Capitulo 10

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Había conocido lo que era el relajo, el griterío de los alumnos y las miles de miradas que se dirigían a mí en estos momentos. Sus labios habían tocado suavemente los míos y solamente me había dado un leve apretón de sus labios entre en uno de los míos.

Ni siquiera pude alejarme, sus brazos detenían los míos y me obligaban a permanecer ahí, además de que la poca fuerza que tenía había desaparecido y ayudaba a Rein a que me estuviera quieta y no le estropeara el show.

Solo cuando pude reaccionar, abrí los ojos. Primero un ojo y después otro, se había alejado y me miraba con vergüenza, su cuello estaba sonrojado, incluso parecía ver pequeñas manchas en este. Los demás gritaban aunque el pentagono permanencia en silencio observando a Rein, lo miraban con cautela y ya sabían quién era. Al menos esperaba que ellos no comenzaran la siguiente pelea.

—Eso no declara que sea tuya.

Deimon se había quedado delante de nosotros pero no me miraba a mi si no a Rein y este a él. En ambos se mostraba la intensidad del odio y como es que querían poder pelear, pero dudaba mucho que Rein quisiera hacerlo y sacar las enormes alas que tenia.

—¿No lo sabias? Hemos estado saliendo desde el inicio, que hayas llegado de repente no significa que este sea tu reinado

—¡Oh!— gritaron todos, Deimon sonrió. Lleve una mano al rostro, solo una para cubrirme los ojos y cuando escuche el gruñido de Deimon volví a ver.

Oh Rein, has provocado la guerra.

—Adivina quién duerme con ella.

Esta vez se quedaron callados y me miraron. Oh dios mío, tenía todos los ojos encima de mí, como si fuera la loca que se había dispuesto a tener dos chicos sexys como novios. Me sonroje y Chase lo vio, de repente se alzó y me abrazo.

—Ya chicos, Edythe no es novia de nadie, dejen de ser un par de mentirosos y dejen de avergonzarla.

Esperaba más de los chicos, de los populares o incluso de aquellos que solían mirarme mal, pero simplemente rieron y comenzaron a hablar entre ellos. Los chismes se correrían solo para los que no estuvieron, en serio quería irme de aquí.

—Deimon, no tienes que llamar tanto la atención— le regaño Jason.

Me miro y después a Jason, en serio quería salir, correr y taparme el rostro porque no quería que nadie me viera como yo sentía que me verían.

—Ven aquí— tomo mi mano Rein.

—La quiero en casa Rein, si no llega iré detrás de ti.— Amenazó Deimon. ¿En serio iba a dejarme?

—¡Vete a la mierda!

¿Por qué tenía que ser tan torpe? ¿Por qué no podía ser como las chicas de los libros que se enojaban y golpeaba a los chicos por verse superiores? ¿O como aquellas chicas que aparecían en la tele que preferían salir corriendo y encontrar a un buen amigo para contarle lo que pasaba? ¡Y Naneline! Me preguntara tantas cosas, se arriesgara a todo para saber qué es lo que sucede conmigo y Rein.

—Escucha Edythe, lo lamento mucho.

—¿Qué?— pregunte saliéndome de mis pensamientos.

Ni siquiera me había dado cuenta hacia donde caminábamos aunque rápido supe dónde. Nos encontrábamos en unas mesas alojadas de la cafetería, que se utilizaban cuando el sol aparecía y los chicos corrían a broncearse con lo que podían, pero era cierto que estos días el sol no había salido como los pocos ratos que solía salir, esta vez las nubes se veían en un seco gris y habían truenos que comenzaban a tronar, no tardaría en llover. Rein se detuvo, llevaba unas botas de color café y sus vaqueros, así como una camisa color vino que hacia resaltar su cabello.

DeimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora