Capítulo 15

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Trailer de la historia en multimedia.

Angelique se instaló normalmente en una habitación con niñas de su edad. Yo aún no lo aceptaba pero bien, asi es la vida, ¿no?

Era domingo y como todos los últimos domingos del mes, hubo un buffet en la clínica donde caa paciente elije lo que quiera comer. Yo estaba completamente tentada, no sé si por no haber tocado absolutamente nada de comida ayer y el desayuno de hoy o porque todo era tentador hasta para la anorexica más estricta.

Opté por lo peor que pude haber optado, una hamburguesa completa y una barra de chocolate.

Anahí me miró sorprendida y a la vez contenta porque lo estaba intentando.

Comí tan rápido como pude, rapidísimo, nunca había comido tantas calorías tan rapido en mi vida, lo prometo.

La culpa me consumía una vez acabado el atascon, ¿por qué comí eso?¿qué acabo de hacer?
Y como si aún tuviera 13, 14, 15 años, fui lo más discimuladamente posible hacia uno de los baños y lo más silenciosamente posible devolví el estómago por completo.

Cada bocado de chocolate, de pan, de carne, grasa, harina, azúcar, calorías, absolutamente todas esas atrocidades que mi estúpido y asqueroso cuerpo había consumido fueron echadas al retrete de las pesadillas, de mis pesadillas y de cualquier bulímica.
Una vez asegurada de que no quedaba rastro de comida en mi interior, me levanté del suelo, me lavé la cara, tiré la cadena y me retiré de aquel lugar donde "nada había pasado".

Oh, claro que sí pasó algo, una niña idiota que a pesar de tener 19 años aún no es consciente de la gravedad de sus actos, porque ahora tenía que decidir si le contaba a la psicóloga para poder avanzar en su tratamiento, pero obtener una sanción por parte de la clínica, u ocultar aquel hecho lamentable, no avanzar en el tratamiento y evitar la sanción.

Y en estos momentos sólo quiero desaparecer de la clínica, del país, del universo.

Le pedí a la cocinera que me preparara un té verde, quien con el mismo desgano que de costumbre desde que estoy aquí, accedió mientras yo llamaba a la única persona de mi confianza capaz de ayudarme a resolver este conflicto sin protestar por mi desicion.

Le conté a Anahí lo que había pasado y pude ver en su rostro decepción, ella de verdad quería y quiere que me recupere y esta "recaída" retrasa su sueño, sin embargo, lejos de reclamarme, me ayudó a aclarar mi duda.

-A veces cometemos errores, y está bien reconocerlo y aceptarlo, pero un error así debe ser corregido, explicale a la psicóloga lo que pasó, ella entenderá, en serio. -me dijo de la manera más dulce posible, esa manera tan característica de ella para comprarme. Claro que le haré caso.

Me dirigí nuevamente a la habitación y lloré, lloré mucho. No lo entiendo, ¿por qué todo tiene que irse al carajo cuando las cosas iban moderadamente mejor? Esto no es justo, realmente no lo es.

Angelique llega a mi habitación y seca mis lágrimas al verme así. No me pregunta por qué, jamás lo ha hecho, y amo eso de ella, jamás cuestiona las emociones de nadie, simplemente está ahí, para lo que sea, y realmente lo agradezco con toda el alma.

Esperé mi cita con la psicóloga mientras hablaba tranquilamente con Ange. Todavia me cuesta aceptar que mi primita esté aquí. Angelique es una niña rubia, ojos azules, tez blanca, cabello ligeramente ondulado, es divina, realmente lo es.

Llegó la hora, llegó la maldita hora de explicarle a la doctora que infringi las normas de la clínica. Aunque Anahí me dijo que ella entendería, yo la verdad no espero más que regaños y alguna sanción.

Maite, por Dios, deja de ser tan negativa.

Asi que sí, entré al ya bastante familiar consultorio de mi doctora personal y me senté en el que ya era mi sillón, y de pronto lo que creí fácil se volvió lejano a mis labios, me trabé, me asusté, realmente le temo a las consecuencias.

Sin embargo la vi ahí, con su aire maternal, sonriendo, esperando a que yo iniciara la conversación, esperandome.

-¿y bien? -preguntó al ver que yo ni me mutaba de los nervios. -¿qué tal te ha ido estos días?

Yo yema responder a su pregunta, pero lo hice con la verdad.

-hoy vomité.

La cara de la psicóloga cambió completamente. Se podía ver de aquí a Qatar el enojo y la decepción, le fallé, me fallé.

-Cariño, sabes que eso está prohibido e incluye una sanción por parte de la clínica, ¿no?
-Lo sé, pero no lo pude evitar, lo juro, tomé lo más calórico que encontré y lo devoré, realmente estoy tan arrepentida y asustada por la sanción que esto pueda implicar. -a estas alturas ya me estaba desesperando y casi sin aliento. Pero la doctora es comprensiva y me calmó, me ayudó a ya no temer.
-No sé a qué le temes tanto, las sanciones no son nada graves. De todos modos, de aquí no sale lo que me has dicho, te ayudare, tranquila.
-¿Las sanciones no implican sacarme de la clínica?
-Ay, Maite -ríe- claro que no, aquí estás para que te ayuden, y si sales, no te podrán ayudar. Pero, ¿eso te preocupa? Creí que odiabas el lugar.
-Lo que odio es que me digan que hacer, pero la verdad no quiero volver con mis padres y hermanos, sería volver al infierno de donde salí. Además,  no quiero separarme de Anahí, y ahora que Angelique está aquí quiero estar con ella, quiero ayudarla a que no termine como yo.
-¿Y cómo pretendes ayudarla si no te ayudas ni a ti misma?
-Ella vale mucho más que yo, ella merece salir adelante mucho más que yo.

Y sí, tal vez tengo muy poco amor propio, pero prefiero salvarla antes que intentar salvarme, porque soy un caso completamente perdido, porque soy un desastre. Debo amarme a mi misma, debo aprender a convivir con mi propia mente, lo sé.

[Im]perfectas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora