Capítulo 14

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Sinceramente no entiendo cómo a veces el universo es tan generoso, tal vez la paciencia le ganó al deber en algún punto en específico... me fui de ahí completa, pero al llegar a casa no la sentí mía, yo sola, ella fingiendo la familia perfecta, sólo ¿porque?, por complacer a la hija, ¿tan bobas podemos ser a veces las mujeres y ceder en tanto por no destruirlo todo?, volvió el miedo a mi, ¡joder!, su marido la engañó, yo podría ofrecerle un amor puro, un amor que no falle, pero bueno, prefiere vivir a medias, esperándolo quizás, ya estoy en el juego, ya la siento de mi propiedad después de aquel beso y no se como aguantare el hecho de mirarla de mirarle los ojos y no derretirme en el intento. Mejor duermo mañana será otro día, mañana estaré mejor.

***

Hoy Tatiana no se había aparecido por el negocio y eso me preocupaba, necesitaba verla, saber que sentía después de aquel beso, porque la que dio el paso fue ella no yo, ella decidió besarme yo ni siquiera se lo pedí, como buena flojita no puse resistencia ante esos labios, y también la besé.

—Buenas tardes Soledad –dijo entrando al negocio como una bala —estaré en mi oficina por si necesitas algo.

—En realidad si... necesito hablar vos... ¿puede ser?.

—Cuando cerres el negocio quédate adentro y te espero en mi oficina, ¿te parece?.

—Me parece perfecto...

Se fue, está fría, me doy cuenta, ayer quería todo conmigo y su aire tan de grandeza hizo que lo comprenda todo. No me humillare, no está vez, he aguantado demasiado este juego.

—Permiso —dije tocando la puerta.

—¿Qué quieres hablar conmigo Soledad?.

—Sobre ayer, sobre nuestro beso...

—Ayer fue un día perfecto que jamás imaginé tener, pero no quiero lastimarte Sole, no se como afrontar todo esto...

—¿Cómo que no sabes?, ¿Cuántos años tenés?.

—No se trata de cuantos años tenga, se trata de no herir a nadie, como llego y le digo a mi hija ¿"me enamoré de mi empleada"?.

—¿Eso solo soy para vos?, ¿una simple empleada?.

—No me malinterpretes, claro que no, pero sos mujer y eso es nuevo para mi...

—Yo no te obligue a nada, vos solita me besaste.

—Lo sé y te pido perdón por eso, no quise que te confundas...

—Perfecto, lo entendí, ahora me doy cuenta que no sos lo perfecta que imaginaba...

—Discúlpame Sole no me digas eso.

—¿Qué queres que haga?, ¿Qué te aplauda?.

—No pretendo que me aplaudas sólo que entiendas el motivo por el cual no puedo con esto.

—¿Por qué soy mujer?, ¿por qué tenés hija?, ¿Por qué te avergonzas?, sos una reprimida.

—Basta Soledad, basta...

—No diré más Tatiana, espero que algún día te des cuenta de esto, yo no te obligue a nada, vos decidiste besarme.

No me gusta discutir, no me gusta exaltarme y quitarme o que me quiten estabilidad, pero ¡joder!, que tipa mas inmadura con tantos años, ayer era todo perfecto y ¿hoy viene con esto?. Me fui sin golpear la puerta, habría querido hacerlo, pero no lo merecía, no de esa manera, simplemente me fui sintiéndome miserable, sintiendo una bocanada de incertidumbre, me fui llorando, llorando con fuerza. Debía sacarlo todo, debía incluso sanarme por dentro para poder continuar el paso. ¡Joder Soledad! Haz bebido tragos más amargos, esto pasará, el dolor es eso, dolor al fin. Estarás bien, me decía la conciencia.

Siento rabia, impotencia, pero sabía que sucedería, no se puede luchar contra la corriente, suficiente, buscaré un trabajo y me iré, no precisó quedarme en un lugar donde me humillen de esta manera, juro que busco un trabajo y renunció en cuanto pueda, es más renunció, voy a volver y le voy a decir que renunció.
Eso hice ya iba a una cuadra del negocio y gire, volví al lugar, Tatiana seguía en su oficina, entre sin tocar y largue todo lo que necesitaba sacar, no quería lastimarla pero sabía que era lo mejor.

-quiero que sepas que agradezco que me hayas dado el trabajo, agradezco que hayas llegado a mi vida, pero no puedo permanecer en un lugar en el que lo único que anhelo a diario es que entres por esa maldita puerta y ver tu rostro, renunció.

—Pe...pero... Soledad... No lo hagas... No renuncies, te quiero a mi lado.

—¡Renunció! Y no quiero dinero, no quiero nada, se feliz Tatiana, o al menos inténtalo. Adiós. —Dije saliendo ahora más tranquila, fuerte, incluso con algo de paz, debía de hacer eso, debía renunciar, debía valorarme a mi misma, debía por todo el amor que sentía por esa mujer renunciar a mis sueños de una historia a su lado, no puede darme el 100% lo entiendo, ¿Qué me duele?, tengo el alma partida al medio, ¿Qué lo superare?, incluso con las alas rotas podría alzar vuelo.

Entre libros y sus ojosWhere stories live. Discover now