Capítulo 18

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Consulta medica otra vez. ¿Faltará poco para dejar las pastillas? Ya no las soporto, quiero curarme de una vez, quiero mi libertad.
Quiero recuperar mi vida, o una parte de ella.
Porque la parte que se llevaron no volverá.

-Bueno, Maite, cada vez estás mejor, estás preciosa.- no se donde me ve "preciosa" la doctora, pero está bien, le agradecí su halago.- creo que en unas pocas semanas, si sigues el tratamiento al pie de la letra, podrás seguir un tratamiento regular sin  la necesidad de ingerir hierros ni vitaminas, pero a tu dieta habitual le sumaremos 50 calorías y media hora de ejercicio cardiovascular, ¿entendido?- se me hacia un poco extraño que quisieran agregarme ejercicios a la dieta si buscaban que suba de peso.
-¿Ejercicio? ¿por qué?- pregunté
-Porque no buscamos que sólo subas de peso, sino que lleves una vida sana, asi que tienes que empezar a hacer ejercicio para estar sana.- "sana" me pregunto hace cuánto no lo estoy.

De cualquier manera me reconforta saber que me quieren bien, sana, y no gorda.

Se acerca la época más emocionante del año, una época llena de amor, de paz, de calles iluminadas, niños cantando, gente sonriendo, algo hermoso que pasa sólo una vez al año. Si, se acerca navidad, y como todos los años (según me dijeron) tenemos dos opciones.
1) Ir a una especie de fiesta que organiza el mismo hospital.
2) Ir con nuestras familias o la familia de algún amigo.

Dulce y Anahí irán a la fiesta, ¡y claro que yo también! Digan lo que digan, prefiero pasar esta navidad con ellas.

El gran problema de las navidades para las anoréxicas y bulimicas es (por supuesto) la comida, porque la comida navideña no es como cualquier otra, es asquerosamente calorica, los pavos rellenos, las carnes vacunas rellenas de jamón y queso, pollos al horno, las bebidas como el ponche, la sidra o el vino, los dulces como las garrapiñadas, confites, pan dulce, budines, etc.
Tantas y tantas calorias que incluso la gente normal hace dieta luego de las fiestas, para nosotros ese es el lado oscuro de la navidad y la llegada del nuevo año.

El resto, por supuesto, es pura paz y armonía, convivencia, amor, hermandad, solidaridad, todo lo que caracteriza a la navidad, que es tan puro y hermoso.

Pero para todo esto faltan tres semanas, que se pasan mas lento que tortuga en el espacio, asi que por el momento voy hacia mi cuarto, para poder ducharme e ir a comer con mis amigas. En cuanto entro, veo a Dulce guardando algo muy al fondo de su cajón de ropa, pero no veo que es. Tampoco le di importancia.

Me ducho velozmente, me visto y unos 10 minutos después veo entrar a Any con una sonrisa más grande que tu casa y con el foquito sobre su cabeza encendido.

-¡Chicas! Tengo una idea -dijo ella -ya que estamos muy avanzadas en nuestro proceso de recuperación, ¡tenemos que empezar a maquillarnos otra vez!

Hace un tiempo las tres hablamos que con el tiempo y el desarrollo de la enfermedad habíamos perdido el sentido de la moda y la belleza, usábamos lo primero que encontrábamos y no nos maquillábamos, nos convertimos en seres casi sin chiste, pálidas, con cara triste, sonrisas apagadas y miradas desesperanzadas.
Pero esto los últimos meses, gracias a Dios, fue cambiando, con todas nuestras terapias individuales y colectivas, charlas, psicoanálisis y de más fuimos tomando poquito a poquito un poco de esperanza que nos impulsa a intentar recuperarnos, aunque a veces veamos el camino oscuro.

Y entonces decidimos maquillarnos tal como lo propuso Any, pero había un pequeño inconveniente.

-¿Pero de dónde sacaremos maquillaje? -pregunté, entonces Anahí con su sonrisa aún enorme sacó un gran (y cuando digo gran, es graaan) porta cosméticos de su armario, cuando lo abrió quedamos bastante sorprendidas, no sabíamos que tenía maquillaje aquí y menos que fuera tanto, debe tener cada color de sombras, labial, colorete, delineador y esmalte, además de bases, correctores, rimel y polvos de todo tipo.
-Mi mamá me lo trajo ayer mientras ustedes estaban con sus terapias -eso explica por qué no lo habíamos visto antes -entonces, ¿quieren?

-¡Sí! -Dijimos Dulce y yo al unisono, los ojos de Dul parecían tener un pequeño destello, cosa que por algún motivo que yo desconocía no pasaba muy seguido.

Ya era la hora de la merienda, entonces bajamos, nos tomamos nuestro café con leche con nuestras respectivas 4 galletitas de limón y volvimos al cuarto, Dulce (que fue la primera en terminar e ir a la habitación, 5 minutos antes que Anahí y yo) preparó todo el maquillaje que haría falta, ella solía ver muchos videos de belleza y sabía bien qué colores iban para cada tono de piel, nos repartimos así:

-Dulce maquilla a Anahí
-Anahí me maquilla a mi
-Yo maquillo a Dulce

En ese orden, de hecho. Dulce, que era quien más sabía, comenzó con Any, quien tenía un ligero bronceado (ya que usaba bronceador como un fumador consumía tabaco) y era rubia de ojos azul-verdosos, lo que para Dul significaba que su color de sombra de ojos sería celeste combinado con negro. Antes de ello le aplicó una base en polvo (que era lo que Any prefería) de acuerdo al color de su bronceado, le aplicó el corrector de ojeras y se dispuso a delinear la parte inferior de su ojo. luego de esto aplicó la sombra y el rimel. Después tomó un colorete color durazno y se lo aplicó a sus sobresalientes pómulos, y por último un labial rosa chillón, todo esto lo selló con polvo traslucido.

El resultado final fue espléndido, tanto que Any se emocionó y no esperó un sólo segundo para comenzar con mi rostro, me aplicó una base líquida bastante clara (ya que soy considerablemente pálida), delineador líquido y (luego del secado) una sombra de ojos plateada en la cuenca y rosa claro en el resto, además de un rimel bastante cargado, por lo cual mis ojos destacaban. El colorete fue de un color rosa muy pálido, casi a color de piel natural, y el labial fue color rosa chicle.

Quedé estupenda, Any de verdad sabía maquillar, era mi turno y le coloqué la base, una considerable cantidad de corrector, el rimel y el delineador a Dulce. Decidí que a ella le iban los tonos oscuros así que ocupé sombras de tono marrón y naranja oscuro, y un labial rojo oscuro, tirando a marrón.

Las tres veíamos en el espejo algo que hace tiempo no veíamos, nuestros rostros con color y luz, y no rostros pálidos y sin vida, nos gustó aquello que sin saberlo extrañábamos, por lo que estuvimos decididas a seguir maquillándonos, tal vez todos los días. Así que estabamos un paso más cerca de la total recuperación.
Eso creí.

[Im]perfectas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora