Capítulo 3

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Luego de aquellas alentadoras palabras de mi nueva ¿amiga? Tomé los cubiertos y comenzé por cortar el pollo, me concentré en él y corté lentamente trozos pequeños e introducí uno de ellos en mi boca. No era lo suficientemente grande para ser masticado asi que simplemente lo desintegré.

Levanté la vista, Anahí comía a un ritmo un poco mas rápido que el mío, pero la note en un ritmo menor a la gente normal (sin desordenes) y estaba igual de centrada en su plato que yo hace unos instantes.

Ya comprendo por qué aún esta aquí.

Volvi mi vista hacia mi plato y caí en cuenta de que faltaba aún más de la mitad. Tomé uno de esos ravioles, los cuales hace años no probaba, y lo corte a la mitad. Aún era demasiado grande. Partí nuevamente en dos una de las mitades y esa fue la porción que ingerí. Imité aquellos pasos unas cuantas veces hasta que comí poco menos de la mitad, estaba totalmente satisfecha, aunque con ganas de devolver cada bocado, me sentía un asco, una cerda.

Unos minutos después llegó la doctora Lennon y me dijo:
-Vaya Maite, has logrado bastante más que hoy a la mañana, pero sabes que tienes que terminarte el plato.
-Doctora es demasiado -dije angustiada, definitivamente no consumiré todas esas asquerosas calorías.
-Cariño, está bien, apenas empiezas. No te preocupes, poco a poco.
-Gracias -Respondí simplemente a su dulce tono de buena madre, la cual núnca tuve.

Literal, mi madre sólo se ha encargado de criticarme durante toda mi vida pero jamás se encargó de conocerme o estar conmigo. En fin, luego de la cena me levanté de la mesa y me dirigí a dormir.

Me encontraba en una especie de "terapia grupal", según Annie esto pasaba cada dos semanas, la doctora general de la clinica (Johanna Thompson) organizaba grupos de 10 personas más o menos para reflexionar acerca de la anorexia, y en algunos casos la bulimia. Lo mio no era bulimia, era anorexia purgativa, la diferencia esta en que en la bulimia comes mucho (atracones) y vomitas todo, en cambio en la anorexia purgativa vomitas cualquier cosa que comas.

Como sea, en este grupo estabamos 10 chicas (que ya nos habíamos presentado) contando nuestras historias, tal vez algunas más completas que otras pues nos vigilaba un guardia de seguridad y no nos atreviamos a hablar demasiado. Fue bastante agradable hablar con otras chicas sobre mis transtornos, y los de ellas claro, fue agradable conocer otras historias y saber que no estoy sola, por lo menos no aquí. Si al haberme resistido a venir me hubieran escuchado aún estaría inconsciente sobre mi enfermedad y completamente sola, creo que por primera vez han hecho algo que realmente es por mi bien, y no por el de ellos mismos, aunque (de cierta forma) lo hicieron para librarse de mi, ¿quién quiere a una enferma en su casa?

Al terminar la terapia me dirigí a mi cuarto, ¿adivinen quien, al rato, tocó mi puerta? Asi es, Anahí, la cual me tenía una pregunta que me hizo sonreír por dentro (y por fuera).

-¿Puedo pasar? -pregunto la rubia.
-¡Claro, pasa! ¿Qué se te ofrece niña? -le respondí amablemente.
-Oh, sólo pasaba a preguntarte si te sientes cómoda estando sola en la habitación, digo si quieres puedo pedir un cambio y quedarme contigo en lo que estés aquí.
-¿No te sientes cómoda con tus compañeras?
-La verdad no. No me caen bien y no tengo mucha comunicación con ellas.
-Me vendría bien la companía de alguien -Comenté- pide el cambio si quieres, estarémos mucho mejor juntas que separadas. Además puedes ayudarme a conocer la clínica.
-¡Genial! -exlamó ella- le pediré a Thompson que nos cambie lo antes posible.
-¿Y si aún no nos cambiaron puedes dormir aquí esta noche?
-Ya quisiera, sólo con un permiso especial podemos dormir en otras habitaciones y si pido el cambio no me darán el permiso. -Dijo Annie.
-Esta bien -Respondí -esperemos y ya, pero ve a pedirlo ahora.
-Otra cosa -siguió hablando -para pedir el cambio debes venir conmigo a la oficina de Thompson y firmar.
-De acuerdo, ¿vamos? -Anahí asintió y nos dirigimos a la oficina principal, donde se encontraba la doctora general para pedirle que Annie se mudara conmigo. La verdad su companía me vendría perfecta, así nos apoyamos mutuamente y también evito cometer locuras, como vomitar, cosa que hubiera querido hacer si no hubieramos ido directamente a terapia puesto que al salir ya había pasado más de una hora.

Llegamos a la oficina y Anahí golpeó la puerta tres veces hasta que Thompson atendió. Johanna era una mujer alta y regordeta, IMC 25 aproximadamente, si no se cuida lo suficiente tendrá problemas. Es morocha, siempre lleva el cabello recogido, usa lentes y es de tez blanca, no tiene arrugas, esta muy bien concervada y por lo que Annie me dijo casi núnca grita o se enoja.

Entramos a su oficina, era de paredes color crema, en ella colgaban todos sus títulos universitarios, definitivamente era una mujer exitosa y ahora creo tener un futuro aqui, si todos son tan profesionales como ella me podré recuperar.

-¿Qué buscan, chicas? -interrogó la doctora, interrumpiendo mis pensamientos. Anahí habló por ambas.
-Quisiera pedir un cambio a la habitación de Maite.
-¿Motivo? -Preguntó seria, mientras se sentaba en su sillón.
-No tengo mucha comunicación con mis compañeras y ella está sola, y pienso que yo podría aconcejarla o darle indicaciones de cómo manejan las cosas en la clínica. -Comentó Annie a la doctora.
-Esta bien -accedió Johanna a nuestra petición, sonreí por dentro. -lo voy a permitir porque sé que usted ya es consciente de sus enfermedades y puede ser de gran apoyo para Perroni. A partir de mañana dormirán en la misma habitación, por hoy, deberá quedarse en la suya porque aún hay que hacer el pase, esta noche las llamaré para firmar. -terminó de explicarnos.

Pude ver que el rostro de mi amiga se lleno de alegría, pienso que el estar conmigo la hace feliz, y su apoyo y su amistad me sirven de mucho en esta cárcel.

[Im]perfectas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora