Capítulo 40

365 43 1
                                    

Nunca creí vivir, para ver con mi ojos lo que era la violencia y lo mala que podía ser la justicia en este país de mierda, pero la verdad es que esta es la realidad de muchas mujeres en todo el mundo. Estos tres días habían pasado demasiado lentos, días en los que me canse de llamar a Tatiana, pasar por la librería y verla cerrada, ir hasta su casa y no ver salir a nadie, no ver luces, ni nada, sentía que me estaba volviendo loca y que cada hora que pasaba era una hora más de agonía, sentía que poco a poco iba perdiendo las esperanzas y no hay nada peor que sentir una batalla perdida cuando tenés la mente llena de preguntas.

Aquella noche después de ir a la casa de Tatiana fuimos hasta la comisaría a intentar hablar con alguien, no podían darnos información, porque no éramos familiares, yo me volví un poco loca y les conté todo lo sucedido, pero nos dijeron que nos retiráramos del establecimiento, cuando nos estábamos yendo, rendidos, nos paró una oficial mujer, nos preguntó si le podíamos dar detalles y le contamos todo.

—Mirá, yo no debería decirte nada, pero lo voy a hacer y necesito que esto quede acá, porque puedo tener problemas.

—Sí obvio —le dije interrumpiéndola.

—Fuimos al domicilio, entramos a la casa, les comentamos que habíamos recibido una llamada de emergencia y necesitábamos saber lo sucedido, la mujer nos dijo que había sido todo una equivocación y que no había nada que denunciar porque ellos ya lo habían solucionado, a mi me pareció raro, le vi el golpe en la cara entonces le pregunte porque lo tenía, imaginaba la respuesta pero me dijo que se cayó.

—Pero, él le pega, la maltrata psicológicamente, yo lo vi ser violento con ella.

—Lamentablemente en estos casos no podemos hacer nada si no es la víctima quien pone la denuncia, quizás vos podes convencerla.

—No se si pueda verla.

—Yo te voy a dar mi teléfono y quiero que sepas que estoy con ustedes y si quieren denunciar me hablan directamente y las ayudó, ¿está bien?.

Ese día nos fuimos todos vencidos, no podíamos entender la reacción de Tatiana, pero no éramos nadie para juzgarla, hay que estar en sus zapatos, no debe ser fácil, ella debe tener mucho miedo, estoy segura que piensa en lo económico, pero fundamentalmente en su hija, igual es todo tan raro, tengo el numero de la oficial, lo único que necesito es poder hablar con Tatiana.

No pude comunicarme con ella, tenía la necesidad de decirle que pase lo que pase no estaría sola ni aunque lo sintiera, yo estaba con ella, pero en verdad siento que nuestro amor es tan grande que ella sabe que nunca la dejaría sola, el amor es así, a veces es mudo, no necesita decir nada, cuando dos personas sienten lo mismo las palabras sobran y el espacio físico no existe, no hay ni siquiera distancia ante dos almas que se aman. Me sacó de mis pensamientos el sonido de mi celular, era un mensaje por Facebook, que raro, ya nadie manda mensajes por Facebook.

—Hola Sole, ¿Cómo estas?, te escribo para decirte que todo va muy mal, no se nada de mi mamá, después de que se fueron de casa la otra noche ella y mi papá salieron, antes él hizo que arme una maleta, como a las dos horas volvió solo, esa misma noche hizo que armara otra maleta para mi y el armo la suya, nos vinimos a la casa de fin de semana que tenemos en la costa, no me deja salir, estoy incomunicada, apagó el modem, no tengo internet y me quito el celular, hoy logré que me diera la compu, estamos en un café, se fue al baño no se si te llegue este mensaje. No hagas nada, cuando pueda te vuelvo a escribir, por favor no respondas, voy a borrar el chat por si me espía.

¿Cómo hago para seguir después de esto?, debería ir a la policía y mostrar este mensaje, pero tengo miedo de que eso empeore las cosas.

—Amiga, me escribió Adri, no sabe nada de su mamá, estoy muy asustada.

—¿Pero qué te dijo?.

—Nada, ella y su papá se fueron a la costa y no sabe nada de su mamá, la noche que fuimos la hizo armar la maleta, salieron y ella no volvió.

—¿La habrá matado?.

—¡Samira por Dios!.

—Perdón pero es raro, me preocupa mucho, ¿Qué pensas hacer?.

—Esperar... esperar otro mensaje, no sé.

Entre libros y sus ojosWhere stories live. Discover now