Capitulo 7

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Capitulo 7

La cabeza me dolía y tenía una ligera alergia que estaba provocando una locura cada vez que estornudaba Golpee fuertemente la puerta para que me dejarán salir pero nadie me hacía caso. Escuchaba algunas risas de los chicos y de vez en cuando pasaban por mi cuarto moviendo la perilla fingiendo que me abrirían y cuando corría comenzaban a carcajear.

¡Malditos demonios!

Después de la locura que le había dado a Deimon me había tomado el brazo y cargándome como costal de papas me llevo hasta encerrarme en una habitación para nada limpia. Y gracias al polvo y la humedad empecé a estornudar y tener flujo nasal y los malditos no se habían atrevido abrirme y haciéndolo un poco asqueroso me quite la playera que llevaba bajo mi blusa y con ella me limpie.

¡Es que nunca iba abrirme!

Tenía hambre ni siquiera había comido por que el maldito loco de Deimon había incendiado el motel y me durmió para que llegáramos aquí.

Realmente no sabía qué demonios estaba pasando primero me secuestra y después enloquece, entonces junto con sus amigos ríen de mi, sé que soy solo humana eso lo tenía bastante claro.

El picaporte rodó y cuidadosamente Deimon entro. Sonrió cuando me vio en la ventana tratando de abrirla para adquirir un poco de aire limpio.

—Esperaba que fueras más tolerante y permanecieras tranquila— dijo. Cerró la puerta detrás de él y se recargo en ella con sus brazos cruzados.

Juro que iba a aventarle la camisa sucia en su rostro pero me contuve y sorbí de mi nariz. Molesta me levante y espere a que hablará, Deimon hizo una mueca.

—Vamos — dijo y se acercó a mí.

Tomo mi mano con fuerza y me arrastró hasta donde estaba la puerta. Había visto la casa y esta no era la misma. Había muebles completos, las paredes de color blanco sin moho, las cortinas ahora de color crema y todo olía a nuevo. Esta vez las escaleras no rechinaron y lucían brillosas. La madera no está con hongos todo huele bien, como a pino con lavanda.

Cuando llegamos al último escalón, mi mandíbula llego al suelo. Era todo hermoso con algunos muebles de cristal y sillones aterciopelados. El piano que había visto ahora estaba de un negro brillante todo era hermoso y se veía lujoso.

— ¿Dónde estamos? — pregunte. Deimon me sonrió.

—Es la misma casa solo que hacerla ver de esa manera da miedo y obviamente otras personas no se acercan.

—Un repelente—admití, Deimon asintió

Me condujo a otra habitación. Caminando por un largo pasillo había una puerta cuando Deimon la abrió, tres pares de ojos me miraron, me sonroje y juro que me hice chiquita en ese lugar.

—Bien ya que estaremos aquí unas semanas para que ustedes — Deimon hablo fuerte y decidido, señaló a los chicos que permanecían delante de una pantalla jugando vídeo juegos — sepan actuar como humanos, les presento a Edythe.

Se quedaron viéndome y Deimon con mi brazo me hizo adelante de él. Uno de los chicos, Chale era su nombre sonrió y se levantó con cuidado.

—Hola, mi nombre es Chase — Chase tenía el cabello de color marrón y piel clara como la cal. Vestía unos vaqueros negros y una camisa a cuadros, con mucho cuidado me tendió la mano y con mucha dificultad me acerque a él.

— No debes temer — sonrió — Yo soy el encargado de hacer la comida a estas idiotas, espero que te guste.

Sentía de alguna manera Chase era el más tranquilo y normal de ellos, me sonrió y me sonroje. Chase tenía una muy cautivadora y bonita sonrisa.

DeimonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora