tocar algunas en piano —confesó un poco sonrojada—. Me da vergüenza tocar en público.

—Deberías hacerlo, estoy seguro de que lo debes hacer genial.

Sara sacudió la cabeza intentando restarle importancia. Sólo su profesora de piano la había escuchado, las clases las había tomado en secreto, pero jamás había tenido la valentía de mostrarle a alguien más. Ni siquiera sabía por qué lo había mencionado, para intentar cambiar de tema, Sara agarró su iPod y seleccionó uno de sus temas favoritos.

—¿Miley Cyrus? —David estaba indignado—. Olvida lo que dije, has perdido mi respeto.

Sara sonrió mientras cantaba Someone Else a todo pulmón.

Si estás en busca de amor

Tienes que saber que el amor ya no vive aquí

Él se fue con mi corazón

Ambos cruzaron la puerta… sin mí.

—No puedo creerlo —David fingió cubrirse su rostro avergonzado.

—No importa si está loca, lo que me importa es que haga buena música.

Al terminar la canción, Sara siguió con Wrecking Ball y sonrió aún más al ver que él estaba tarareando, cuando llegaron al coro ambos estaban cantando a todo pulmón.

—Maldición, esa canción es como un himno. No puedes contarle esto a nadie —gruñó David.

—Lo prometo.

Al llegar al colegio, varios estaban entrando, mientras algunos se detenían para lanzar miradas furtivas en dirección a su auto.

—Son muy graciosos, ¿no? —murmuró ella mientras estacionaba—. Todos esperando confirmar un invento.

—Ya estoy listo para firmar algunos autógrafos —bromeó él—. Muchos creen que eres una estirada, pero eres de las mejores personas que he conocido.

Sara sonrió con auténtica alegría.

—Digo lo mismo. No tienes idea lo mucho que me estás ayudando, David. De no ser por ti, tal vez ni habría venido a estudiar.

Ambos se bajaron del auto ignorando las nuevas miradas y David educadamente la ayudó a llevar su maleta. Sara buscó una canción en su iPod y estaba por pasarle un audífono para que escuchara cuando de pronto ambos saltaron asustados, frente a ellos se había atravesado un auto. Sara tembló cuando vio que era el convertible de Alex. Él se detuvo frente a ellos y bajó el vidrio.

—Sube —le dijo sin siquiera mirarla, tenía una gafas de sol puestas.

David a su lado también se había quedado paralizado, lo que hizo que se sintiera de repente muy irritada.

AtrapadaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin